miércoles, 22 de mayo de 2013
DOCUMENTO RECTOR
1:18 p.m.
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La genuina educación es una apuesta al porvenir, de allí que ha de
rebasar el pasado y todo aquello que en el presente atento contra la dignidad
de los pueblos. Es vital, por ello, hacerla coincidir con un nuevo sentido de
lo público y con las vivencias que dan expresión a la esperanza que moviliza la
creación de lo nuevo. Creación que, en la realidad venezolana y latinoamericana
plantea una responsabilidad compartida, fundamentalmente, por los educadores
llamados a descubrir y afrontar los problemas educacionales de nuestras
sociedades en nuestro tiempo, y a construir nuevas formas de educación
imbricadas en la tarea de forjar subjetividades democráticas.
La creación de la Universidad Bolivariana de Venezuela en la sesión del
Consejo Nacional de Universidades del 1 de julio de 2003, constituye una
significativa señal de los cambios que se inician en la educación superior
venezolana y de los cuales hemos de hacernos cargo como ciudadanos y ciudadanas
de esta patria, porque es en la educación donde se juega la posibilidad de que
cada generación encuentre su propio lugar en el mundo, abriendo espacios para
asumir responsabilidades impulsadas por la fuerza creadora.
En esta idea
de educación se inscriben las finalidades y prácticas educativas de la
Universidad Bolivariana de Venezuela como proyecto educativo y, a la vez,
social y político, desde el cual contravenir las pretensiones de
homogenización, de verdad absoluta, de completitud del conocimiento, de
eliminación de errores, de voluntad universal y omniabarcante, de exclusión y,
por consiguiente, desde el cual asumir las responsabilidades ante las cuales
nos coloca un tiempo caracterizado por dislocaciones sociales, culturales,
políticas, intelectuales y morales. La primera de estas responsabilidades es la
de hacernos la pregunta por el sentido y valor de nuestro pensamientos y
nuestras acciones, cuando nos situamos fuera de la moda neoliberal, cuando
reconocemos que la radicalidad de los cambios nacionales y mundiales no admiten
interpretaciones desde conceptos que creíamos incuestionables, cuando el
desdibujamiento de las reglas en común hace que el presente deje de ser diáfano
y el futuro se torne incierto, y, fundamentalmente, cuando decidimos hacernos
cargo de la creación de prácticas educativas anudadas a la construcción de una
nueva cultura política, bajo el entendido de que esta construcción es
indisociable de la pregunta por la injusticia que ha cruzado nuestra historia y
por lo que hemos heredado de ella.
De tal
responsabilidad forma parte el hecho de sustentar la creación de la Universidad
en los principios y derechos consagrados en la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela, así como en el reconocimiento de que la
democratización de la educación superior -el acceso a ella, la formación en
ella, su vida institucional y su gobernabilidad- constituye una de las
condiciones y expresiones fundamentales de la democracia cultural, social y
política. De dicha responsabilidad también forma parte asumir la Universidad
Bolivariana de Venezuela como un proyecto articulado a los cambios que vive la
sociedad venezolana y, en particular, con los requerimientos asociados a los
movimientos sociales, a las organizaciones populares y a los proyectos
colectivos que luchan por un país distinto.
En el
proyecto adquiere significación especial la revitalización del enfoque de
formación integral de profesionales con profundo sentido de país y al servicio
de los intereses nacionales y, por consiguiente, la preocupación por la
integración de la dimensión ético-política en la formación universitaria.
Preocupación que traduce, sobre todo, un cambio de perspectiva en relación con
lo que hoy significa lograr un buen nivel de formación universitaria, y con lo
que debería significar el compromiso con lo público de una universidad que
pretende formar no sólo buenos profesionales sino mejores ciudadanos y
ciudadanas.
De allí que
insistamos en un cambio de la cultura académica y que apelemos a otros
requerimientos que la Universidad debe atender en el cumplimiento de sus
finalidades como espacio de lo público, atendiendo a las demandas sociales y a
los retos presentes y futuros planteados por el entrecruzamiento de los
procesos de globalización, el impacto cultural de las nuevas tecnologías de la
información y la comunicación, y la convivencia de diferentes culturas que
necesita más que nunca de la dimensión ética del ejercicio ciudadano. En
efecto, en las sociedades en general y la sociedad venezolana en particular, se
trata de atender a la formación de profesionales capaces de construir de una
forma autónoma y estratégica sus conocimientos y de desempeñarse en su vida
profesional y social como ciudadanos que actúen de forma responsable, libre y
comprometida con la construcción de una sociedad más justa, libre y
democrática.
Por ello, el
proyecto pedagógico de la Universidad Bolivariana de Venezuela asume el
aprendizaje ético-político como dimensión vital de su función formativa y de su
responsabilidad pública. Responsabilidad de la cual también forman parte
fundamental: la ampliación de oportunidades educativas para dar respuesta a
todos los grupos sociales, en especial, a los históricamente excluidos de este
nivel educativo; la creación y socialización de nuevas formas de comprensión
del mundo y de nosotros mismos; la generación de conocimientos y de prácticas
pedagógicas que propicien una cultura académica de carácter inter y
transdisciplinario conectada con la comprensión de nuestra realidad y con los
objetivos sociales del desarrollo integral de la nación venezolana.
Finalmente,
deseo expresar mi más profundo agradecimiento a Magaldy Téllez y Marina Smeja,
a quienes debemos la realización de este Proyecto, así como a quienes han
aportado y seguirán aportando sus mejores empeños para que la Universidad
Bolivariana de Venezuela logre un lugar destacado entre las instituciones
universitarias de nuestro país y de nuestra América Latina.
María Egilda
Castellano de Sjöstrand
Rectora de
la Universidad Bolivariana de Venezuela
Presentación
La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela define al
Estado venezolano como democrático y social de derecho y de justicia, con la
consecuente responsabilidad de propugnar y velar por la preeminencia de los
derechos humanos y los principios de justicia, igualdad, libertad,
responsabilidad individual y social, solidaridad y pluralismo político. Un
Estado, por ende, que tiene entre sus fines esenciales, la defensa y el
desarrollo de la persona y el respeto a su dignidad, la profundización del
ejercicio democrático de la voluntad popular, la construcción de una sociedad
justa, solidaria y amante de la paz y la garantía del cumplimiento de los
principios, derechos y deberes consagrados constitucionalmente. Para el logro
de dichos fines se establece que la educación y el trabajo son los procesos fundamentales.
En el marco de los principios y derechos
consagrados en la Constitución, la democracia en la educación superior como una
de las expresiones y condiciones fundamentales de la democratización social, se
convierte en un asunto de interés del Estado venezolano, en el cual se inscribe
la creación de la Universidad Bolivariana de Venezuela como proyecto educativo
y social vinculado a las demandas del desarrollo integral de la Nación que
plantea entre sus condiciones fundamentales la elevación del nivel cultural y
educativo del pueblo venezolano, la creación permanente de una cultura
democrática y la formación integral de profesionales con profundo sentido de
país y al servicio de los intereses nacionales.
A comienzos
del siglo XXI, en una época de crisis y cambios constantes, la Universidad
Bolivariana de Venezuela asumirá la responsabilidad de participar en la
construcción de un país que tiene ante sí los retos de un desarrollo endógeno
con claro sentido de justicia social y de consolidación de la democracia
participativa como forma de vida política, así como el de insertarse en un
mundo globalizado con base en el principio de autodeterminación de las
naciones. Responsabilidad que implica, sobremanera, la puesta en juego de una
nueva idea de responsabilidad y de una nueva idea de universidad, cuando, como
es preciso reconocer, los fundamentos de la universidad que creíamos
incuestionables, se han visto socavados, cuando la lógica instrumental
instalada en nuestras universidades ha secuestrado sus sentidos éticos, y
cuando en ellas predominan el silencio intelectual y el orden escolar.
En
consonancia con lo anterior, este Documento Rector contiene el trazado del
proyecto educativo que vislumbramos para que la Universidad Bolivariana de
Venezuela asuma los retos que le son planteados, así como para que en su
organización académica y administrativa, ponga en juego su capacidad de hacerse
parte de, e incidir en, los procesos y prácticas de democratización inherentes
a la construcción del país y de la sociedad que queremos, un país sin
exclusiones, una sociedad democrática y solidaria, un país y una sociedad en
los que la vida de todos sea digna de ser vivida. Ello implica, entre otros
asuntos fundamentales, que la Universidad afrontará estos retos desde la perspectiva
que abren las siguientes cuestiones:
El desencantamiento / encantamiento de los profesionales
La UBV no
quiere formar profesionales desencantados, que no saben dónde podrán
desarrollar su carrera y que sufren la incertidumbre de no sentirse técnica ni
ética ni políticamente preparados para “insertarse” en la sociedad venezolana.
Y ello no sólo porque las áreas o carreras que ofrece son novedosas y cubrirán
las necesidades en campos también novedosas, sino porque la formación integral
del estudiante puede asegurar la comprensión, la capacidad crítica y la
actuación responsable de los profesionales salientes para con el resto de la
sociedad. Es decir, debe fomentar una visión más conectada con la sociedad,
menos preñada de intereses y deseos individualistas, los cuales se ven luego
fácilmente defraudados por una realidad mucho más convulsionada y menos
estática de la que se enseña en las universidades.
La UBV no
formará profesionales para exportar por la falta de oportunidades nacionales.
Serán profesionales preparados para satisfacer áreas sensibles de nuestro
desarrollo social y que serán concientes de ese reto y de sus dificultades.
Experticia y ciudadanía
Se trata,
entonces, del equilibrio y la reciprocidad entre la experticia y la ciudadanía,
entre lo privado y lo público. La UBV no concibe los saberes científicos,
humanísticos y tecnológicos separadamente o artificialmente reunidos. El saber
y la responsabilidad social que fomenta no serán lecciones de buenas maneras y
de etiqueta, sino parte integrante, justificativo y razón de ser de la
Universidad, sus programas y proyectos, y por eso también de la práctica
profesional de sus egresados. Se trata de otra política del conocimiento y, por
ello, del trabajo que desempeñen sus egresados, pues, la asunción de
compromisos profesionales es, al mismo tiempo, un compromiso ético y político
con la sociedad venezolana. El saber experto, la actuación profesional, son
vistas como parte de un hacer ciudadanía activa.
La UBV no
formará meros profesionales. Formará ciudadanos-que-trabajan-como-ciudadanos.
La universidad para la sociedad
UBV, que
nace con el reconocimiento objetivo de muchos de los problemas que afronta el
país, con conciencia de que su tratamiento/superación se condiciona en buena
medida a pensarlos de otro modo y a la formación de profesionales de nuevo
tipo, debe verse a sí misma en relación con la contingencia; entenderse como
una estructura siempre abierta, susceptible de ser transformada sobre todo en
las áreas de formación que ofrece. Estas áreas, por lo tanto, pueden ser
reformadas, transformadas, renombradas, eliminadas, sustituidas, entre otras,
pues planes de estudios y carreras no se justifican por la “autonomización” del
conocimiento, por su progreso independiente y por su requerimiento de nuevas
profesiones, múltiples disciplinas o por la demanda social de ciertas
profesiones afamadas. La UBV se hace cargo del progreso del saber científico,
humanístico y tecnológico y lo hace en relación con la detección de las
problemáticas y aspectos desasistidos, claves para el desarrollo sustentable de
Venezuela. Ello tiene como consecuencia, no la creación de un abanico
variopinto de disciplinas y carreras, sino una adecuación permanente de su
estructura y de sus ofertas académicas. La legitimación del conocimiento y la
enseñanza universitaria se debe y se busca explícitamente en la vinculación de
la UBV con la sociedad venezolana y en el diagnóstico de su realidad social,
económica, política y cultural.
La UBV no es
para la perpetuación de la UBV, es para el país.
La relación con el Estado venezolano
Muchas de
las definiciones o funciones principales de la UBV se relacionan con el Estado
venezolano por razones diversas: por un lado, nace ella misma como iniciativa
del Estado, es un factor importante de los planes de desarrollo nacional, y
ejemplifica cuál es el rol que asume el Estado en la sociedad bajo la actual
visión de sus conductores. Se convierte, entonces, en uno de los espacios
predilectos para el ejercicio profesional de los egresados de la UBV.
Por otro
lado, la UBV se debe al reconocimiento implícito o explícito de grandes
deficiencias, dificultades y obstáculos para la implementación de planes y
políticas estatales; y al reconocimiento, más central aún, de que los cambios
que requiere la sociedad venezolana no se consolidarán con una actuación simple
de instituciones y poderes estatales, sino que requiere de una formación
distinta y pertinente de los venezolanos. Por ello, el Estado, que es en sí uno
de los aspectos más problemáticos del desarrollo de las sociedades
latinoamericanas, se constituye como uno de los retos importantísimos de los
profesionales formados por la UBV; es decir, un espacio que con urgencia debe
ser sometido a una transformación eficiente y conciente del rol que juega en un
país como el nuestro. Así el Estado para la UBV es un lugar privilegiado para
el desarrollo profesional que por su propia naturaleza y por la misión de la
universidad, es también un espacio para la práctica transformadora que ella
auspicia. Por eso mismo el Estado puede ser una de las problemáticas de la
formación, del desarrollo de proyectos académicos y de las prácticas
profesionales de la UBV.
La UBV
contribuye a cambiar el Estado venezolano.
La cuestión de lo “comunitario”, lo micro y las experiencias
alternativas
Afrontando
las dificultades del cambio y, sobre todo, las de producir cambios tendentes a
la disminución de las desigualdades que suponen la transformación de aspectos
esenciales de nuestra vida social y política, es necesario reconocer la
importancia de lo comunitario, lo local y las micro experiencias como espacio
para ejercer las resistencias y para la construcción de experiencias sociales
más amplias.
En ese
sentido, la UBV encuentra un nicho insustituible de desarrollo académico,
social y profesional en lo local. Al mismo tiempo, sin embargo, debe reconocer
el espacio social más amplio en el que actúan los venezolanos en la medida que
el desarrollo de las sociedades moderno-industriales-capitalistas comienza un
recorrido que apunta al anonimato urbano, a la desintegración social, a
diversas formas de individualismo, entre otros problemas, a los que se suma el
desarrollo desigual y heterogéneo de América Latina (todo ello con
consecuencias políticas y educativas).
La UBV como
universidad y comunidad alternativas, debe moverse en el doble eje de
fortalecimiento de las experiencias alternativas construidas en espacios
sociales acotados y en la creación de lo alternativo, y la solidaridad social
al interior de instituciones y dinámicas sociales “molares”; es decir, la
conquista alternativa de espacios de sociabilidad sellados por la masificación,
el desarraigo, la modernización y lo instrumental. Para ello, la UBV puede
constituirse ella misma, tal como es propuesto, a través de la ligazón de
enseñanza, investigación e inserción social, en una experiencia comunitaria,
alternativa, etc. Lo comunitario, pues, no es un requisito previo para el
acceso sino forma ineludible de la vida universitaria, en el entendido que ello
forma parte de una relación responsable con la sociedad y con el Estado, y de
la constitución de sujetos críticos, social y políticamente activos.
La UBV: comunidad que crea comunidad
Junto a
estas cuestiones, cabe señalar que la Universidad Bolivariana de Venezuela responderá
a su responsabilidad social:
• Con planes
y programas de formación, creación y recreación de saberes e interacción
social, sustentados en nuevos enfoques y en opciones de valor asumidos no como
algo fijo y predeterminado que encajone sus prácticas, sino como
apuntalamientos de cómo puede constituirse a sí misma en el contexto complejo e
incierto en que se encuentra.
• Asumiendo
un nuevo sentido de propósito al reconocer los cambios radicales que desafían
continuamente nuestros patrones de comprensión, de conocimiento y de acción,
para contribuir a cambiar los modos de pensar y a aprender en y desde la
incertidumbre.
• Con alta
pertinencia social, es decir, vinculada con las necesidades de desarrollo
económico, social, cultural, político y educativo, que plantean tanto la
transición que vive Venezuela como las expectativas de la comunidad en general,
asociadas a la efectiva realización de los principios constitucionales de
justicia social, libertad, solidaridad y democracia participativa.
• Construyendo
una comunidad universitaria pluralista y participativa donde los sentidos de
compromiso con la institución y con el país sean fuerzas que muevan el trabajo
individual y colectivo de sus integrantes. Y, por ende, con una cultura
organizacional generadora de cultura democrática.
• Con
procesos, estructuras académicas y administrativas ágiles y eficientes en donde
prevalezca el trabajo en equipo y el mejoramiento continuo basado en la
evaluación permanente de tales procesos y estructuras.
• Liderando
proyectos de vinculación con las comunidades, con activa participación de éstas
en la definición y ejecución de los mismos.
• Adoptando
una cultura de planificación y evaluación institucional, y con metodologías
participativas de la comunidad universitaria que involucren la definición de
responsabilidades de sus integrantes.
•
Concibiéndose como parte de un sistema nacional de educación superior y, en
consecuencia, desarrollando articulaciones múltiples con las otras
instituciones de educación superior, asumiendo una vinculación estrecha con la
educación obligatoria y participando activamente en redes regionales,
nacionales e internacionales de formación, creación y circulación de
conocimientos.
La propuesta
que aquí se presenta es el resultado del análisis de los diferentes aspectos de
organización y gestión académica y administrativa, considerando los contextos
nacional e internacional de la educación superior, tanto como los enfoques más
avanzados en el campo. Su contenido se organiza de la siguiente manera:
En el primer
capítulo se exponen aspectos fundamentales del contexto internacional y
nacional, los cuales permiten establecer los retos fundamentales que tienen
ante sí las instituciones de educación superior y, particularmente, la
Universidad Bolivariana de Venezuela.
En el
segundo capítulo se presentan las bases conceptuales desde las cuales se
formula el Proyecto Educativo de la Universidad.
El tercer
capítulo contiene los elementos de direccionalidad estratégica: Misión y visión
de la Universidad, criterios de acción institucional y objetivos generales, en
los cuales se traza dicho proyecto.
En el cuarto
capítulo se establecen los aspectos referidos al ámbito de la función
académico-formativa de la Universidad: Enfoque educativo, Criterios
curriculares e Identidad del Egresado.
En el quinto
capítulo se presentan los programas y niveles de formación: Programa de
Iniciación Universitaria, Programas de Grado, lineamientos para los Programas
de Formación Avanzada y Programa de Educación para Todos.
El sexto capítulo
contiene aspectos fundamentales concernientes al ámbito de la investigación.
En el
séptimo capítulo se expone el Plan de Desarrollo Institucional considerando sus
ejes estratégicos, en cada uno de los cuales se incluyen sus propósitos, sus
políticas y sus objetivos.
Héctor
Navarro Díaz
Ministro de
Educación Superior
Capítulo 1 Aspectos del contexto mundial y nacional Algunas razones que justifican la creación de la Universidad Bolivariana
de Venezuela
Del contexto mundial
La
reorganización del mapa mundial implica una serie de transformaciones
económicas, políticas, científico-tecnológicas y culturales que afectan la vida
social en todos los puntos del planeta. Destacan en esa reorganización:
primero, los cambios radicales en el ámbito económico cruzado por la revolución
tecnocientífica, la internacionalización y concentración del capital
financiero, la globalización de la economía asociada a la reorganización de los
poderes económicos y políticos, una mayor interdependencia entre los países, y
un mundo más polarizado entre países ricos y países pobres; segundo, las
mutaciones en el ámbito de la geopolítica mundial, con la conformación de un
nuevo e incierto orden político internacional cruzado por nuevas estructuras de
poder y pretensiones neoimperialistas; tercero, las transformaciones en el
campo de las prácticas culturales que atañen a fenómenos como la creciente
escolaridad de la población en los niveles de la educación básica, el impacto
de la lógica cultural massmediática en los cambios de las costumbres, los
patrones de conducta y las formas de vida de los individuos y de los grupos
sociales, en la reorganización de los procesos y prácticas de construcción de
identidades culturales; cuarto, la construcción e imposición del proceso de
globalización como un ideal planetario con arraigo en los presupuestos del
neoliberalismo, los cuales apuntan a la naturalización de una sociedad
controlada por poderes abstractos y orientada por el pensamiento único para
explicar y controlar las prácticas económicas, políticas, culturales y
educativas de las sociedades; quinto, la complejidad creciente de las dinámicas
sociopolíticas, asociadas a fenómenos tales como el aumento de la pobreza
extrema en sociedades con profundas iniquidades sociales, el resurgimiento de
etnocentrismos, racismos y diversas formas de intolerancia que se constituyen
en terrenos propicios para graves conflictos y guerras en distintas puntos del
planeta; sexto, los reordenamientos de los escenarios políticos nacionales, con
la debilitación de las políticas sociales, el predominio del neoliberalismo, la
redefinición de los campos de intervención del Estado, aunque también con la
emergencia de formas de gobierno asociados a la construcción de una sociedad
más democrática y participativa, y por ende, a las luchas por la profundización
de la democracia sustentada en la justicia social, la libertad y el pluralismo;
y séptimo las evidencias de la destrucción del ambiente a escala planetaria
como consecuencia de modelos de crecimiento económico de carácter depredador
que ponen en cuestión la sostenibilidad de la vida a largo plazo y marcan la
necesidad de la emergencia de una nueva conciencia humana, que más allá de
localismos, asuma una nueva responsabilidad por el planeta como esfera de vida,
replanteando modelos de pensar y practicar el desarrollo.
Las
profundas transformaciones en todos los órdenes de la vida social y humana
constituyen, pues, el signo de nuestra época; transformaciones cuyos alcances y
consecuencias apenas comienzan a vislumbrase, aunque se producen en todos los
ámbitos y afectan los diversos planos de nuestra vida individual y colectiva.
Así, cuando se afirma que el mundo se halla en crisis, significa que se asiste
a transformaciones aceleradas y profundas respecto de las cuales se nos plantea
la necesidad de recrear las claves de interpretación para poder comprender las
tendencias y las paradojas implicadas en tales transformaciones y, desde luego,
para volver a situar en ellas el papel de la educación en general y de la
educación universitaria en particular.
Como
sabemos, uno de los fenómenos de mayor impacto es el de la globalización,
noción acuñada en las últimas décadas del siglo XX y cuyo uso se ha
extendido de forma acelerada, aunque su surgimiento, siguiendo en parte los
planeamientos de ADDA (1999), se sitúa un poco antes de finalizar la Segunda
Guerra Mundial (1939-1945), cuando las potencias vencedoras de occidente
-principalmente Estados Unidos e Inglaterra- se mostraron interesadas en crear
un nuevo orden económico internacional y convocaron la Conferencia de Bretton
Woods, realizada en junio de 1944. De allí nacen el Fondo Monetario
Internacional (FMI), con la función de regular y supervisar el sistema
monetario mundial, y el Banco Mundial (BM) al que se atribuye la tarea de
fomentar tanto la reconstrucción de las zonas devastadas por la guerra como el
desarrollo internacional. Más tarde, en 1945, se crea el Acuerdo General sobre
Aranceles y Comercio (GATT), con la finalidad de establecer reglas
internacionales que favorezcan las relaciones comerciales y las inversiones en
el mundo, y que desde 1995 se conforma como Organización Mundial del Comercio
(OMC). Surge y se consolida este entramado a escala mundial que logra el empuje
globalizador, sobre todo en el terreno comercial, de lo cual es una clara
expresión el hecho de que a partir de 1950 el comercio mundial creciera muy por
encima de la producción en el planeta.
Es a partir
de la década de los setenta del siglo XX, cuando el fenómeno de la globalización
comienza a centrarse en el sector financiero, especialmente favorecido desde la
década de los ochenta por el desarrollo y uso acelerados de las tecnologías de
la información y la comunicación como instrumentos para mover el dinero con
gran facilidad sin limitaciones de tiempo y espacio, en pro de ganancias
económicas inmediatas mediante la especulación. Prefiriendo esta vía
especulativa sobre la inversión productiva, los nuevos capitalistas no
contribuyen a la generación de riqueza social asociada a la inversión
productiva, la generación de empleos y la inversión de impuestos en políticas
de índole social. Es contundente la información que ofrecen Atienza y Gómez
(2000:9) acerca del movimiento de los mercados de divisas en abril de 1998, al
respecto señalan que dichos mercados movieron diariamente en el mundo 1.5
billones de dólares, lo que comparativamente significó cien veces más recursos
que los movilizados por el comercio mundial. A esa situación se asocian la
inestabilidad y las recurrentes crisis financieras que han afectado económica,
social y políticamente a los países pobres.
Vivimos una
época de creciente globalización con expresiones diversas y paradójicas, aunque
las predominantes formas responden a su configuración como un fenómeno de mercados,
asociado, por ende, al establecimiento de conveniencias económicas y
financieras de los grandes centros de poder económico en el planeta que imponen
una estandarización de patrones de producción y de gustos y deseos de los
potenciales consumidores. Estandarización que constituye una condición
imprescindible para la fabricación y penetración de los mercados, pero que a la
vez representa uno de los mayores peligros de la época, a saber, la
homogeneización de formas de pensar, decir y hacer, la estandarización de los
deseos y las aspiraciones, en las que se disuelven las singularidades de las
formas de vida individual y colectiva. Es preciso, pues, tener en cuenta que el
fenómeno de globalización al que asistimos no surge de un planteamiento de convivencia
solidaria entre países y pueblos del planeta sino de intereses hegemónicos en
lo económico y lo político, movilizados por el deseo de conquista de mercados y
de influencia en economías regionales y globales. En tal sentido, el fenómeno
de la globalización en su formato predominante comporta relaciones de dominio
más que comunidad de intereses, de ahí que el proceso de reorganización del
mundo por amplias regiones económicas, en el cual intervienen tanto los
intereses de los países como su desigual capacidad de negociación, involucre
indudables condiciones desfavorables y consecuencias negativas para los que
abren sus economías al mercado mundial sin recibir ningún tipo de compensación
asociada a su desarrollo económico y social endógeno. Se trata, por ello, de un
fenómeno que comporta efectos negativos asociados a su formato neoliberal, es
decir, a los intereses exclusivos del gran capital transnacional.
La
globalización es un proceso complejo y denso en el que intervienen múltiples
fuerzas y actores. Resulta entonces conveniente contravenir las
interpretaciones simplistas, tanto las que sostienen que la globalización
traerá el mayor bienestar y la mayor libertad que jamás haya conocido la
humanidad, como las que anuncian que su avance conlleva la extensión de todos
los males por el planeta. Lo cierto es que en el mundo actual, de lo que se
trata no es de decir si se forma parte de ella o no, sino de decidir de qué
manera formar parte ejerciendo el principio de autodeterminación de las
naciones, considerando los diversos desafíos y oportunidades que ella comporta.
Desde el
ángulo de los desafíos, el principal de ellos es el de incidir en el giro del
tipo de globalización que se ha impuesto como resultado de decisiones políticas
y no como mandato de orden divino o sobrenatural, pues a su lógica se anudan
los efectos de una creciente polarización entre países ricos y países pobres,
lógica que bloquea las posibilidades para que las oportunidades económicas
lleguen a cada pueblo del planeta. Nos referimos a la globalización centrada en
los aspectos financieros y en las corporaciones globales que buscan los
beneficios inmediatos de la especulación, sin incidencia en la inversión
productiva y en el bienestar social de quienes habitan los países pobres del
planeta. Asimismo, a la actividad comercial controlada por grandes empresas
transnacionales que generan, como lo muestran diversos análisis, más de las dos
terceras partes del comercio mundial desarrollado entre las zonas más ricas del
mundo: Estados Unidos, Canadá, la Unión Europea y el Sureste Asiático. Hecho
éste que ha ido acompañado con los montos designados por los países más ricos
para la protección de sus mercados y la subvención de su producción agrícola,
lo que implica una evidente limitación a la comercialización de productos
agrícolas de los países pobres y a sus posibilidades de mejorar sus condiciones
económicas y sociales, y, en consecuencia, la creciente marginación económica
de las regiones más pobres.
Por otra
parte, las condiciones desiguales en las que viene operando la globalización
afectan a los flujos migratorios de millones de personas en busca de mejores
oportunidades, pues se refuerzan crecientemente diversas modalidades para
cerrar las fronteras, mientras éstas se vuelven inexistentes para el movimiento
irrestricto de capitales en cualquier lugar del planeta.
Situaciones
como las reseñadas se asocian a la impronta financiera, especulativa y
marginadora del tipo de globalización que ha prevalecido, no sin consecuencias
sobre la legitimidad de la democracia como sistema político. Expresión de ello
es que los ciudadanos de los países que han sufrido los embates de esta
globalización constatan que sus gobiernos han sido y son incapaces de enfrentar
los efectos de las crisis financieras provocadas por el movimiento irrestricto
de capitales especulativos y la imposición del modelo neoliberal de la
economía, que el poder se ha concentrado en los mercados financieros globales
sin posibilidades de control democrático mientras se debilitan los espacios nacionales
y locales donde habitan los ciudadanos de a pie. De lo cual se desprende que
los ciudadanos no se sienten representados por gobiernos que han abandonado su
tarea de controlar las fuerzas globales y que la legitimidad de la democracia
se ve erosionada.
El giro que
debe imprimirse a los procesos de globalización para enfrentar dicha impronta
se relaciona con las oportunidades que han brindado otras expresiones del
fenómeno de la globalización. Por ejemplo, la posibilidad de tener una
percepción de los problemas que ponen en peligro al planeta entero, tales como
las formas de exclusión y de violencia, la pobreza, la lógica ecodepredadora
del modelo de desarrollo económico asociado al capital transnacional, el
narcotráfico, el aumento en los gastos militares, las invasiones de la gran
potencia estadounidense para apropiarse de riquezas petroleras de otras
naciones, entre otros. Percepción que ha generado formas de resistencia
ejercidas por millones de ciudadanos del mundo entero.
Las
oportunidades como los peligros también se construyen, y aquéllas,
precisamente, cuando se reconocen los peligros asociados al hecho de que no
todos los pueblos del mundo ni los hombres y mujeres que lo habitan se hallan
en igualdad de condiciones para enfrentar los efectos de una globalización sin
regulaciones democráticas. Luce, en tal sentido, impostergable la puesta en
marcha de este tipo de regulaciones tanto en el nivel internacional, como en el
plano nacional. En el primero, mediante la reorganización de las instancias
internacionales, de cara a la participación en igualdad de condiciones de todas
las naciones y, por ende, al ejercicio de una democracia global que promueva,
valore y considere la participación de las organizaciones civiles cuya
trayectoria se asocia al trazado de vías alternativas a la recorrida por la
globalización favorable a pocos y desfavorable a muchos. En el segundo,
mediante la asunción de responsabilidades individuales y colectivas en la
construcción simultánea de democracias locales y de esta democracia global,
pues ello depende en gran medida de nuestro ejercicio ciudadano para presionar
a los agentes políticos y empresariales a los efectos de contrarrestar los
efectos terribles de la globalización que conocemos. Se trata, en tal sentido,
de reencontrarnos en un espacio que conjugue lo local y lo global, como espacio
común de la política, donde la atención a la vez local y global de los asuntos
públicos se vuelve imprescindible para no quedarnos a la intemperie y solos,
bajo el acecho de la lógica de una globalización que, limitándose a conectar
entre sí a los países poderosos, fagocita a los países más débiles, provocando
así la mayor y más profunda exclusión de éstos.
Puede
decirse que la gama de oportunidades que abren otras formas de globalización
sin ataduras a dicha lógica, esto es, basada en las interdependencias y en la
cooperación con claras finalidades de reducción de la pobreza y de mejoramiento
de las condiciones de vida de las poblaciones, está asociada a la creación de
condiciones democráticas, especialmente si tenemos en cuenta que ya no se trata
de decidir si se forma parte de la globalización, sino de decidir de qué manera
formar parte ejerciendo el derecho a la participación bajo el principio de
autodeterminación de las naciones. Lo que, en el caso de países como el
nuestro, significa en lo fundamental: (i) generar políticas económicas
estratégicas internas e intentar influir en las externas, asumiendo el papel
irrenunciable de transformar economías consumidoras en economías productivas
con sustento social, cambiar el rol de consumidores de tecnologías por
generadores de tecnologías, incidir en la modificación de patrones de la
globalización de mercados y luchar contra la fagocitosis característica de las
corporaciones globales en su empeño por apropiase de los recursos naturales del
Tercer Mundo; (ii) participar en bloques políticos apegados el mencionado
principio, con clara visión política de proyecto de país para generar procesos
transformadores propios, capaces de impedir ser transformados desde fuera y que
nuestros destinos como naciones sean trazados por terceros; (iii) generar
procesos y prácticas de diferenciación cultural frente a la lógica y efectos
homogeneizadores de la globalización en las comunicaciones expresados en la formación
de opiniones, en el marketing de gustos, deseos y aspiraciones individuales y
colectivas, sin que ello comporte cerrarse a los nexos enriquecedores con otras
culturas.
Todo ello
supone la definición y puesta en escena de estrategias que adopten sentidos
sociales para la consolidación de verdaderas asociaciones caracterizadas por la
solidaridad y la cooperación, y propicien condiciones de mercado justo y
equitativo. Sólo así, podrá contravenirse el hecho de que grandes
trasnacionales, al amparo de la competitividad, prosigan su constitución en
imperios con enormes capacidades para imponer sus productos en los países
pobres y debilitar los estados ofreciendo hasta servicios como la salud y la
educación, que han sido hasta ahora de exclusiva responsabilidad estatal. A
tales efectos, como sabemos, con connivencia de agentes económicos y políticos,
se ha impuesto como algo natural la idea de privatizar los servicios públicos
para reducir el gasto público, idea y práctica que ha hecho entrar a los países
latinoamericanos en una especie de círculo vicioso, pues gran parte de los
ingresos por tales servicios vienen a parar a manos de los países dueños de las
tecnologías, mientras los países pobres quedan sujetos a la direccionalidad que
dan los grupos económicamente poderosos. La privatización de estos servicios,
sin embargo, contradice el reconocimiento de que la búsqueda de una inserción
más favorable de los países con escasos niveles de desarrollo en una economía
globalizada, tiene entre sus condiciones fundamentales la elevación de del
nivel cultural y educativo de todos los grupos sociales, lo que presupone un
gran esfuerzo conjunto de los actores sociales y estatales para la puesta en
marcha de políticas de formación de personas calificadas como partícipes
activos en el desarrollo integral de las naciones.
Otra
dimensión de gran incidencia en las formas de posicionamiento en los procesos
de globalización es el conocimiento en sus diversas expresiones. En efecto,
convertidas en generadoras de valor agregado de los bienes y servicios
producidos y en la variable fundamental de nuevas formas de organización
económica y social, la ciencia y la tecnología resultan indisociables de los
procesos de reordenamiento económico y de reactivación económica. Pero aquí
reencontramos el círculo vicioso, pues la revolución científica y tecnológica
se produce en contextos de alta polarización entre países ricos y pobres, en la
cual son aquéllos los que generan las tecnologías que éstos los que la
consumen.
Las
crecientes demandas de asociación entre conocimiento y reconversión productiva
plantean a los países pobres este desafío, pues la división actual del mundo en
países productores y consumidores de nuevas tecnologías tiende a perpetuar a
estos últimos en una posición económica subordinada en el contexto de las
economías globalizadas. De ahí que los logros progresivos de tal asociación
resulten decisivos para la consolidación no sólo de la gran industria sino
también de las medianas y pequeñas empresas, así como para el fomento y el
fortalecimiento de la economía social, más aún cuando la generación y
adaptación de tecnología y conocimiento apropiados para estos últimos sectores
es de por sí un reto de amplia dimensión y una apuesta ineludible, dada su
potencialidad para superar la concentración de las oportunidades y ventajas de
los intercambios mundializados en pocos grupos económicos, y para ampliar el
mercado de trabajo.
La inserción
sin subordinación de las economías de estos países en el contexto internacional
involucra la efectiva creación de condiciones que, junto al uso inteligente de
la tecnología importada, articulen la capacidad de desarrollar conocimientos
científicos e innovaciones tecnológicas como una de las condiciones
indispensables tanto para reducir la dependencia tecnológica como para
dinamizar y optimizar los procesos productivos en un doble movimiento:
generando nuevos espacios y formas productivas, y modificando los existentes.
En ambos casos se halla presente la necesidad de redefinir los vínculos entre
sector productivo, investigación tecnológica, y reorientaciones educativas,
pero también los relativos a la producción y transferencia de conocimientos
hacia el estudio y solución de problemas económicos y sociales. Esta vía
constituye uno de los ámbitos más importantes de asociaciones internacionales
que respondan a vínculos de cooperación mutua para el impulso del conocimiento
científico, tecnológico, social y humanístico, indispensable al desarrollo
integral de las sociedades, pues de ello dependerá el futuro de países y
pueblos hasta ahora sujetos a los patrones de una globalización económica
supeditada a intereses de grandes corporaciones transnacionales.
Finalmente,
cabe indicar que el panorama mundial al cual se enfrentan las sociedades es el
de profundos cambios, que plantean importantes desafíos a la educación en
general y a la educación superior en particular. No obstante, es preciso tener
presente que dichos cambios se producen en un contexto mundial en que se ha
agudizado aún más la disparidad, que ya era enorme, entre los países
industrialmente desarrollados, los países en desarrollo y en particular los
países menos adelantados en lo que respecta al acceso a la educación superior y
la investigación y los recursos de que disponen (UNESCO, 1998). Razón por
la cual el gran reto a escala planetaria es la disminución de la brecha
existente entre países ricos y países pobres. En una sociedad basada cada vez
más en el conocimiento ello implica que la educación superior y la
investigación forman hoy la parte fundamental del desarrollo cultural,
socioeconómico y ecológicamente sostenible de los individuos, las comunidades y
las naciones. Por consiguiente, y dado que tiene que hacer frente a imponentes
desafíos, la propia educación superior ha de emprender la transformación y la
renovación más radicales que jamás haya tenido por delante (Ibídem).
Del contexto nacional
Inmersa en
un escenario mundial que hace a las sociedades cada vez más complejas e
interdependientes, la sociedad venezolana vive a su vez un proceso de
transformaciones en todos los órdenes que puede ser caracterizado como
transición entre la pervivencia de viejos modelos de organización social y
política, y la emergencia de nuevos modos de construcción de una democracia
participativa y protagónica basada en la justicia social, como eje de la recomposición
de los campos económico, socio-político, cultural y educativo.
La
transición que vive el país se da en una trama que conjuga diversas formas de
crisis. Unas, como la crisis económica y social en la que se superponen
herencias de las décadas de los años ochenta y noventa, la incidencia negativa
de factores políticos nacionales e internacionales en la economía nacional, con
especial contundencia desde comienzos de 2001, y la magnitud de la crisis
económica mundial particularmente agravada a partir del derrumbe de la Torres
Gemelas en septiembre de 2001. Magnitud, que como sabemos, ha llevado a ciertos
organismos internacionales a plantear correcciones en las estrategias
económicas basadas en un excesivo optimismo en la regulación de los mercados
sin intervención de los estados nacionales, dado el crecimiento de la brecha
entre países ricos y países pobres, y la agudización en las sociedades de la
desigualdad social. Otras, como la crisis política pone en escena variadas
dimensiones y diversas expresiones, entre ellas: el debilitamiento de las
viejas lógicas de partidos políticos, la pérdida en la alternancia en el poder
de los dos grandes partidos que coparon la escena política a lo largo de las
últimas cuatro décadas del siglo XX, la emergencia de nuevos actores políticos
en el seno de la sociedad, la puesta en evidencia de la heredada precariedad en
instituciones político-estatales y de las tareas pendientes en la reforma
estatal, la emergencia de plurales formas de asociación y participación vinculadas
a la solución de problemas cotidianos de la gente, el tránsito de una situación
políticamente soporífera a una movilización de la que no han dejado de formar
parte peligrosas señales de violencia, la massmediatización de la
política y la politización de los massmedia, la aparición de los sectores
populares tradicionalmente excluidos en la arena política asociada a la
innegable re-construcción de su subjetividad político-democrática y de la
asunción de sus derechos político
Si
analizamos con cierto detenimiento nuestra particular situación como país, no
cabe duda que ella se caracteriza por un alto grado de complejidad, resultado
de los entrecruzamientos entre, por una parte, los contundentes efectos de la
globalización en cuanto fenómeno que involucra un conjunto diferenciado y sin
fronteras de flujos económicos, políticos, informativos, comunicacionales y
culturales, cuyos efectos remodelan internamente las sociedades
latinoamericanas y, por otra, los acontecimientos que dan expresión a un
momento histórico de crisis en el sentido de umbral entre la permanencia de lo
viejo que no acaba de perecer y lo que está naciendo.
Respecto de
la situación económica y social: es preciso destacar que la crisis confrontada
en la actualidad posee como trasfondo dos décadas de recesión económica con sus
inevitables efectos en el deterioro de las condiciones de vida, asociado al
repliegue de las tendencias a la ampliación del acceso al mundo laboral y a la
expansión de oportunidades para el acceso a los diversos niveles de la
educación. Ciertamente, a inicios de la década de los años ochenta cuando el
modelo de crecimiento económico asociado al de la renta petrolera dio claras
señales de su agotamiento, comenzó la implantación de las llamadas medidas
de ajuste estructural para reorientar la economía nacional de cara a su
inserción en las economías globalizadas, desde la óptica de la apertura a la
inversión no productiva extranjera y a las exportaciones concentradas en un
pequeño grupo de empresas, sin efectos de retorno hacia el desarrollo endógeno.
Se trataba de aplicar sin limitaciones las recetas económicas neoliberales y
los consiguientes costos sociales, cuya herencia seguimos padeciendo. Entre
ellos:
(i) El
desmantelamiento de las políticas sociales del Estado, y sus efectos en el
aumento de la desigualdad de la distribución de la riqueza, el crecimiento de
la pobreza, el creciente empobrecimiento de los sectores medios, el deterioro
de servicios como la salud y la educación públicas y la acentuación de las
desigualdades sociales y de las diversas formas de exclusión social.
(ii) El
debilitamiento de los actores económicos ligados a la pequeña y mediana
industria y el creciente aumento en las tasas de desempleo y de empleo
informal. Para 1999, la distribución de la población en edad laboral se
estimaba así: el 30% tiene empleo, el 54% se sitúa en el sector informal y el
16% desempleada. (PROCOMPETENCIA: 1999: 31).
(iii) La
erosión de las formas de cohesión social y la pérdida creciente de credibilidad
social ante las formas tradicionales de hacer política.
De la enorme
deuda social generada en las citadas décadas, da cuenta, en parte, el informe
sobre la situación de la infancia en Venezuela, presentado en la reunión de
Ginebra por la delegación de organizaciones no gubernamentales, en junio de
1999, ante el Comité de los Derechos de los Niños de la ONU, se registra parte
del panorama socio-económico del país para ese momento, mediante cifras como
éstas: descenso del 37% en el gasto social entre 1987 y 1994; disminución del 43%
de gasto en salud entre 1980 y 1994; disminución del gasto real por habitante
de 4.435 bolívares, en 1983, a 2.827 en 1995; incremento de hogares en
situación de pobreza total del 46% en 1988 a 76% en 1994; según datos del
Ministerio de la Familia, para 1997 en la población menor de 12 años el 47,3%
se encontraba en situación de pobreza y 21,9%, de pobreza extrema; en 1997 se
registraron 18 mil niños, niñas y adolescentes que trabajaban en las calles; en
1988 el incremento de nacimientos ocurridos en madres menores de 12 años fue de
33%; para 1997 existían 407 mil niños y niñas indocumentados. Y, a propósito de
la situación educativa, el mismo informe registra en cifras: la disminución del
gasto en educación básica y media, que pasó de 25% en 1980 a 20% en 1992; la
atención a sólo 33% de la población en edad preescolar en centros oficiales y
privados; entre 1986 y 1996, un promedio anual de 320.000 niños y niñas quedó
fuera del sistema educativo; 55,6% de la población indígena comprendida entre 5
y 24 años está al margen del sistema escolar.
En el caso
de la educación superior, como observan González, Smeja y Téllez (2002:18) no
cabe duda acerca de la iniquidad social que caracteriza a este nivel de la
educación venezolana, en el cual se traducen las profundas desigualdades
sociales expresadas en el sistema educativo y, particularmente, las que imperan
en el acceso y desempeño de los estudiantes. Al respecto, los mencionados
autores hacen referencia al estudio de Fuenmayor y Vidal (2000), sobre el
comportamiento del ingreso estudiantil en las universidades nacionales en 1984
y 1998, cuyos resultados muestran que: a) el número de aspirantes a entrar
en las universidades creció en un 55% (de 87.343 a 135.764), mientras las
plazas crecieron solamente un 30% (de 54.166 a 70.348); b) en 1984, cuando por
OPSU-CNU a través de la Prueba de Aptitud Académica, se escogía el 75% de los
aspirantes seleccionados, no existían las iniquidades descritas anteriormente;
c) los procesos de admisión internos de facultades y escuelas universitarias
favorecen en su selección a los bachilleres que provienen de colegios privados
y pertenecen a «clases socio-económicamente privilegiadas.
Es
pertinente recordar que nuestra sociedad se ha constituido históricamente como
una sociedad profundamente polarizada por la opulencia de pocos y la miseria de
muchos, caracterizada, en consecuencia, por la pobreza y la exclusión social.
De ahí el sentido del viraje que imprime el proyecto de una nueva sociedad sin
exclusiones contenido en la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela y que plantea la reconstrucción del país como tarea de todos los
sectores, estatales y sociales. Tarea que en el campo económico comporta la
asunción del desarrollo económico endógeno como generación de riqueza social
traducida en la disminución de la brecha de las desigualdades sociales y de la
iniquidad de oportunidades tanto para el acceso de los venezolanos al mercado
laboral como a bienes materiales y culturales. Y, en tal sentido, la
revitalización del papel del Estado como parte fundamental de las condiciones
que requiere dicho desarrollo, entre las cuales también cuentan la elevación
del nivel y calidad del aparato productivo nacional y la inversión sostenida en
ciencia, tecnología y educación.
Se trata de
condiciones que hoy cobran mayor importancia para el logro de una inserción
favorable de nuestra economía en el contexto de las economías globalizadas, en
cuanto inserción con claros sentidos sociales. O, para decirlo de otra manera,
para revertir las tendencias desintegradoras en el nivel nacional
(desarticulación Estado-sociedad, erosión de los lazos sociales, debilitamiento
de los actores económicos no insertos en las exigencias de los mercados
globalizados, entre otras), tanto como las tendencias integradoras
circunscritas a la gran empresa y a pocos sectores sociales en los que se
concentra el acceso a bienes materiales y culturales, y al tipo de conocimiento
que hoy demanda el acceso al sector productivo altamente tecnologizado. Porque
revertir tales tendencias de cara al desarrollo económico y social endógeno,
significa reducir la enorme brecha entre los pocos beneficiados con la
inserción en la economía globalizada y los muchos excluidos de tales
beneficios, generando riqueza con sustento social y efectos positivos hacia la
sociedad nacional.
Como
sabemos, la generación de esta riqueza no depende de la inserción per se en los
mercados globalizados, aunque tampoco se produce sin participar en ellos. La
puesta en marcha de condiciones como las indicadas permitirá que dicha
generación se haga indisociable de estrategias para enfrentar la pobreza y las
modalidades de exclusión económica y social, que apunten a la creación de
condiciones y oportunidades de acceso de los diversos sectores sociales al
ejercicio de sus derechos económicos, sociales, culturales y educativos. Se
trata, entonces, de vincular desarrollo económico y lucha por la justicia
social, mediante estrategias que permitan crear y consolidar una economía
social y participativa., para enfrentar la exclusión económica y social
heredada como efecto de un modelo económico cuya puesta en marcha afectó a
enormes contingentes de venezolanos.
Por esto,
merece atención especial el giro que representa la propuesta sobre el nuevo
modelo de desarrollo de la sociedad venezolana, contenido en las Líneas
generales del Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social de la Nación,
2001-2007, la cual traduce el mandato constitucional de conducir al país
hacia la maximización del bienestar colectivo, que se exprese en la ampliación
de la democracia, mayor seguridad social, crecientes fuentes de trabajo, alto
valor agregado nacional, mejor nivel de vida para la población y mayor
soberanía del país (Ministerio de Planificación y Desarrollo: 2001: 13).
Diseñada con visón de largo plazo, desde una concepción que destaca el
equilibrio de fuerzas y factores que intervienen en la multidimensionalidad del
desarrollo nacional (Ibídem: 14), y en consonancia con la disposición
constitucional sobre el fomento y protección de la economía social, dicha
propuesta, define lo concerniente a las dimensiones económica y social del
desarrollo nacional en términos de equilibrios económicos y sociales que
contemplan, respectivamente: …el quehacer productivo diversificado y sustentable
[que] por su eficacia y eficiencia, será capaz de garantizar la generalización
de los beneficios económicos como fórmula de equidad en el acceso al bienestar
de toda la población y …la exigencia histórica de balancear
adecuadamente el interés individual y el interés social, especialmente la
exclusión y marginalización de los más débiles y procurar un mejor vínculo
racional y justo en la distribución social de la riqueza y el ingreso nacional
generado, de tal forma que el modelo será incluyente en la atención de las
necesidades de la población (Ibídem: 15).
En tal
sentido, el equilibrio económico apunta a la creación y consolidación de un
modelo productivo capaz de generar un crecimiento autosustentable, promover la
diversificación productiva y lograr la competitividad internacional en un
contexto de estabilidad macroeconómica, lo cual facilitará una profunda y
diversa inserción en el comercio internacional globalizado (Ibídem: 16). Y
el equilibrio social se dirige a alcanzar y profundizar el desarrollo
humano, mediante la ampliación de opciones de las personas, el ofrecimiento de
mayores y mejores oportunidades efectivas de educación, salud, empleo, de
ingresos, de organización social y de seguridad ciudadana (Ibídem: 18).
Es indudable
que ambos equilibrios se relacionan entre sí y que sus logros implican, por una
parte, el fortalecimiento del Estado en su rol de conductor de políticas de
estabilización económica, de generación de mayor riqueza nacional y su justa
distribución, de reorientaciones productivas asociadas al desarrollo de áreas
estratégicas de producción de tecnologías para reducir la dependencia
tecnológica y optimizar los procesos productivos, de generación de campos
laborales diversificados, entre otros aspectos. Y, por otra, los aportes imprescindibles
de las instituciones de educación superior, desde sus obligadas funciones de
creación de conocimientos científicos y tecnológicos, de formación de
profesionales altamente calificados y de inserción social con especial atención
a la elevación del nivel cultural y educativo de diversos grupos de la
población socialmente desfavorecida, para abrirles oportunidades de acceso al
campo laboral, a bienes materiales y culturales, tanto como herramientas que
les permitan potenciar los procesos y prácticas de organización y autogestión
social orientadas al mejoramiento de sus condiciones de vida.
En la
actualidad, Venezuela adelanta una serie de estrategias para reactivar el
aparato productivo nacional y generar mayor bienestar en la población
venezolana. Entre estas estrategias resaltan la reactivación y reconversión del
parque industrial del país, además de distintas iniciativas para el incentivo
del sector agropecuario de la nación, en función de consolidar la soberanía
alimentaria consagrada en la Constitución. La estrategia de reactivación busca
dinamizar el aparato industrial con nuevos proyectos que mejoren la actividad
en el sector y adaptar la industria nacional a las exigencias de la competencia
en una economía cada vez más global, conjuntamente con el apoyo en materia
técnica y crediticia a pequeños y medianos productores. Enmarcada en el Plan
Nacional de Desarrollo Económico y Social, esta estrategia se sustenta en un
modelo endógeno de desarrollo, generando soluciones para afrontar la coyuntura
y el despegue del desarrollo integral pleno a largo plazo, con justo y
equitativo bienestar social, contando con la activa participación de las
comunidades.
Así mismo,
las políticas en materia comercial están dirigidas al fortalecimiento del
intercambio recíproco y, simultáneamente, a una integración más profunda con
otros países latinoamericanos. Lo cual pone en evidencia que la adopción del
modelo endógeno de desarrollo venezolano no supone cerrarse al resto del mundo,
ni quebrantar los compromisos adquiridos en convenios comerciales
internacionales.
En lo
concerniente a la situación política: es evidente que en el curso de,
aproximadamente, una década hemos asistido a la explosión de un conjunto de
acontecimientos que expresan cambios radicales del mapa político venezolano y,
como tal, el agotamiento de un modelo político alineado en torno a intereses
político-partidistas que se turnaron en el poder mediante el régimen
eleccionario y sustentado en la fusión gobierno-partidos, en las
desarticulaciones entre las esferas de lo económico, lo político y lo social y
en las debilidades de una institucionalidad política capaz de responder a las
expectativas de democratización social y política. En la dinámica propia de
tales cambios han podido apreciarse claras conductas democráticas de amplios
sectores populares que condensan no sólo la expresión de rechazo a la
corrupción y al clientelismo político-partidista sino el arraigo de una clara
vocación democrática, puesta de manifiesto en el acontecimiento político del 13
de abril de 2002, con la restitución del hilo constitucional, luego del golpe
de Estado del 11 de abril. Conductas contrastantes con las de grupos y actores
tanto económicos como políticos que ven afectados sus intereses particulares y
que se resisten a perder los privilegios de los que han gozado por décadas de
alianzas hechas a espaldas de los enormes problemas económicos y sociales del
país.
Particularmente,
desde mediados de 2001 se asiste a una polarización política que, con razón, no
pocos han calificado como extrema y alarmante, pues ha puesto en escena señales
de violencia política sin que ello signifique que ésta se haya instaurado como
constitutiva de conflicto político. Pero, como sostiene López Maya (2002:3).
En el
escenario de fondo de esta polarización alarmante, se encuentran 20 años de
recesión económica, empobrecimiento social, aumento de la desigualdad en la
distribución de la riqueza, resentimiento de clase, una élite política
fracasada que se niega a verse privada de sus privilegios y grupos económicos
nacionales e internacionales que buscan oportunidades doradas en un país que es
una de las naciones petroleras más importantes del mundo. Pero lo que ha
actuado agravando todos estos factores ha sido el vacío de mediaciones y
representación políticas entre sociedad y Estado, producto del colapso del
bipartidismo venezolano que se produjo en la década del 90. Ello ha propiciado
la emergencia de un conjunto de actores que buscan llenarlo y que
desafortunadamente, los más fuertes de éstos carecen de formación, conciencia y
experiencia política para hacerlo responsablemente colocando a la sociedad al
borde de un abismo.
Tal
polarización, como se ha puesto de manifiesto, ha alcanzado la vida cotidiana
en la cual se han conjugado niveles de intolerancia política y claras
expresiones de estigmatización social, cultural y racial que han definido los
comportamientos de determinados sectores de las clases medias hacia los
sectores y organizaciones populares que han hecho suyos los principios constitucionales
y han venido ejerciendo el derecho a la participación en la vida política.
Estos hechos permiten sostener que junto a la agudización de la injusta
distribución de la riqueza nacional, los cuarenta años de democracia formal no
construyeron la Nación como un espacio de reconocimiento del cual todos
formamos parte como ciudadanos, es decir, como sujetos de derechos sino, por el
contrario, actitudes y prácticas de exclusión social, cultural y racial,
ocultas bajo el discurso tranquilizante de la supuesta igualdad pero
funcionando bajo la mirada indiferente de la clase política y de los sectores
socialmente más favorecidos.
Tomar
conciencia de los peligrosos efectos de tales hechos, y actuar en consecuencia,
es una responsabilidad de los diversos sectores y actores democráticos,
independientemente de sus posiciones políticas, tanto como de la trama de
instituciones estatales y no estatales. Pues, inscritos en un período de agudas
tensiones, duras confrontaciones y puntos de ruptura de la vida en común, ellos
nos dicen que este período sólo puede encontrar su legítima superación en el
diálogo y la salida democrática, entendida ésta en la perspectiva de creación
de un amplio campo de fuerzas sociales para frenar el avance de la
fragmentación social en nuestra nación, mediante el desarrollo de procesos que
regulen positivamente las articulaciones entre democracia y conflictos
sociales. Porque lo que tenemos planteado no es el tránsito de un régimen
dictatorial a un gobierno democrático, sino la concreción de un modelo de
sociedad sustentado en la institucionalización de procesos democráticos que
profundicen y consoliden los principios de justicia e igualdad social, y pongan
en práctica la idea de democracia como un espacio abierto y plural, en el que
los conflictos que le se son constitutivos puedan procesarse sin recurrir a la
fuerza de cualquier modalidad totalitaria. Esta idea junto a las aspiraciones
de bienestar común, la visión de la dignidad de la existencia individual y
colectiva como experiencia de la democracia en cuanto forma de vida política,
están reclamando otros sentidos del país, del mundo y de nuestras relaciones en
ellos.
En efecto,
construir un nuevo modelo de democracia que haga efectivos los principios,
derechos y deberes consagrados en nuestra Constitución requiere de cambios
efectivos en los sentidos de las relaciones sociales, en las prácticas y
discursos de los actores sociales y políticos, en la vida de las instituciones
y, sobre todo, en el tejido institucional del Estado donde, en cualquier
sociedad, se condensan las relaciones de poder. Se trata, con ello, de vincular
la acción política -estatal y no estatal- con los objetivos estratégicos de un
proceso de transformación de fondo de las lógicas instaladas dentro y fuera del
Estado, pues como se reconoce en el documento oficial Líneas generales del Plan
Nacional de Desarrollo Económico y Social de la Nación 2001-2007, …las
resistencias potenciales al cambio están a lo interno de la Administración
Pública, en su aparato burocrático, en los grupos partidistas, burocráticos,
tecnocráticos, que verán modificar la estructura de poder de la cual son
beneficiarios, y en los sectores de la sociedad que, dentro de una estructura
clientelar, eran beneficiarios de las prebendas que le otorgaba el régimen
(MPD: 2001: 20).
Teniendo
presentes los preceptos constitucionales, el nuevo modelo de desarrollo
nacional contempla como dimensión fundamental el equilibrio político que
contempla la solución pacífica y civilizada de los conflictos de intereses
centrada en el respeto al derecho de los ciudadanos, frente a una gestión
pública que deberá ser la expresión del consenso como base de la legitimidad
del Estado, así como la participación corresponsable y democrática de
todos los sectores, en todos los ámbitos y en cada momento del porvenir
(Ibídem: 15-16). En tal sentido, se enfatiza la puesta en práctica del
principio de participación ciudadana, que no sólo amplía el ejercicio de la
democracia, sino que es un requerimiento funcional que garantiza una mayor
gobernabilidad a un Estado que cada día debe dar respuesta a una realidad
compleja, con un alto grado de diversidad (Ibidem: 19), pues la
participación ciudadana deviene en un mayor y mejor control de la sociedad
sobre los asuntos que le conciernen directamente, permitiendo al estado la
puesta en funcionamiento de mecanismos de ajuste de sus políticas en beneficio
de todos. En correspondencia con esto se establecen como objetivos
fundamentales del equilibrio político: consolidar la estabilidad social, desarrollar
el nuevo marco jurídico institucional y contribuir al establecimiento de la
democracia participativa y protagónica, para lo cual es necesario desarrollar
la capacidad estratégica de regulación y gestión del Estado, una gestión
pública que actúe en base a resultados y no de procedimientos, una alta
capacidad de negociación y concertación del Ejecutivo, fortalecer el Estado de
derecho, una organización administrativa ágil y transparente, garantizar la
participación ciudadana, construir el Estado Federal Descentralizado y
establecer sistemas de rendición de cuentas (Ibídem: 20).
Tratándose
de objetivos políticos nacionales es evidente que sus logros involucran cambios
profundos tanto en las lógicas y comportamientos institucionales, como
esfuerzos dirigidos a fomentar nuevas instituciones públicas, nuevas formas de
asociación y el fortalecimiento de una nueva cultura política proclive a la
solución democrática de los conflictos. Ello implica, entre otras cuestiones
fundamentales lo siguiente:
• Llevar a
cabo una auténtica transformación del Estado como Estado democrático y social
de Derechos y de Justicia, de cara al fortalecimiento de una institucionalidad
político-democrática capaz de garantizar el ejercicio de los derechos y deberes
consagrados constitucionalmente, y de responder mediante una gestión eficaz y
transparente a las demandas sociales. Lo que exige quebrar las lógicas
burocráticas y clientelares que allí persisten.
•
Desarrollar, con visión estratégica, un conjunto de políticas sociales sostenibles,
para enfrentar la pobreza, la violencia social y la exclusión, atendiendo a las
prácticas socio-económicas que están en su base.
• Orientar
las formas de participación colectiva y ciudadana hacia redes asociativas
entendidas como espacios de construcción de ciudadanía, de nuevas maneras de
organización y gestión social y política y, por ende, como nuevas instancias de
relación con la sociedad y el Estado. Lo que comporta favorecer el
descentramiento de los liderazgos mediante la revalorización de tales espacios,
fortalecer la idea y prácticas de una sociedad plural que, al mismo tiempo,
reafirme su legado histórico-cultural y se abra al mundo. Y, sobremanera, la
asunción de un proyecto de país que involucre el compromiso de todos con la
supresión de la pobreza y de la exclusión, y con la construcción de sentidos
socio-culturales de pertenencia.
•
Desarrollar una estrategia que articule las dimensiones cultural, educativa y
comunicacional, toda vez que en estos terrenos se pone en juego la construcción
de subjetividades democráticas y, por ende, los contenidos sustantivos de los
cambios políticos. Para ello es imprescindible promover y apoyar tanto la
investigación como la formación asociadas a la comprensión de los procesos
culturales, educativos y comunicacionales que están en la base de las
relaciones sociales y políticas que caracterizan el mundo actual, pues una
agenda nacional de transformaciones político-democráticas no puede desligarse
del campo cultural-educativo-comunicacional como campo de indudable importancia
en la creación de las condiciones en las que los países latinoamericanos entran
al mundo global.
• Fomentar
la formación política de los ciudadanos y, particularmente, de quienes ocupan y
ocuparán nuevos cuadros de la administración pública y de dirigencia política,
pues:
La
dificultad para provocar transformaciones en cualquier plano de la vida social,
y sobremanera, los problemas que plantea el sostenimiento de esos cambios, su
durabilidad, su viabilidad, remite directamente a la cuestión crucial de la
formación política de quienes están al frente; formación política ésta que no
consiste solamente en el grado de consciencia y fortaleza ética de cada
dirigente, sino principalmente a un conjunto de destrezas, competencias y
capacidades que no se improvisan. El curso de los complejos procesos que están
en marcha no es el resultado ciego de un mandato de la Constitución o el juego
azaroso de la lógica “amigos-enemigos“.
Buena parte de las dificultades de Dirección provienen de la precariedad de la
formación política de la vanguardia de estos procesos. Atender apropiadamente
esta carencia puede hacer la diferencia entre un proceso exitoso a largo plazo
y gobernable en la coyuntura presente (Lanz: 2002: 2).
Se trata,
entonces, de construir y consolidar una voluntad política de transformación de
los diversos espacios de poder asociada a la capacidad de respuesta a los
desafíos que tenemos ante nosotros, como son: fortalecer la democracia
participativa, que involucra la puesta en escena de una concepción pluralista
en la dirección política, intelectual y moral de los procesos de cambio;
generar una nueva plataforma de justicia que involucre la articulación de las
luchas locales y nacionales con las luchas globales contra la globalización
neoliberal; enfrentar los peligros del populismo autoritario en estilos de
liderazgo, en movimientos políticos, en el diseño y ejecución de políticas
públicas de carácter asistencialista que bloquean la participación y el control
popular; fortalecer el control social y democrático sobre el Estado, los
espacios de información y comunicación, y las prácticas del mercado. Capacidad
de respuesta que resulta indisociable de una “reforma intelectual, moral y
simbólico-expresiva” sin la cual es prácticamente imposible consolidar la
convivencia democrática, que exige:
…una base
cada vez más amplia de consenso, de acuerdo y compromiso necesarios para
fortalecer la “República de las Leyes”, la legitimidad y la legalidad de la
administración de Justicia, un estilo de funcionamiento y deliberación política
parlamentaria, donde se argumenten razones políticas de interés general para la
formación de leyes, un control jurisdiccional adecuado de los órganos del poder
público, la eficacia y el desempeño de las políticas públicas del Ejecutivo
Nacional; en fin, instituciones políticas y jurídicas abiertas al control
social y a la deliberación colectiva que consoliden en el propio proceso de
transformación, demandas de democratización y el fortalecimiento de una cultura
política de las nuevas ciudadanías sociales y pluriculturales. (J. Biardaeu: 2002: 4-5)
Puede
sostenerse, al respecto, que nuestra Constitución propicia la realización de
esta perspectiva de la democracia, pues ella impide la restricción de la vida
democrática nacional a las elecciones. En efecto, las consultas populares y los
procesos electorales pasan a constituirse en aspectos asociados a otras
determinaciones cuya conjunción trasciende los límites de las democracias
representativas, y sustentan las exigencias de profundización de la democracia
en las que han de inscribirse los debates sobre el presente y el porvenir de
nuestra nación, tanto como las representaciones sociales resultantes de las
experiencias de participación ciudadana.
Como puede
advertirse, dar sostenibilidad a los cambios políticos orientados en la
dirección de profundizar la democracia participativa y protagónica, generar una
nueva plataforma de justicia, consolidar la institucionalidad democrática,
fortalecer el control social y democrático sobre el Estado, los espacios de
información y comunicación, y las prácticas del mercado, fortalecer una nueva
cultura política ciudadana, crear nuevas sensibilidades democráticas, promover
y consolidar condiciones para una convivencia democrática, constituye una tarea
que implica el cumplimiento de responsabilidades por parte del Estado y de la
sociedad, mediante sus diversas instituciones y organizaciones. En ella deben
jugar un papel de primer orden las prácticas comunicacionales, educativas y
culturales, pues la naturaleza y alcances de dicha tarea en el proceso de
reconstrucción del país plantea el despliegue de procesos, prácticas y
experiencias comunicacionales, educativas y culturales desde las cuales formar
nuevos ciudadanos y ciudadanas con claros sentidos de justicia, solidaridad,
libertad, participación responsable, y reconocimiento de la diferencia, es
decir, con claros sentidos ético-políticos de su condición y ejercicio como
ciudadanos y ciudadanas.
Finalmente,
cabe señalar que el nuevo modelo de desarrollo nacional sustentado en los
principios constitucionales incorpora el equilibrio territorial y el equilibrio
internacional como dimensiones constitutivas de dicho modelo. El primero es
definido en términos de la desconcentración, que involucra un proceso
de modificación del patrón de poblamiento, producción, inversión, distribución
y recaudación sólo concebible a mediano y largo plazo, cuya estrategia
consiste en la definición de ejes territoriales de desconcentración para
crear un nuevo equilibrio del territorio, y en la difusión y
diversificación de la actividad productiva para lograr en dichos ejes un
mayor volumen de población con condiciones dignas de calidad de vida. Se
destacan como pilares fundamentales de esta estrategia: la formación de recursos
humanos y la promoción de actividades atendiendo a las potencialidades y
limitaciones de cada región, con asistencia técnica y financiera. Y se
establece la incorporación de la dimensión ambiental en el desarrollo regional,
entendida como protección del patrimonio natural y como factor cada
vez más importante para el desarrollo económico y social… en un contexto de
desarrollo sostenible… (MPD: 2001: 20-21)
El
equilibrio internacional, apunta al fortalecimiento de un modelo relacional
que permita la participación flexible y simétrica en la comunidad de naciones.
En la perspectiva del modelo democrático de desarrollo, se destacan las
relaciones de cooperación para hacer efectivos los intereses comunes de la
política internacional, a través de políticas que permitan a los países
de menor desarrollo relativo, enfrentar conjuntamente los problemas
relacionados con el desarrollo económico y social con equidad. Y, en
consonancia con la Constitución: promover y favorecer la integración
latinoamericana y caribeña, en aras de avanzar hacia la creación de una
comunidad de naciones, defendiendo los intereses económicos, sociales,
culturales, políticos y ambientales de la región (Ibídem: 21).
Es indudable
que potenciar la integración latinoamericana y caribeña en los campos
culturales, educativos y comunicacionales, resulta vital para enfrentar las
formas de homogeneización de patrones de vida, de pensamiento y de
comportamientos, que van imponiéndose crecientemente. Y, con ello, para
descolonizar nuestros propios imaginarios en cuanto condición inherente a la
tarea de re-inventarnos como latinoamericanos, con nuestras diferencias
culturales, en un mundo crecientemente homogeneizado y dominado por el
individualismo y el consumismo. Asimismo, esa integración es decisiva para
favorecer con políticas de protección, de incentivo y difusión, a una industria
cultural latinoamericana y caribeña que pueda competir en mejores condiciones y
fortalecer su presencia en los flujos de la globalización cultural.
En la
actualidad, Venezuela tiende puentes para consolidar alianzas integradoras con
países de la región con el fin de profundizar la política integracionista, con
lo cual el modelo endógeno de desarrollo no sólo favorece la participación
interna de los amplios sectores de la sociedad, económicos, productivos y
comunitarios en el proceso creador-productivo, para satisfacer las necesidades
de consumo y mejorar la condición de vida en términos de educación, salud,
vivienda, sino además el intercambio económico, cultural, y educativo, entre
otros, con el resto de los hermanos países y del mundo.
Es preciso
destacar que el desarrollo nacional es, ante todo, un proceso de asunción de
responsabilidades internas que implica, entre sus objetivos fundamentales, el
fortalecimiento del Estado Social y de Derecho, la profundización de la
democracia participativa, el mantenimiento de la paz interna, la construcción
de ciudadanía, la lucha contra la corrupción, la lucha por la cohesión social y
por el mantenimiento de las condiciones macroeconómicas y un mayor esfuerzo
productivo en el campo de las inversiones y las infraestructuras. Objetivos que
exigen para su logro: (a) la formación de venezolanos y venezolanas como
partícipes activos en el desarrollo integral del país; (b) las respuestas y
problema-tizaciones, por parte de las instituciones de educación superior,
frente a las exigencias nacionales entre las cuales se halla la formación de
venezolanos y venezolanas como partícipes activos en el desarrollo integral del
país; (c) la atención a las condiciones del desarrollo endógeno, a la creación
del conocimiento y a la atención de las necesidades sociales, d) la formación
de profesionales altamente cualificados y de ciudadanos con sentido de país, de
justicia, libertad y solidaridad, capaces de contribuir a la consolidación de
una sociedad democrática basada en la justicia social, la libertad, la
solidaridad, la participación y el respeto a las diferencias de pensamiento y
de acción.
Como puede
desprenderse de lo planteado, la educación no cumple sólo un papel estratégico
para el crecimiento económico. Ella amplía sus alcances a la construcción de un
modelo de sociedad que proporcione bienestar a sus habitantes, disminuya las
brechas entre regiones y grupos sociales, impulse la democracia como forma de
vida en todos los campos de acción humana, coopere para el logro de la
formación ético-política y facilite medios para que los hombres y mujeres de
este país asistan y participen en la transformación de sus condiciones de vida
desde una perspectiva integral de desarrollo humano. En tal sentido, los
planteamientos expuestos en este capítulo ofrecen las razones fundamentales que
justifican la creación de la Universidad Bolivariana de Venezuela.
CAPÍTULO 2 Bases conceptuales Consideraciones preliminares
El texto
constitucional de la República Bolivariana de Venezuela incorpora, en su
artículo 3, como valores superiores:
la vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad, la democracia,
la responsabilidad individual y social, la preeminencia de los derechos
humanos, la ética pública y el pluralismo político, plantea como fines
esenciales del Estado: “la defensa y el desarrollo de la persona y el respeto a
su dignidad, el ejercicio democrático de la voluntad popular, la construcción de
una sociedad justa y amante de la paz, la promoción de la prosperidad y
bienestar del pueblo y la garantía del cumplimiento de los deberes y derechos,
y establece la educación y el trabajo como procesos fundamentales para
lograr dichos fines. Conforme a estos principios, a las políticas para el
desarrollo de la educación superior en Venezuela, a las necesidades del
desarrollo integral del país, y a las condiciones de complejidad e
incertidumbre que definen al mundo actual y a nuestra situación en él, la Universidad
Bolivariana de Venezuela se sustenta en las bases conceptuales que se presentan
en este capítulo, las cuales refieren en lo fundamental a criterios de orden
socio-político, ético, pedagógico y epistemológico que deberán sustentar y
cobrar expresión en todos los componentes, programas y prácticas, que
confluirán en la construcción de la identidad académica de esta Universidad.
Responsabilidad con lo público
Tal y como
viene reconociéndose en la pluralidad de debates y propuestas producidas tanto a
nivel nacional como internacional, las instituciones de educación superior
tienen una responsabilidad y un compromiso con lo público. De ahí que, sus
objetivos, metas, y servicios deben responder a los intereses de la sociedad de
la cual forman parte. La responsabilidad de la universidad con lo público, es
decir, la Universidad al servicio de la sociedad, exige a quienes la integran
valorar esta responsabilidad como un objetivo integrador de los diversos
intereses y acciones individuales o de grupo. Así como a la universidad en
cuanto institución, la capacidad para hacer de dicho objetivo, uno que promueva
el desarrollo colectivo, a través de la formación de individuos probos y
competentes, con valores y sentidos ético-políticos que hagan posible un Estado
social y de justicia y sociedad democrática, de una formación que crea y recrea
saberes asociados a la comprensión y solución de problemas sociales, a la
construcción de bienes culturales públicos; es decir, una formación que se
realice conjuntamente con las acciones que proyecta la universidad, desde sus
distintos ámbitos, a fin de dar respuestas a necesidades y demandas diversas de
sus entornos socio-culturales.
Equidad social
Los procesos
y prácticas de democratización suponen la efectiva configuración de la
educación como un espacio que impulse y genere justicia social razón por
la cual, la equidad en la educación superior comporta la expansión de sus
beneficios sin ninguna discriminación fundada en la raza, el sexo, el
idioma, la religión o en consideraciones económicas, culturales o sociales, ni
en incapacidades físicas y se expresa en la igualdad de condiciones y
oportunidades educativas que se brindan a los estudiantes para el acceso a este
nivel educativo y para la obtención de logros educativos durante su
trayectoria, los cuales resultan necesarios al aprovechamiento de nuevas
oportunidades educativas y sociales (MECD: 2001: 32).
En
sociedades marcadas por profundas desigualdades sociales, la equidad social en
la educación superior constituye un reto ante el cual se requiere que el Estado
y las instituciones generen y sostengan políticas orientadas a reducir las
iniquidades que caracterizan a este nivel educativo, lo que supone prestar
especial atención a la creación de igualdad de condiciones y oportunidades para
el acceso y el buen desempeño estudiantil u obtención de logros educativos especialmente
de quienes pertenecen a sectores socialmente desfavorecidos o que, por
cualquier otra situación, se encuentren en desventaja ante la oferta educativa
de las instituciones (Ibídem: 33).
Pertinencia social
La
pertinencia de las instituciones de educación superior es exigida cada vez con
mayor fuerza. Sin embargo, esta exigencia es inseparable de las instancias de
enunciación y de los enfoques y desde los cuales se realiza: para unos, la
pertinencia se define como adecuación a demandas económicas o sociales
concretas, tal es el caso de las exigencias de profesionalización planteadas
desde el mercado laboral o de los requerimientos de la investigación estrictamente
asociada a la solución de problemas locales y regionales. Para otros, la
pertinencia refiere al cumplimiento de objetivos más amplios como la generación
de conocimientos científicos y tecnológicos, y la formación científica y
tecnológica, en cuanto condiciones fundamentales del desarrollo económico y
social, la creación de bienes culturales y simbólicos, tales como la
investigación social y humanística, los valores consustanciales al ejercicio de
ciudadanía y a la profundización de la democracia, la elevación del nivel
cultural, educativo y crítico de los diversos sectores sociales. Es éste el
enfoque que debe prevalecer y el que se expresa en las políticas para el
desarrollo de la educación superior en Venezuela, cuando se sostiene que la
pertinencia de las instituciones de educación superior, entendidas como
organizaciones del conocimiento con evidentes compromisos en la construcción de
una sociedad mejor, se expresa:
…en su
capacidad para generar y transmitir conocimientos orientados a la comprensión y
transformación de los contextos de acción, coadyuvar a la consolidación de la
sociedad venezolana como sociedad democrática, aplicar esos conocimientos en
procesos de innovación económica, política, social y cultural, y promover
cambios favorables en las actitudes y comportamientos tanto individuales como
colectivos. A tales efectos, es necesario que los proyectos educativos de las
instituciones de educación superior tengan como norte su inserción creativa en
diversos ámbitos de la realidad nacional, sin dejar de considerar las
innegables repercusiones de un mundo que se transforma vertiginosamente en
todos los órdenes de la vida social (MECD: 2001: 34).
Democracia participativa
La
democracia universitaria no es una técnica para administrar sus prácticas, sino
un concepto que emerge de la voluntad de participación, y en condiciones de
igualdad, de quienes hacen vida en sus espacios. Se traduce en la idea y
práctica de un gobierno universitario de talante democrático, el cual implica
no sólo la intención de hacer presentes a los distintos sectores que componen a
la universidad en la toma de decisiones, sino también, y esencialmente, en las
sensibilidades democráticas instaladas en las formas de concebir y practicar la
dirección de los asuntos universitarios con claros sentidos de igualdad y de
justicia. Se expresa, asimismo, en la potenciación de sus prácticas de
investigación, enseñanza e inserción social, cruzadas por la reflexión como
ejercicio de pensamiento libre, de comprensión y crítica frente a cualquier
forma de encuadramiento y de disciplina normalizadora de los sujetos,
comenzando por las que funcionan en la universidad misma. Así como en la
expansión de permanentes espacios de debate y de investigación ética que
vinculen su quehacer con cuestiones sociales tales como la exclusión, la
economía social, el nuevo orden mundial, la sociedad de derechos, la
resignificación de la política, la democracia y la ciudadanía, las nuevas
lógicas y prácticas culturales asociadas a las nuevas tecnologías de
información y comunicación, la salud pública, la educación, la ecología y el
desarrollo sustentable, entre otras. En tal sentido, el ejercicio de la
democracia universitaria constituye uno de los aportes fundamentales de la
universidad a la formación ciudadana y al fortalecimiento de la democracia como
forma de vida política.
Calidad e innovación
Frente a las
discusiones en boga sobre la calidad de la educación, cuyo sentido abstracto
esconde la instrumentación de políticas económicas dictadas por ciertos
organismos internacionales, se asume el enfoque integral de calidad que apunta
los procesos y logros que impulsan a las instituciones de educación superior a
ser cada vez mejor y a cumplir de manera satisfactoria con las
responsabilidades y expectativas que le son planteadas, entre éstas, las que
son de impacto y proyección en su entorno social. De ahí que la calidad sea
consustancial a estas instituciones, y a la Universidad Bolivariana de
Venezuela como un reto del día a día que, siendo a la vez político,
económico, científico, cultural, pedagógico y …axiológico [es]
inseparable de la capacidad de innovación institucional en las formas de concebir
y desarrollar la investigación, los currículos, las prácticas de enseñanza y
aprendizaje, los procesos institucionales de organización académica, las
prácticas de administración, la toma de decisiones, las prácticas de gobierno…
(MECD: 2002, 31).
Autonomía responsable
Tal y como
se expresa en el citado documento de Políticas y estrategias para la
educación superior en Venezuela:
La
naturaleza académica de las instituciones de educación superior, se vincula con
la autonomía como valor sustantivo de las mismas (…). La autonomía de dichas
instituciones refiere a las relaciones de estas instituciones con el Estado y
la sociedad y, ejercida en los marcos jurídicos de la sociedad venezolana,
constituye el soporte fundamental de la libertad de cátedra e investigación
como expresión, en la vida interna de las instituciones, del derecho a la
libertad de pensamiento y expresión.
Tal y como
se la entiende actualmente, la autonomía institucional es una autonomía
responsable, en el sentido de que comporta el deber de responder ante el Estado
y ante la sociedad por lo que ellas realizan en el cumplimiento de su misión.
La autonomía institucional, en consecuencia, no excluye la rendición social de
cuentas o resultados de su quehacer, no sólo en lo que atañe al uso de los
recursos financieros sino también, y en lo fundamental, en lo concerniente a
las actividades de docencia, investigación y extensión (MECD: 2001: 36-37)
De ello se
desprende que la autonomía tiene expresión en el ejercicio de participación
democrática de sus cuerpos académicos, en el predominio de los criterios
académicos por encima de los de carácter personal, grupal, político o
ideológico; en los distintos aspectos de la actividad universitaria; en la
innovación de procesos académicos y de gestión, característica de la
experimentalidad; en la inviolabilidad del recinto universitario; y en la
rendición social de cuentas o resultados de su quehacer en lo concerniente a
las actividades de formación, creación intelectual y vinculación social, tanto
como al uso de los recursos que la sociedad le otorga.
Ejercicio del pensamiento crítico
La
Universidad no sólo es un espacio de creación de conocimientos, de formación y
de inserción social, sino también de reflexión como acto que involucra el crear
y dar sentidos a lo que se piensa, se dice y se hace. Es el ejercicio de la
reflexión lo que hace de ella una comunidad plural de pensamiento que asume el
pensamiento libre, la duda fructífera, la voz problematizadora y el debate como
condiciones para comprender y saber posicionarse ante los fenómenos que definen
la compleja situación histórica del presente, ante los problemas éticos de los
modelos de desarrollo, del conocimiento, de la política, la cultura
democrática, la economía, la comunicación, la educación, la universidad; para
recrear como diálogo vivo los vínculos con nuestra tradición cultural e
intelectual y con el pensamiento universal, para redefinir las formas de
relación con el saber y sustentar epistemológica social y éticamente sus
plurales ámbitos, propuestas y formas de acción individual y colectiva.
Formación integral
La
organización y el quehacer académicos de las instituciones de educación
superior en los que se aprende a saber, se sabe aprender y se sabe enseñar,
tienen como finalidad fundamental la formación integral de sus estudiantes,
entendida ésta como un proceso complejo, abierto e inacabado mediante el
cual se contribuye no sólo a desarrollar competencias profesionales, sino
también y, fundamentalmente, a forjar en los estudiantes nuevas actitudes y
competencias intelectuales; nuevas formas de vivir en sociedad movilizadas por
la resignificación de los valores de justicia, libertad, solidaridad y
reconocimiento de la diferencia, tanto como por el sentido de lo justo y del
bien común; nuevas maneras de relacionarnos con nuestra memoria colectiva, con
el mundo en que vivimos, con los otros y con nosotros mismos; lo que implica la
sensibilización ante las dimensiones éticas y estéticas de nuestra existencia
(Téllez y González: 2003: 17).
El enfoque
de la formación integral permite revitalizar la función educadora de dichas
instituciones y su importancia parte del reconocimiento relativo al hecho de
que nuestros problemas no son sólo de orden técnico, científico y económico,
sino también de carácter social, cultural y ético, es decir, problemas cuya
comprensión y solución requieren capacidad de análisis social, compromiso con
la consolidación de espacios democráticos y de una sociedad más justa, y el
ejercicio de valores éticos. De ahí que las instituciones deban fortalecer la
formación integral asumiéndola como el aspecto central de su función docente y
de su responsabilidad social (MECD: 2001: 35)
Educación humanista y ética
Las
sociedades de hoy enfrentan un sinfín de crisis, todas simultáneas y todas
interrelacionadas. Entre ellas forman fila las guerras, la destrucción
ambiental, la brecha de desarrollo entre el Norte y el Sur, las divisiones de
naturaleza étnica, religiosa o idiomática, entre otras. El camino hacia las
soluciones puede parecer demasiado remoto y, sus escollos, terminan por
intimidar. Ante ello, la educación puede seguir un curso de desarrollo aislado
de toda consideración por la vida humana, o, por el contrario, hacerse cargo de
las preguntas relativas a nuestra condición humana: ¿quiénes somos? ¿Dónde
estamos? ¿de dónde venimos? ¿Adónde vamos? Se trata de preguntas que involucran
la necesidad de romper con el pensamiento fragmentario y reduccionista de lo
humano, que ha disuelto la complejidad de la condición humana. Y, por ende, la
puesta en juego de un nuevo modo de pensar que permita comprender la unidad de
lo humano en la diversidad y su diversidad en la unidad; la unidad de la
cultura en la singularidad de cada cultura y su singularidad en la unidad, el
carácter a la vez singular y múltiple de cada ser humano como ser complejo que
no sólo vive de racionalidad y de técnica, que es al mismo tiempo racional y
delirante, trabajador y lúdico, empírico e imaginador, económico y dilapidador,
prosaico y poético (Morin: 2000). El estudio de la complejidad de la condición
humana como una de las vocaciones esenciales de la educación… conducirá a la
toma de conocimientos, esto es, de conciencia, de la condición común a todos
los humanos, y de la muy rica y necesaria diversidad de los individuos, de los
pueblos, de las culturas, sobre nuestro arraigamiento como ciudadanos de la
Tierra (Ibídem: 65).
En tal
sentido, podemos decir que una educación humanística y ética como la que
reclama nuestro tiempo debe hacerse responsable de las condiciones que forman a
los ciudadanos de hoy, ciudadanos de la Tierra: no, por supuesto, el dominio de
varios idiomas ni los recorridos por diversos países, sino la sabiduría que
sabe reconocer la trama de vínculos que, pese a su fragilidad, mantiene unida a
la vida humana en cualquiera de sus formas, tanto como el mal que provoca
destrucción y divisiones, y que también es parte de lo humano; el coraje para
enfrentar toda forma de dominación y de exclusión, para no temer a las
diferencias y reconocer a las personas y pueblos de diferentes culturas; la
compasión como sentirse concernidos por el sufrimiento y el dolor que se han
causado y continúan causándose a millones de seres humanos. Una educación
humanística es indispensable para el ejercicio de una ciudadanía asumida con
criterio, a la vez político y ético y en perspectiva, al mismo tiempo, local y
universal.
Educación a lo largo de la vida
Ese concepto
se encuentra asociado a una perspectiva de la educación para encarar los retos
que tienen ante sí las instituciones, como resultado de la vertiginosidad de
los cambios en las dinámicas del conocimiento, en los campos económicos,
sociales, políticos, tecnológicos y culturales, y de las formas de desempeño
individual y colectivo en ellas. En este sentido, la educación a lo largo de la
vida se reconoce como una necesidad insoslayable y como una exigencia
democrática que procura el acceso a oportunidades educativas múltiples y
flexibles, tanto desde el punto de vista de los ámbitos, contenidos,
experiencias, trayectos y niveles, como desde el ángulo de los diversos
sectores de la población a los cuales van dirigidas. Razón por la cual, implica
la apertura de la universidad a dichas necesidades y exigencias.
Complejidad
Refiere al
reconocimiento de la creciente complejidad del mundo en que vivimos para el
cual las universidades deben preparar a sus estudiantes como individuos, como
profesionales y como ciudadanos. Por una parte, porque tal complejidad
involucra la multidi-mensionalidad de los fenómenos, procesos, situaciones,
relaciones y prácticas, tanto como la coexistencia de múltiples
interpretaciones mediante las cuales comprendemos el mundo, nuestras relaciones
con los demás y con nosotros mismos, y nuestras acciones con los marcos de
conocimiento que introducimos en ellas. Por otra, porque la complejidad plantea
el desafío de ampliar nuestro sentido del mundo, nuestras formas de conocer y
comprender el mundo en que nos encontramos y de actuar en situaciones complejas
que reclaman enfoques transdisciplinarios y campos interdisciplinarios de
acción, donde tienen y tendrán lugar los desempeños individuales y colectivos.
Incertidumbre
La pérdida
de anclajes epistemológicos y ontológicos unívocos coloca a la universidad en
condiciones de incertidumbre y la obliga a replantearse la pregunta de que
significa ser una Universidad en medio de un mundo complejo, para resistir a
los embates de la carga ideológica que contienen las fórmulas asociadas a
vocablos tales como adaptación, supervivencia, logro, o rendimiento. Responder
a esa pregunta y establecer las condiciones prácticas para la realización de la
universidad como un proyecto en sus dimensiones educativas, socio-culturales y
epistemológicas, no es una cuestión de aplicación de recetas sino de esfuerzos
inteligentes que involucren el reconocimiento de la incertidumbre como parte de
las condiciones respecto de las cuales se espera que produzcan un mejor
posicionamiento de la universidad en y ante los contextos de los que forma parte.
La incertidumbre es un concepto a la vez sociológico y epistemológico, pues,
por una parte señala las condiciones del mundo en el que está inmersa la
universidad y, por otra, la actitud cognoscitiva y experiencial no atada a
certezas fijas y absolutas para explicar lo que ocurre y predecir lo que
ocurrirá. Indica, en consecuencia, una apertura en nuestra capacidad de
entender y afrontar el mundo en que vivimos, y de ofrecer una visión del mundo
al que aspiramos.
La
incertidumbre abre, en tal sentido, la posibilidad de revitalización reflexiva
de la universidad, es decir, la asunción de un nuevo papel en y ante la
creciente complejidad del mundo que consiste en ampliar su comprensión y las
capacidades humanas para afrontarlo. Ello implica dejar de construirla sobre lo
conocido convertido en dogma, sobre las seguridades y auto seguridades
expresadas en la organización disciplinaria de la vida académica, según una
lógica del conocimiento fijo y clasificado en compartimientos.
CAPÍTULO 3
Direccionamiento estratégico
Consideraciones preliminares
En este
capítulo se da respuesta a una pregunta que funge como orientadora del proyecto
institucional de la Universidad Bolivariana de Venezuela: ¿Qué tipo de
Universidad se requiere frente a las nuevas realidades que generan nuevos
desafíos y nuevas maneras de responder a ellos, en cumplimiento de su
responsabilidad pública? En tal sentido, aquí se definen: (1) la misión de la
Universidad, (2) la visión de la universidad expresada en los rasgos
fundamentales de su perfil institucional, (3) los criterios de acción
institucional (4) los propósitos, y (5) los objetivos generales. Estos aspectos
constituyen las bases estratégicas que permiten visualizar la naturaleza de la
Universidad desde la asunción de sus vínculos con el fortalecimiento de la
sociedad democrática y del Estado democrático y social de Derechos y de
Justicia Social que queremos, hasta los compromisos por los que hay que
trabajar de manera sinérgica y corresponsable.
Conviene
resaltar, por otra parte, que la creación misma de esta Universidad plantea
importantes retos pues su proyecto apunta a la emergencia de una institución
abierta a los sectores de la población tradicionalmente excluida y a
experiencias inéditas en investigación, formación, inserción social y gestión
institucional, que conjugue el cumplimiento de su misión con la conciencia de
responsabilidad histórica frente a los cambios que reclama Venezuela.
1. Misión
La
Universidad Bolivariana de Venezuela, en el cumplimiento de su responsabilidad
pública, tiene como fines fundamentales:
a. La formación integral de estudiantes y profesores
que participan de sus procesos educativos como personas dignas, como
profesionales competentes y probos, y como ciudadanos con sentido de país,
capaces de contribuir con su desarrollo integral en su dimensiones económica,
social, político-democrática, cultural, educativa, territorial e internacional,
es decir, con la construcción de una sociedad democrática basada en los valores
de justicia social, libertad, solidaridad y reconocimiento de las diferencias culturales
e ideo-políticas, indispensables a la convivencia democrática, con la creación
y sostenimiento de un Estado social de Derechos y de Justicia, con los procesos
de cooperación internacional y con la integración latinoamericana y caribeña.
b. La generación de conocimientos en campos
científicos, tecnológicos, sociales y humanísticos y del arte, conjugando los
aportes al enriquecimiento de dichos campos desde nuevas perspectivas
epistemológicas, la creación de bienes culturales y simbólicos consustanciales
al fortalecimiento de la ciudadanía y de la democracia participativa y del
esclarecimiento y soluciones de problemas nacionales y regionales.
c. La proyección vinculada al desarrollo
socioeconómico, ambiental, cultural y educativo de las comunidades de su
entorno, de la región y del país, contribuir en las nuevas prácticas
económicas, sociales, políticas, culturales, educativas y comunicacionales que
el país requiere, para lograr el ejercicio pleno de su soberanía y promover la
participación de organizaciones comunitarias y organismos gubernamentales y no
gubernamentales en la formulación y ejecución de proyectos orientados a tal
fin.
d. La revitalización, en perspectiva histórica, del
pensamiento integracionista latinoamericano, como eje fundamental de las vías
de cooperación nacional e internacional en los ámbitos de formación y de
generación de conocimientos y su socialización.
2. Visión
Para el
cumplimiento de sus fines, la Universidad se concibe como un proyecto
educativo, cultural y social que implica la apertura a la posibilidad de
experiencias innovadoras en los ámbitos de formación, investigación e inserción
social, para el cumplimiento de sus responsabilidades públicas, en momentos en
los cuales diversos cambios del entorno afectan y seguirán afectando a las
universidades: la crisis de valores, las transformaciones del mundo productivo
y laboral, las nuevas tecnologías de información y comunicación que transforman
las percepciones y representaciones individuales y colectivas de la realidad y de
nosotros mismos, los problemas éticos de los avances científicos y
tecnológicos, los problemas del medio ambiente, las diversas formas de
exclusión y violencia social, el fenómeno de las migraciones y desplazamientos,
la brecha entre países industrializados y del tercer mundo acentuadas con los
procesos de globalización, la crisis del sistema democrático formal, entre
otros.
En el
mediano plazo, la Universidad Bolivariana de Venezuela se visualiza como una
institución y una comunidad universitaria consolidadas, orgánicamente vinculada
a las comunidades locales, a las regiones y al país, como institución de
excelencia en sus procesos y prácticas académicas y administrativas, como un
espacio que genera y promueve justicia social mediante la puesta en práctica
del principio de igualdad de oportunidades educativas, tanto en el acceso a
ella como en los logros de formación que correspondan con los criterios de
formación integral y de educación a lo largo de toda la vida. Para ello, es
esencial la implantación y progresiva consolidación de la Universidad a través
de sus proyectos y programas académicos, los cuales se llevarán a cabo
atendiendo a los siguientes rasgos de su perfil institucional:
a. La Universidad, en su compromiso con lo público,
será esencialmente una institución y una comunidad en la que funcione el
privilegio ético de lo colectivo, de modo que las decisiones y acciones
universitarias privilegiarán siempre el interés público sobre cualquier otro de
naturaleza privada de personas y sectores, dentro y fuera de la institución.
Ello implica que la Universidad responderá a los intereses nacionales: (a)
formando nuevas generaciones de venezolanos y venezolanas no sólo como
profesionales con altos niveles de calificación para su ejercicio en diversos campos
de desempeño profesional, sino como personas libres y dignas y como ciudadanos
capaces de participar en la construcción de una sociedad democrática
participativa y un Estado social de Derecho, con alto sentido de país y con
valores ético-políticos requeridos por y para la convivencia democrática
sustentada en la justicia social, la libertad, la solidaridad, la pluralidad y
el reconocimiento de las diferencias culturales e ideo-políticas; (b)
ofreciendo igualdad de oportunidades educativas a sectores de la población
tradicionalmente excluidos: obrero y marginado urbano, indígena, campesino,
pesquero artesanal, discapacitados, entre otros; (c) generando nuevas maneras
de producir conocimientos que permitan comprender la complejidad de los
procesos de diversa índole, contribuir al esclarecimiento de problemas
nacionales y regionales y aportar alternativas para su solución; (d)
proyectándose hacia la sociedad venezolana para contribuir a su desarrollo
integral y al mejoramiento de las condiciones de vida de los sectores
socialmente desfavorecidos; (d) articulándose a las comunidades del entorno,
para coadyuvar a la elevación de su nivel cultural y educativo, dando respuesta
a sus expectativas y necesidades. Todo lo cual implica poner en juego su
carácter de proyecto social como universidad humanista que hace suyos los
problemas del país y la importancia de reconocer en ellos las dimensiones
éticas, para actuar en consecuencia.
b. La Universidad será pluralista y democrática,
propiciando la mayor libertad de pensamiento para la libre discusión de todas
las manifestaciones del pensamiento universal; asumiendo el principio de
participación de la comunidad universitaria en las múltiples decisiones y
deliberaciones de la cotidianidad universitaria, para la búsqueda de acuerdos
que supongan el respeto inalienable a la diferencia y a las posiciones
minoritarias; manteniendo la comunicación sustentada en la cooperación para la
obtención de acuerdos mediante la discusión y la crítica argumentada de los
distintos puntos de vista, excluyendo cualquier fuerza distinta a la de las
razones en controversia, lo que implica aceptar el diálogo como valor central
de la convivencia en el interior de la institución y como forma de
participación y de relación con la sociedad.
c. La Universidad se configurará como un importante
centro de pensamiento humanista y crítico, mediante la creación y consolidación
de comunidades plurales de pensamiento que, en ejercicio de la reflexión,
redefinan las formas de relación con el saber a partir de nuevas perspectivas
epistemológicas que consideran sus dimensiones socio-culturales, políticas y
éticas; disciernan y se posicionen ante los problemas éticos de los cambios
que, asociados a la globalización económica y cultural, tienen lugar en la vida
social; contribuyan con la comprensión de los conflictos y la búsqueda de
alternativas de resolución democrática de los mismos, con la recreación de los
valores humanísticos y de una ética anudada a la consolidación de la vida
democrática, la cual exige de prácticas sociales cruzadas por sentidos
humanistas y éticos; y aporten, mediante la investigación y socialización del
conocimiento, a la recuperación de nuestra memoria colectiva y a la recreación
de los vínculos con lo mejor de nuestra tradición cultural e intelectual y del
pensamiento universal.
d. La formación en la Universidad responderá al
enfoque de formación integral expuesto en el capítulo 1. En tal sentido,
propiciará y consolidará proyectos y experiencias pedagógicas que conjuguen
contenidos, investigación formativa e inserción social para involucrar a
profesores y estudiantes en prácticas integradoras de dimensiones
intelectuales, éticas, estéticas y profesionales, que promuevan logros
educativos asociados a las finalidades sociales, éticas y políticas de la
formación de sus estudiantes, tanto en el nivel de grado como en el de
formación avanzada.
e. En cumplimiento de su compromiso social, la
Universidad actuará con un espíritu solidario a favor de los sectores sociales
más vulnerables, y en defensa y desarrollo de la democracia, la justicia, la
igualdad, la libertad y el interés público. En tal sentido, será una
universidad abierta a sus entornos locales y regionales para contribuir,
mediante el establecimiento de sinergias, al mejoramiento de sus condiciones de
vida, y al rescate y promoción de sus valores y expresiones culturales.
f. En
correspondencia con el principio de Educación a lo largo de vida entera, la
Universidad ofrecerá el acceso a oportunidades formativas múltiples y
flexibles, en cuanto a sus modalidades, contenidos, trayectorias y poblaciones
a las que van dirigidas, a los fines de democratizar sus funciones de formación
y de dar concreción a sus vínculos con las comunidades. Para ello establecerá
formas de cooperación interinstitucional.
g. Para el cumplimiento de su misión, objetivos y
políticas y, con base en el principio de autonomía responsable, la Universidad
actuará con independencia de los intereses fragmentados e inmediatos del poder
político y de la sociedad. Asimismo, su ejercicio institucional, en los marcos
jurídicos de la sociedad venezolana, se manifestará en la libertad de cátedra e
investigación, en la gobernabilidad compartida como conocimiento y respeto de
las reglas que definen derechos y responsabilidades y como participación
democrática en procesos de toma de decisiones que conciernen a la vida institucional,
en el mejoramiento continuo de los procesos académicos y de gestión, en la
generación de innovaciones y en la asunción de riesgos inherentes a su
experimentalidad; en el deber de responder ante el Estado y ante la sociedad
por los resultados de su quehacer en lo concerniente a las actividades de
formación, creación de conocimientos e inserción social, y al uso de los
recursos que la sociedad le otorga, a tales efectos.
h. La Universidad tendrá un carácter experimental,
por lo que su organización académica y sus programas serán lo suficientemente
flexibles, abiertos y sujetos a mejoramiento continuo con base en su evaluación
permanente. La experimentalidad se asume como condición inherente al logro de
una educación de calidad con equidad, sustentada en los valores democráticos de
justicia, solidaridad, libertad e igualdad, y apoyada en nuevas tecnologías
para el acceso al conocimiento cuyo uso se adaptará a la filosofía
institucional.
i. La Universidad estará abierta no sólo al
pensamiento universal y a la sociedad, sino también al cambio de nuestros
esquemas mentales tradicionales, que den paso a la imaginación creadora, al
entendimiento del país comprendiendo su historia y su inserción el mundo, al
ejercicio cabal y libre de la democracia participativa y la discusión
permanente del concepto de Universidad. Todo esto implica la construcción de
una comunidad universitaria, la búsqueda de la calidad, la pertinencia, la
equidad y la convivencia democrática, como factores fundamentales para su
desarrollo institucional.
3. Criterios de la acción institucional
a. Calidad. La Universidad, en consonancia con el
enfoque de calidad ya expuesto, propenderá al mejoramiento continuo y al mejor
desempeño de los procesos y resultados de sus actividades, de cara al cumplimiento
de sus responsabilidades.
b. Equidad. La Universidad propenderá a una más
justa distribución social de sus beneficios y responsabilidades generados por
su misión, sus objetivos y actividades. Asimismo, ejecutará acciones en las
perspectivas de la creciente equidad en el acceso de la población en
disposición de hacerlo, y del desempeño o logros de formación de quienes
accedan a ella.
c. Pertinencia. La Universidad, mediante la
articulación de sus programas de formación integral, de investigación, de
interacción social y comunitaria, se vinculará con diversos escenarios de la
realidad nacional, a fin de cumplir con su responsabilidad de contribuir con la
construcción de una sociedad mejor, de generar conocimientos orientados a la
comprensión y transformación de los contextos de acción social y comunitaria, a
la innovación económica, política, social, cultural y educativa, a promover
cambios en las actitudes y comportamientos de los venezolanos y las venezolanas
con claro sentido de sujetos partícipes en la consolidación de la sociedad
venezolana como una sociedad democrática, participativa, solidaria y amante de
la paz.
d. Idoneidad. Las cualidades éticas y las
competencias de las personas, constituirán los criterios básicos para su
vinculación con la Universidad, así como para designaciones en cargos de
cualquier nivel, acreditación académica o laboral, promociones, distinciones y
asignación de responsabilidades especiales.
e. Sostenibilidad. Todos los procesos académicos que
la Universidad lleve a cabo deberán ser pensados en su vinculación con los
principios, fines y objetivos de la Universidad, así como la relación entre
éstos y la construcción de una sociedad cada vez más justa y democrática, y de
un Estado social de Derechos y de Justicia.
f. Eficacia. La Universidad identificará los
proyectos y programas que mejor correspondan a sus posibilidades y a las
necesidades de su entorno, y evaluará de manera regular su cumplimiento a los
efectos de gestionar acciones para lograrlo, considerando la mejor relación
costos sociales / beneficios sociales
4. Los propósitos
La
Universidad Bolivariana de Venezuela se propone lograr:
a. La calidad y pertinencia de sus procesos y logros
formativos, de sus procesos y logros de producción de conocimientos y de bienes
culturales, y de sus procesos y logros de interacción social y comunitaria.
b. El reconocimiento social de dichos procesos y
logros.
c. La equidad en el acceso y en el desempeño
estudiantil.
d. La organización y dinámica académica y curricular
favorables a la integración de saberes y al enfoque de la formación integral.
e. Una comunidad universitaria pluralista y
democrática con alto sentido de pertenencia institucional y de compromiso con
los intereses nacionales.
f. La cooperación interinstitucional, nacional e
internacional, sustentada en vínculos de integración y complementariedad.
g. La adopción de una cultura de planificación,
gestión, autoevaluación y autorregulación, con flujos de información y
metodologías participativas con la definición de responsabilidades.
h. La eficiencia en la organización y gestión
administrativa.
5. Objetivos generales
a. Consolidar una cultura y comunidad universitarias
identificadas con la misión, principios, propósitos y prácticas que le son
propias.
b. Consolidar la imagen institucional a partir de la
presencia en el contexto y de la calidad de sus realizaciones.
c. Lograr la participación amplia, democrática y
responsable de la comunidad universitaria, en las deliberaciones, decisiones y
proyectos institucionales.
d. Lograr la calidad y pertinencia de sus procesos y
logros de formación; de producción de conocimientos y bienes culturales; de sus
procesos y logros en la interacción social y comunitaria.
e. Generar una organización y cultura académica y
curricular flexible y favorable a la integración de saberes, al enfoque de la
formación integral y a la generación de cultura democrática.
f. Crear condiciones institucionales de igualdad
para el acceso y el desempeño estudiantil.
g. Construir y ejercer liderazgo académico en el
desarrollo integral de las regiones y de los entornos comunitarios.
h. Conformar comunidades académicas y de pensamiento
capaces de articularse con sus homólogos nacionales e internacionales.
i. Iniciar y fortalecer las relaciones
interinstitucionales de cooperación nacional e internacional.
j. Lograr la conversión del pensamiento
integracionista latinoamericano en un eje fundamental para materializar la
cooperación nacional e internacional en los ámbitos de formación, y de
generación de conocimientos y su socialización.
k. Constituir sistemas y culturas de la evaluación,
acreditación y rendición de cuentas a la comunidad universitaria y a la
sociedad en general.
l. Adecuar la gestión administrativa al desarrollo
académico de la universidad.
m. Desarrollar estrategias para el fortalecimiento
financiero de la universidad.
CAPÍTULO 4
El ámbito de la formación
Enfoque educativo
Consideraciones preliminares
En
correspondencia con las bases conceptuales, la direccionalidad estratégica y el
plan de desarrollo institucional, la Universidad Bolivariana de Venezuela
asumirá el reto de brindar una educación reflexiva, crítica, analítica, que
permita aprender a aprender y desaprender, que estimule la imaginación y la
creatividad, que genere gran capacidad de posicionamiento ante situaciones
caracterizadas por la incertidumbre, que estimule el trabajo en grupo, que
desmitifique la investigación, que fomente la lectura y la escritura, que
promueva el ejercicio de relaciones democráticas, que genere un horizonte de
valores asociados a las virtudes colectivas de las que fluyan virtudes morales
individuales, que nos permita reconocer las diferencias y reconocernos en
ellas, que forje la valoración y defensa de lo más preciado que tiene el ser
humano: su derecho a vivir una vida digna, y que nos permita tener un alto
sentido ético y estético. En síntesis, una educación que conceda la posibilidad
de construir una sociedad justa, equitativa, solidaria, libre, democrática,
tanto como la posibilidad de constituirnos a nosotros mismos como sujetos
éticos, en el sentido de sujetos que se hacen a sí mismos en el ejercicio de su
libertad, entendida ésta, no como propiedad individual ni como autosuficiencia,
sino como acto que tiene sus límites y sus posibilidades en las inevitables y
difíciles relaciones con los otros.
Ese reto es
inseparable de los desafíos que conllevan las condiciones de complejidad e
incertidumbre que definen nuestros tiempos, y éstos se vinculan a los desafíos
educativos inherentes a la responsabilidad académica que asume la Universidad
Bolivariana: la de impartir una educación para la formación de seres humanos,
que sea apropiada para tales condiciones. En esta perspectiva se plantean aquí
los aspectos definitivos: (i) el enfoque educativo que sirve de sustento a la
Universidad, (ii) los criterios y condiciones de la función formativa de la
Universidad y las condiciones que supone dicha función, (iii) los lineamientos
del diseño curricular de la Universidad, y (iv) el perfil del egresado de la
Universidad.
1. El enfoque educativo que sustenta
la función académico-formativa
Ante el
mundo en que vivimos, tan complejo como imprevisible y sujeto a múltiples
cambios, no es posible mantener una universidad burocrática, jerárquica,
rígida, estructurada por especialidades y funciones, con una visión
fragmentaria del conocimiento y de las prácticas pedagógicas; en síntesis, una
universidad disociada del mundo y de la vida que no asuma la responsabilidad de
la formación de generaciones de jóvenes y adultos para afrontar un mundo
caracterizado por la complejidad y la incertidumbre. Por el contrario, se
requiere una universidad en la que se incorporen cambios organizativos y
curriculares que faciliten su apertura a nuevos caminos en los cuales se busque
conciliar lo que ocurre hoy en el campo de la ciencia y la tecnología con la
necesidad impostergable de la revalorización del ser humano y del conocimiento
transformador de la realidad. En tal sentido, la UBV responderá a una nueva
visión de la educación -paradigma emergente- cuyos postulados se exponen
seguidamente.
A. La educación como proceso dialógico y transformador
La educación
es dinámica, abierta y viva, razón por la cual tanto el currículo como las
prácticas educativas necesitan incluir el movimiento, entendido como expresión
de los procesos de interacción y reflexión que la animan. Esto significa que ni
el diseño ni el desarrollo curricular pueden ser concebidos como caminos
lineales únicos expresados en objetivos predeterminados, fijos e inmutables,
externos a los prácticas educativas y a la organización de experiencias
educativas, tal y como se advierte en la visión tecnicista de la educación. El
proceso educativo abierto, a diferencia de un sistema cerrado, dialoga con la
incertidumbre, posibilita el diálogo de saberes, entre profesores y
estudiantes, de los estudiantes entre sí, de los profesores entre sí y el de
todos ellos con el contexto del que forman parte. Por ello la educación
dialógica y transformadora se basa en una visión del aprendizaje como un proceso
inacabado, construido por el diálogo que el individuo mantiene consigo mismo,
con los otros, con la cultura y con el contexto, un proceso de reflexión en la
acción y de acción en la reflexión que pone en juego:
• La
igualdad de condiciones en el diálogo, pues no establece relación autoritaria
ni jerárquica desde la que el profesorado, unilateralmente, impone lo que debe
aprenderse tanto como los contenidos y los ritmos del aprendizaje, sino una
relación de solidaridad como sustento del aprendizaje igualitario y dialógico.
• La
pluralidad de dimensiones de la interacción humana como interacción cultural
basada en el reconocimiento de las diferencias como base de la no exclusión.
• La
transformación de los sujetos considerados como seres de transformación no de
adaptación, así como de las relaciones entre los sujetos y sus entornos.
• Una nueva
relación con el saber, no instrumental, que permite dar sentido a lo que
decimos, pensamos y hacemos como sujetos que formamos parte de una sociedad.
B. Aprender a aprender y desaprender
Los procesos
y prácticas educativas que buscan contribuir a la formación de sujetos
autónomos en sus maneras de pensar, decir, sentir y de actuar, se despliegan
como formas de aprendizaje que dan expresión al principio de aprender a
aprender y desaprender. Principio inseparable del proceso de auto-organización
que, siguiendo a Edgar Morin, reconoce la relación de todo sistema con el
contexto del que forma parte, pues la permanente construcción de sí mismos como
sujetos autónomos es impensable e irrealizable sin las relaciones con los demás
y con el mundo. En un mundo donde la incertidumbre, lo transitorio y los
cambios están a la orden del día, y donde la cantidad de información y de
conocimientos crecen incontrolablemente, la educación universitaria precisa
dotar a los estudiantes de criterios para desarrollar su capacidad crítica de
evaluar, procesar y articular informaciones y conocimientos relevantes; su
capacidad de estudio e investigación, de reflexión sobre el propio pensamiento
y conocimiento, de interrogación sobre lo que aprende, de aprender y cambiar lo
aprendido en una amplia gama de contextos distintos de los institucionales
(trabajo, ocio, vida cotidiana, entre otros.). Y, sobre todo, de nuevos
esquemas de comprensión que permitan a los estudiantes posicionarse
favorablemente ante un mundo complejo e incierto. Todo ello se sintetiza en la
capacidad más importante que es la de aprender y desaprender por ellos mismos,
asumiendo su propia responsabilidad en este proceso.
El principio
de aprender a aprender y desaprender involucra a estudiantes y a profesores
como aprendices que son singulares, diferentes y contextualizados, como seres
de praxis que a la vez accionan y reflexionan sobre su mundo y sus contextos de
acción, que construyen conocimiento en su interacción con el mundo y con los
demás, que son capaces de organizar su propia experiencia y aprender de manera
propia y específica. Igualmente involucra dejar de considerar la relación con
el saber como una relación exterior e instrumental para hacerla relación de
experiencia formativa, en el sentido de provocar cambios en las maneras de
pensar, decir y hacer de los sujetos, en la relación consigo mismos, en la
relación con los otros y en la relación con el mundo del que forman parte.
El aprender
a aprender y desaprender como objetivo básico de la formación implica pensar
los contenidos y prácticas formativos desde la perspectiva del estudiante y del
profesor como sujetos que aprenden -ambos- en la práctica misma de enseñanza-aprendizaje.
Ello implica la necesidad de modalidades de aprendizaje más personalizado y
autónomo y una concepción del profesor como guía del proceso que busca el
desarrollo autónomo del estudiante, acompañándolo en este proceso y atento a
los cambios que debe introducir de acuerdo a las circunstancias y condiciones
que surjan de manera imprevisible. En efecto, si el aprendizaje es indisociable
de procesos reflexivos y dialógicos, el papel fundamental del profesor es el de
mantener estos procesos creando condiciones para que se desarrollen. Es un
educador que no se siente poseedor de certezas incuestionables, que acepta la
indeterminación y practica el pensamiento complejo. Como aprendiz es más
investigador y guía que transmisor de lo que conoce, más atento a lo que está
aconteciendo que a los contenidos de enseñanza, más atento a los procesos de
formación que a los resultados a ser medidos en pruebas de conocimiento.
C. La educación basada en el privilegio de lo colectivo
Las
interacciones sociales poseen una importancia decisiva en el desarrollo
emocional, intelectual y de la creatividad. Los sujetos que conocen y aprenden
no lo hacen al margen de sus interacciones complejas ni de los contextos
socio-culturales en las que tales interacciones tienen lugar. Nadie se forma
apartado de los otros ni desligado de sus contextos. Cualquier aprendizaje
involucra, pues, la dimensión social, ya que aprendemos con los demás y de los
demás, y aunque sea el sujeto individual quien aprende y desaprende con cada
nueva adquisición, ésta no se produce sino en el contexto de relaciones, de
manera que mientras más ricas sean tales relaciones más se convierten en
espacios de debate de ideas, de dudas, de creencias, de trabajo colectivo en
torno a proyectos comunes de acción; se crean más y mejores condiciones para
que cada sujeto elabore sus propios aprendizajes como sujeto conciente de que
su realización personal se inscribe en ámbitos de realización colectiva.
D.
Creatividad
Prigogine ha
demostrado que la creatividad es consustancial a los sistemas vivos, que son
abiertos, complejos, aleatorios y creativos. En el campo educativo, ello
implica reconocer que todos tenemos potencial para aprender a lo largo de la
vida y que ese potencial es la creatividad, uno de los pilares fundamentales
para apoyar cualquier práctica educativa que se precie de ser innovadora, pues
ser creativos es la dimensión más propia para hacernos y rehacernos como
sujetos. La creatividad es la que conduce a mejorar nuestra vida cotidiana y a
una mejor realización personal, laboral y social; es fuente de sentido de las
realizaciones humanas, razón por la cual no se deja reducir a la vida
individual sino que la trasciende en la creación de comunidad, en el proceder y
hacer para el bien colectivo.
En el ámbito
educativo, la creatividad permite a profesores y estudiantes (re)construir sus
opiniones, convicciones e imágenes y rehacer sus esquemas mentales; (re)crear
los conocimientos; (re)elaborar ideas y conceptos mediante lenguajes propios;
comprender las cosas encontrándoles valor y sentido para la vida personal y
colectiva. Por esto la creatividad es una meta educativa con valor propio, no
un recurso instrumental para lograr objetivos curriculares, y a ella se asocia
la posibilidad de que nuestras sociedades afronten los retos que tienen ante
sí.
E. Interacción e interdependencia
Del
principio de la interconectividad entre los fenómenos y de la complejidad
inherente a estos, proviene el enfoque ecológico que concibe los seres en sus
relaciones con el todo y no como entidades fragmentadas. El enfoque ecológico
hace hincapié en las relaciones entre los seres y los nexos intrínsecos entre
los fenómenos físicos, biológicos, psicológicos, sociales, económicos,
políticos, culturales, educativos.
La adopción
de la perspectiva ecológica llevaría a cambios en nuestra forma de pensar el
mundo y a modificaciones en nuestros valores, pues ella invita a pensar que en
vez de consumir es necesario conservar -de aquí el concepto de desarrollo
sostenible; en lugar de competir es preciso cooperar; y en lugar de dominar es
mejor compartir. Valores éstos que adquieren en la actualidad un carácter vital
pues estamos interconectados no sólo por una ecología social sino también por
una eco-tecnología sin precedentes en sus lógicas y en sus efectos. En efecto,
fenómenos como la contaminación ambiental, las migraciones, las guerras
fraticidas, la agresión de unos países a otros, muestran que la crisis actual
no es una crisis concerniente únicamente al individuo o a una sociedad en
particular, sino que es de dimensiones planetarias y requiere un profundo
cambio en nuestras formas de percibir y comprender el mundo, lo mismo que para
actuar en él. Reclama, en consecuencia, una revisión de valores, hábitos,
costumbres y estilos de vida, para crear condiciones de vida digna a las
generaciones venideras. Y, sobre todo, una revitalización de los principios
éticos, tal y como vienen planteándolo diversos pensadores de nuestro tiempo.
F. Contextualización
Ningún
proceso, ninguna práctica, ningún fenómeno se produce fuera de su contexto y
sólo en él adquiere sentido. Ni la educación ni los individuos que se educan
pueden pensarse fuera de su contexto, pues la singularidad de cada persona
expresada a través de sus formas de creer, pensar, decir, hacer, aprender,
representar y utilizar el conocimiento, resulta de su historia y de los valores
culturales en los que está inmersa. Somos resultado de la cultura y del
contexto, y ambos influyen en la manera en que las capacidades individuales se
desarrollan; lo que se expresa, entre otras cosas, en que determinadas
competencias individuales son influenciadas por los papeles que la sociedad
valora y ciertos tipos de inteligencia son más valorados en unas culturas que
en otras.
Estamos en
el mundo y con el mundo, en la realidad y con la realidad, actuando y
reflexionando sobre ella, insertos en ella, relacionándonos con ella. Estamos
insertos en contextos que no son solamente espacios físicos sino también y
sobre todo espacios histórico-culturales, en los cuales el ser humano crea y
recrea su realidad, hace su historia y se transforma en un ser histórico. Y
esto es fundamental para la tarea educativa de forjar el reconocimiento de la
diversidad cultural constitutiva de la condición humana.
G. Interdisciplinariedad y
transdisciplinariedad
Desde el
paradigma positivista de la educación, el currículo se organiza en disciplinas
que constituyen maneras de ordenar y delimitar un territorio de conocimiento,
de realizar la investigación y las prácticas de enseñanza. Cada disciplina
ofrece una imagen particular de la realidad, es decir, la realidad que entra en
el ángulo de visión de su objeto de estudio, de sus marcos conceptuales, sus
métodos de investigación y sus procedimientos. En el paradigma emergente de la
educación, especialmente universitaria, se asume la interdisciplinariedad, que
alude a un enfoque y a una forma de trabajo intelectual en los cuales se
realizan esfuerzos para integrar aportes disciplinarios en el abordaje de
procesos, lo que resulta en enriquecimientos mutuos de las propias disciplinas.
Pero también se reconoce la transdisciplinariedad como perspectiva y como
práctica referida a los saberes que se construye entre las disciplinas y que, a
la vez, van más allá de cualquier disciplina. La transdisciplinariedad se
orienta a la comprensión de la complejidad constitutiva del mundo y de la
condición social y humana, de sus procesos, sus prácticas, sus dinámicas, sus
cambios. Implica, por ende, el análisis e integración de las diversas
dimensiones que confluyen en la comprensión de los procesos: por ejemplo, las
dimensiones políticas, sociales y culturales, en los procesos económicos y las
dimensiones económicas, culturales sociales, en los procesos políticos.
La
transdisciplinariedad no niega los aportes disciplinarios, los redimensiona
abriendo redes de relaciones para hacer posible la emergencia de nuevos campos
de saber y la comprensión de la complejidad de los procesos en estudio. La
transdisciplinariedad significa que los problemas a tratar sean abordados desde
y con la intersección de perspectivas y aportes de varias disciplinas, pero
también, y fundamentalmente, que las disciplinas sean contextualizadas, es
decir, confrontadas con las condiciones sociales y culturales para que
respondan a nuestras demandas, necesidades e interrogantes cognoscitivos.
Los enfoques
Inter. y transdisciplinarios hacer ver el mundo de otra manera. Es lo que ha
mostrado Edgar Morin mediante sus reflexiones centradas en la complejidad y en
lo que ellas conllevan para la reforma de la enseñanza sustentadas en: el
rechazo del hiperespecialismo; el acento en las reformas de las maneras de
pensar; el conocimiento integrado, mucho más propicio para la comprensión y
solución de problemas globales y complejos; la importancia del aprendizaje
continuo y la vinculación entre teorías y prácticas.
H. Calidad con equidad
Un postulado
fundamental del paradigma emergente en la educación es la consideración de la
calidad de la acción educativa, entendida como la capacidad de las
instituciones para cumplir con su función formativa, desde el enfoque de la
formación integral como parte fundamental de su responsabilidad social. Ello
plantea la exigencia de superar la visión profesionalizante y asumir las
dimensiones intelectuales, ético-políticas, estéticas y socio-culturales de la
formación, asociadas a la participación democrática y ciudadana, a la
comprensión, al planteamiento y a las propuestas de solución de problemas
complejos, al autoaprendizaje y al desarrollo de valores y actitudes
compatibles con la construcción de una sociedad justa, democrática y
pluralista.
El reto es
la calidad que garantice la equidad en los procesos y logros de formación para
todos los estudiantes, pues la baja calidad de la educación sólo lleva a
reforzar las desigualdades sociales existentes. Al respecto, el problema básico
consiste en cómo articular la calidad del proceso con la equidad teniendo en
cuenta una población estudiantil tan diversa. Lo que si está claro es que la
calidad comprometida con la equidad no se obtiene a partir de estructuras
centralizadoras y homogéneas, ni a través de prácticas educativas de gestión
vertical, sino mediante una combinación que dé oportunidad, por un lado, a la
igualdad de condiciones para el acceso, y por otro, a la igualdad de
condiciones para al desarrollo de actividades de aprendizaje atendiendo a la
diversidad de situaciones con sus intereses y necesidades los cuales confluyen
con tales actividades a lo largo de todo el proceso de enseñanza-aprendizaje;
ciertamente, lo que tiene indudables repercusiones en el diseño del currículo y
en el currículo en acción.
I. Educación sin muros
Este
postulado refiere no sólo al hecho de que el tiempo del aprendizaje no se
limita a unas edades (niñez y juventud) y a la exigencia de unos requisitos
burocráticos, sino también a la apertura de la escuela y de la universidad a la
comunidad en la que están insertas. En tal sentido, las instituciones educativas
ya no representan espacios confinados, restrictivos y excluyentes, sino
espacios de convivencia y aprendizaje en y para la diversidad, que permitan un
mejor aprovechamiento de los recursos de cada comunidad, que posibiliten
aprendizajes sin fronteras, sin límites de edad, de condición social y física,
y sin prerrequisitos.
J. Sentido transformador de la vinculación entre universidad y sociedad
La
orientación de tal vinculación asumirá un doble carácter: la relación con los
cambios que vive la sociedad venezolana y la articulación con los movimientos
sociales, las organizaciones populares y los proyectos colectivos que convocan
y luchan por la construcción de una sociedad más justa, más libre y más humana.
En ambos sentidos, la Universidad debe, a través de sus programas de formación
y de investigación, fortalecer la conexión entre teoría y práctica. Pero no
como aplicación de la teoría a la práctica ni como elaboración de teoría sobre
la práctica, sino como conexión que implica acompañar la teoría con la práctica
y la práctica con la teoría, de modo que ambas se modifiquen y enriquezcan
mutuamente. Esta perspectiva replantea el horizonte ético-político de la
vinculación entre lo que se teoriza y lo que se practica, permitiendo
desarrollar estrategias que conecten la formación y la investigación con la
interacción social transformadora. Ello implica, sobremanera, democratizar el
conocimiento universitario ampliando los procesos de participación en la
construcción del conocimiento y la transformación social, pues ni una ni otra
son privilegio exclusivo de la Universidad y de los académicos. No se trata de
negar la peculiaridad del conocimiento que se produce y aprende en la
universidad sino de impedir su enclaustramiento e inmovilidad, asumiendo su
incompletitud y el valor del diálogo con otros tipos de saber existentes, por
ejemplo, en los sectores populares respecto de los cuales el vínculo de la
universidad con la sociedad, ya no puede ser pensado ni realizado como
investigar, hablar y escribir sobre ellos, sino construir conocimiento con
ellos en el proceso mismo de construcción del protagonismo popular y en la
puesta en común de experiencias vinculadas con propósitos de transformación
social.
Con la
adopción de estos postulados la Universidad Bolivariana de Venezuela busca
romper con la a tendencia predominante a equipar a los estudiantes con un
repertorio de principios científicos y de conocimientos tenidos como
inalterables, para ayudarlos a enfrentar la creciente complejidad de su vida
profesional y social. Las constantes transformaciones que experimentan tanto
las profesiones como los diversos campos de la vida social, demandan un nuevo
tipo de educación que justifica el papel educativo de la Universidad en los
nuevos tiempos, es decir, un nuevo modelo educativo que dará lugar a
comunidades de aprendizaje cuya creación y fortalecimiento implica la puesta en
juego de los postulados descritos, tanto en las dinámicas internas de la
Universidad como en sus vínculos con la sociedad en la perspectiva expuesta.
2 Criterios y condiciones de la función académico-formativa
El mundo y
las situaciones ante las cuales nos vemos expuestos, son y serán cada vez más
complejos e inciertos. Ante ello, la Universidad busca romper con la tendencia
predominante a equipar a los estudiantes con un repertorio de principios
científicos y de conocimientos supuestos como inalterables, para ayudarlos a
enfrentar la creciente complejidad de su vida profesional y social. Las
constantes transformaciones que experimentan tanto las profesiones como los
diversos campos de la vida social, plantean la confluencia entre el conocer, el
saber lo que es el conocimiento, la autorreflexión y la acción como ámbitos que
exigen, a su vez, modos de realización en lo comunicativo, lo afectivo y lo ético.
Confluencia que justifica, en los nuevos tiempos, el papel educativo de la
universidad. En tal sentido, los diversos programas de formación y las
prácticas pedagógicas de la Universidad atenderán a los siguientes criterios y
condiciones:
A. Criterios orientadores
• Capacidad
de transitar en las perspectivas global y nacional. Porque los procesos de
globalización tecnológica y económica, informativa y comunicacional, del
trabajo y las migraciones, del consumo, la cultura y los movimientos
ciudadanos, de la militarización y de los actos humanos sobre la contaminación,
conducen hoy a una creciente interdependencia de las transacciones
sociales-humanas, tanto como a la necesidad de revisar los conceptos de lo
global, lo nacional y lo regional, y los proyectos orientados sólo en
perspectiva global o sólo en perspectiva nacional y regional. Las nuevas
realidades plantean a la Universidad la exigencia de trabajar con las dos
perspectivas para problematizar nuestro presente: sus herencias, sus paradojas,
sus peligros, sus posibilidades, para aprender de ellos nuevas formas de
reconocimiento de la diversidad, tanto como nuevas formas de responsabilidad y
solidaridad inscritas en la creación de la conciencia cívica terrenal
(Morin: 2000: 81).
•
Forjamiento del pensamiento complejo. Porque la Universidad no puede responder
a los retos que Venezuela tiene ante sí ni afrontar la complejidad de sus
problemas, con visiones deterministas y conocimientos fosilizados,
simplificadores, fragmentarios y descontextualizados. La complejidad de los
retos, de los contextos, de los problemas plantea como responsabilidad esencial
de la Universidad la tarea de contribuir a la generación y socialización de
cambios en la visión del mundo y de nosotros mismos como bases de la
(re)creación de conocimientos, la formación de profesionales y la inserción
social, y, por consiguiente, de las formas de comprensión y acción en contextos
cuya complejidad desafía el pensamiento normal de los sistemas de ideas
que se asumieron para explicar la realidad y actuar sobre ella. Recordemos que
la complejidad se refiere al tejido en un conjunto de eventos, acciones,
interacciones, retroacciones, azares, a la vez, heterogéneos e indisociables
entre sí, que constituyen nuestro mundo, irreductible a explicaciones
causalistas y simplificadoras (Morin: 1992). El pensamiento complejo se forja
con situaciones de aprendizaje y experiencias de formación que propicien el
diálogo entre saberes, mediante el trabajo Inter. y transdisciplinario.
• Valoración
positiva de la incertidumbre. Porque complejidad de nuestro tiempo está
asociada a las situaciones de crisis que generan incertidumbres como resultado
del resquebrajamiento de las bases tanto de la organización social como de las
representaciones que otorgaban certezas y seguridades. Por ello, frente a la
inoperancia de las viejas certezas para explicar y comprender las condiciones
histórico-sociales del presente, el pensamiento complejo y abierto se construye
en y con el proceso de crisis, dialogando con la incertidumbre inherente a
cualquier situación de la que formamos parte, y su adopción por parte de los
profesores y estudiantes como una actitud intelectual abre oportunidades para
hacer sus propios aportes y saber actuar en medio de contextos complejos e
inciertos.
• Asunción y
socialización de una visión ecológica de los sistemas naturales, sociales y
culturales, que incluya a la Universidad misma, sus programas académicos, los
campo de conocimiento y cada campo de formación profesional. Porque ellos
tienen en el nivel más profundo un carácter ecológico que permite no sólo sus
interacciones, sino sus retroacciones con los diversos contextos
extra-institucionales, lo que plantea la necesaria contextualización
socio-cultural de los sujetos y sus saberes, abriendo así la posibilidad de
reconocimiento de la diversidad cultural constitutiva de la condición humana y
la práctica de los valores de cooperación y solidaridad con los seres humanos
que sufren las consecuencias de un modelo de desarrollo eco-depredador en lo
medio-ambiental, lo social y lo cultural.
•
Incorporación del principio de aprender a aprender y desaprender. Porque sin la
puesta en práctica de este principio no hay educación dialógica y
transformadora, basada, como se ha dicho, en una visión del aprendizaje como
proceso inacabado, construido por el diálogo que el individuo mantiene consigo
mismo, con los otros, con la cultura y con el contexto, un proceso de reflexión
en la acción y de acción en la reflexión que implica un cambio radical en la
relación con el saber: ya no exterior e instrumental para lograr algo (aprobar
un examen, publicar un artículo, por ejemplo) sino de experiencia formativa
para hacer que lo acontece fuera de nosotros nos concierna, nos haga decir,
pensar y sentir de otra manera; nos procure transformaciones internas. Relación
que implica la reflexión sobre el conocimiento adquirido, cambiar lo aprendido,
de construir los lenguajes dominantes que impiden analizar y comprender las
condiciones en que vivimos, las prácticas que construyen las formas colonizadas
de decir, pensar, decir y hacer y el esfuerzo incesante de crear nuevas formas
de constituirnos a nosotros mismos de otro modo.
•
Sensibilización hacia lo ético. Porque es preciso que estudiantes y profesores
aprendan a inscribir sus acciones en un horizonte ético, es decir, en la
conciencia de que la responsabilidad de sus acciones como seres humanos es
parte de una sociedad y de una especie y que, por ende, el desarrollo humano
conjuga las autonomías individuales, las participaciones comunitarias y el
sentido de pertenencia a la especie humana (Morin: 2000: 21).
De especial
importancia resulta la comprensión de la complejidad constitutiva de la
condición humana a partir de la articulación de diversos conocimientos y
saberes resultantes de las ciencias naturales, de las ciencias sociales, y de
las humanidades en su más amplio sentido -filosofía, historia, literatura,
poesía, artes- (Ibídem: 21). Pues a ella se asocia la ética de la comprensión,
la cual implica romper con el egocentrismo, el etnocentrismo, la incapacidad de
autocrítica, la arrogancia, el desprecio como actitudes y prácticas que,
asociados al pensamiento reductor y simplificador de lo humano, han constituido
el sustento del racismo, la xenofobia y otras formas de exclusión del otro
(Ibídem: 104-105).
• Inclusión
de la formación para el ejercicio de ciudadanía, implicando en ella la
comprensión de la democracia como forma de vida política en sus dimensiones
políticas, culturales y éticas, la construcción de la ciudadanía terrestre,
tanto como la recuperación de nuestra memoria histórica asociada a una nueva
manera de comprender el presente histórico venezolano.
• Privilegio
de situaciones de aprendizaje que exijan el manejo de perspectivas en
conflicto, el planteamiento de preguntas pertinentes y la búsqueda personal e
interpersonal de respuestas a problemas que involucren acercamientos a
conocimientos contextualizados, multidimensionales y complejos. Se trata de
formar profesionales que sepan enfrentar problemas complejos en contextos
complejos de acción socio-profesional.
• La
investigación como condición de la enseñanza, tiene como propósito hacer
participar a los estudiantes en determinados tipos de investigación que
involucren compromisos de participación social, de acción y de comunicación, y
promuevan la articulación de saberes. Podemos llamarla investigación formativa
pues implica la puesta en juego de la incertidumbre como actitud mental, la
capacitación para afrontar la incertidumbre en lo real, la seguridad en sí
mismos, la asunción de responsabilidades propias y ciertos sentidos de sus
acciones presentes y futuras. Todo ello exige garantizar espacios para que los
estudiantes ejerzan el derecho a tener voz propia, a desarrollar su propio
sentido de sí mismos, formular sus percepciones, aportar sus propias
sugerencias, construir sus conceptos, participar en sus propias acciones y
asumir la responsabilidad ante ellas.
Estos
criterios permiten definir algunas de las condiciones fundamentales que se requieren
para su puesta en acción.
B. Condiciones
a.
Aspecto institucional
Se requiere:
• Creación
de espacios de aprendizaje y capacitación permanente de los profesores en
proyectos interdisciplinarios con sustento epistemológico, metodológico y
tecnológico, porque la interdisciplinariedad y la transdisciplinariedad no
vienen dadas por sí mismas y su aprendizaje conduce a una reforma profunda en
el pensamiento y en la acción de los profesores.
•
Cualificación pedagógica del profesorado mediante actividades de formación,
tales como seminarios, conformación de grupos interdisciplinarios para la
discusión y la reflexión pedagógica.
•
Conformación de grupos interdisciplinarios para el desarrollo de experiencias
de formación sustentadas en la investigación.
• Diseño de
estrategias curriculares que favorezcan la investigación formativa en los
programas de formación, así como sus vínculos con la interacción
sociocumunitaria.
• Promoción
y consolidación de la investigación orientada al enriquecimiento de los campos
de conocimiento, como eje organizador de los programas de formación avanzada.
• Optimización
de redes de servicios de biblioteca, centro de documentación e Internet.
•
Implantación progresiva de los programas de formación de grado y avanzados.
• Diseño e
implantación de un sistema de evaluación permanente del currículo, con
participación de profesores y estudiantes.
•
Seguimiento y evaluación del desempeño pedagógico de los profesores.
• Adopción
de nuevas tecnologías y metodologías de enseñanza-aprendizaje.
• Creación
de programas de intercambio académico de profesores y estudiantes, tanto nacional
como internacional.
• Promoción
de la formación avanzada de los profesores, como requerimiento para la
cualificación de los procesos académicos.
•
Asesoramiento académico a los estudiantes desde el inicio de las carreras.
• Gestión
ágil de la administración curricular.
b. Aspecto
profesoral
Se requiere
un cuerpo profesoral:
• Altamente
comprometido con las finalidades de la Universidad y con alto sentido de
responsabilidad.
• Dispuesto
a abandonar las seguridades de los esquemas interpretativos y de los
conocimientos dados, las ideas estrechas sobre el conocimiento y la enseñanza
como forma de difundir los conocimientos científicos y las comprensiones
eruditas.
• Capacitado
en la formulación y desarrollo de proyectos interdisciplinarios.
• Capaz de
crear situaciones pedagógicas para dar cabida a la incertidumbre, la
complejidad, la comprensión, la indagación y, sobremanera, a experiencias de
formación que desarrollen capacidades para su manejo, lo cual supone que los
estudiantes dispongan de espacio pedagógico para desarrollar su sentido de sí
mismos y su propia voz, en un proceso que implica, para unos y otros, aprender
a aprender y a desaprender. Así como la reducción de la distancia que se
establece por la jerarquía del profesor y la práctica de enseñanza que sitúa a
los estudiantes en una posición de subordinación haciéndolos meros receptores
de un currículo que les resulta completamente ajeno.
• Con
sentido de cooperación para emprender proyectos conjuntos de investigación
formativa que articulen conocimientos mediante el estudio orientado hacia la
comprensión de procesos y problemas de carácter mundial, nacional o regional, y
para participar en proyectos y programas de interacción sociocumunitaria
asociados a los procesos de enseñanza-aprendizaje que propicien logros
formativos en los estudiantes.
c. Aspecto
curricular
Se requieren
currículos abiertos, flexibles y dinámicos:
• Que
privilegien el aprendizaje en vez de la transmisión de conocimientos, y el
conocimiento pertinente tanto desde el punto de vista de la generación de
capacidades, actitudes y valores indicados en los criterios expuestos, como
desde la perspectiva de los retos planteados por el desarrollo integral en sus
alcances nacional y regional.
• Que se
organicen y desarrollen con base en diversas situaciones de aprendizaje y
experiencias formativas, en cuyas definiciones y desarrollos intervengan sus
actores fundamentales, los profesores y los estudiantes.
• Que
generen y consoliden la investigación formativa como soporte central de la
función docente.
• Que
incorporen bajo la forma de proyectos la articulación entre la
enseñanza-aprendizaje, la indagación y la proyección hacia la sociedad,
generando los espacios necesarios para que exista una verdadera interacción
entre los miembros de la comunidad académica.
• Que
trasciendan la formación puramente profesional y posibiliten tanto la formación
integral como el conjunto de procesos y logros que confluyen en el desarrollo
de actitudes, valores y capacidades:
- vinculados
a la articulación entre los contenidos del proceso de enseñanza-aprendizaje con
sus significaciones culturales, éticas y estéticas, a fin de fortalecer la
capacidad de comprensión, comunicación y expresión indispensables para
encontrar sentidos individuales y colectivos a lo que se piensa, se dice y se
hace,
-
relacionados con la iniciación profesional en perspectiva interdisciplinaria, y
con el desempeño proactivo en la generación de oportunidades laborales,
- vinculados
al pensamiento independiente y los procesos crítico-reflexivos del estudiante
para abordar, analizar y transferir conocimientos; identificar supuestos;
plantear problemas y explorar alternativas valorando la importancia del manejo
de la incertidumbre ante situaciones difusas,
-
relacionados con la valoración social, política, ética y estética, necesarias a
su formación como personas, profesionales y ciudadanos y ciudadanas
comprometidos(as) con formas de vida propias de una sociedad democrática
participativa,
-
movilizados por valores tales como la justicia, la solidaridad, el pluralismo,
el ejercicio de la libertad, la sensibilidad frente a problemas sociales y a la
diversidad de lenguajes que posibilitan formas de vida más solidarias, justas y
libres.
3 Identidad del egresado
Junto a los
postulados y criterios antes descritos, la caracterización general del egresado
de la Universidad Bolivariana de Venezuela, toma en cuenta los siguientes
aspectos:
• El
resquebrajamiento del mito de las especializaciones disciplinarias rígidas como
criterio fundante de la definición de perfiles profesionales y, en
consecuencia, al creciente acuerdo acerca de la necesidad de ofrecer
especializaciones amplias y abiertas que permitan a los egresados
universitarios desempeñarse profesionalmente en ámbitos particulares y diversos.
Ello significa formar profesionales que posean una sólida formación general y
flexible; capacidad de pensamiento, complejo, crítico-reflexivo y abierto para
afrontar las incertidumbres con resolución; capacidad de análisis, de
contextualización y de pensamiento estratégico, necesarios a la reflexión,
acción y búsqueda de soluciones a situaciones y problemas en contextos
diversos; facilidad para comunicar sus ideas, para el trabajo en equipo; y alto
sentido ético de responsabilidad y de servicio público.
• La
reorganización de las profesiones como campos que implican la integración de
conocimientos, prácticas, capacidades, actitudes y valores, en diferentes
escenarios y situaciones ocupacionales y laborales, cada vez más complejos e
integrados hoy. Ello como resultado de la creciente tendencia a nuevas
dinámicas mediadas por nuevas formas de organización del conocimiento, tanto
como de las instituciones u organizaciones como de los contextos laborales y
del trabajo. Estas dinámicas se definen más por la integración que por el
aislamiento, más por la búsqueda conjunta de soluciones que por la competencia
individual, más por la capacidad de aprendizaje continuo de sus integrantes que
por los conocimientos adquiridos.
• Las
profesiones no existen bajo la forma de disciplinas, sino como campos de
prácticas en los que confluyen diversas áreas de conocimiento y tensiones en
sus formas de organización, control y ejercicio. En tal sentido, la formación
profesional no puede seguir siendo visualizada como la aplicación de un
conocimiento estandarizado a problemas específicos ni ver los conocimientos
especializados y las competencias como los únicos componentes de una profesión.
Una profesión también descansa en la articulación de otros componentes, que no
son externos a su ejercicio: lo ético, por ejemplo, no es una adquisición
puramente actitudinal sino un componente que da cuerpo a la identidad
profesional, sentido de pertenencia a un profesional cualquiera sea el ámbito
en el que se desempeñe, pues comporta el ejercicio responsable tanto como el
discernimiento y cooperación en el logro del bien común.
En tal
sentido, la Universidad se propone la formación de ciudadanos-profesionales
cuya identidad se reconozca por las actitudes, valores y capacidades que se
enuncian seguidamente.
a. Desde el
punto de vista intelectual
Nuestros
egresados, además de la profundidad y del rigor en los correspondientes campos
de conocimiento, se caracterizarán por:
• Tener una
visión crítico-reflexiva de los procesos de construcción y difusión del
conocimiento, que les permita valorar el papel de los modos de pensar en dichos
procesos y de las condiciones histórico-culturales en las que se produce y
difunde el conocimiento.
• El
ejercicio de nuevos modos de pensar con base en los principios que organizan el
conocimiento pertinente, es decir, el conocimiento capaz de situar lo
específico en el contexto, el contexto en lo global, lo global en lo
multidimensional y lo multidimensional en lo complejo, para enfrentar la
hiperespecialización que ha impedido comprender tanto lo global (fragmentado en
parcelas de conocimiento), como lo particular (separado de su contexto).
• Su
capacidad para afrontar de manera creativa situaciones definidas por la
incertidumbre, valorándola como fuente de vitalidad del conocimiento y de sus
propias contribuciones, en la medida en que rompe la convicción de poseer
verdades absolutas e inmutables, listas para ser aplicadas.
• La
reflexión científica y la creatividad para solucionar problemas reales a través
del uso critico del conocimiento, superando así el cientificismo en las
dimensiones científicas de su actividad profesional.
• Pensar
sobre su propio pensamiento, desarrollando así las habilidades de su
inteligencia.
• Su capacidad
de síntesis, es decir de trabajar la pluralidad en la unidad.
• Su
capacidad trabajar interdiciplinaria y transdiciplinariamente.
• Su
capacidad de valoración social, cultural, política, ética y estética.
• Su
capacidad de argumentar y someter a juicio los argumentos, incluyendo los
suyos.
b. Desde el
punto de vista de sus aportes al desarrollo integral de Venezuela
como profesional altamente calificado, éticamente
responsable y ciudadano comprometido con la
consolidación de nuestra democracia.
Nuestros
egresados se caracterizarán por:
• Su gran
sensibilidad ante los problemas nacionales y su profundo sentido de país.
• Su
compromiso con el desarrollo científico y tecnológico de Venezuela, así como
con la creación intelectual asociada a los ámbitos de las humanidades y del
arte, imprescindibles para su enriquecimiento cultural.
• Sus
contribuciones a los procesos de desarrollo económico y social basados en el
principio de justicia social y de sustentabilidad.
• La
valoración y desarrollo de formas de comprensión del mundo, de nuestro país, de
su cultura y de sí mismos, lo cual implican el ejercicio de la comprensión
intelectual de lo social-humano y la ética de la comprensión, para apreciar la
diversidad cultural, saber vivir en relaciones con los otros sustentadas en el
reconocimiento de sus diferencias, y participar en las luchas contra toda
discriminación, estigmatización y exclusión social.
• Su
compromiso con la profundización de la democracia participativa como forma de
vida política.
• Sus aportes
al desarrollo socio-cultural y educativo del país y sus regiones, y a la
sustentabilidad de las comunidades.
• La
realización de sus acciones en horizontes éticos asociados a su ejercicio como
profesionales, como ciudadanos y como seres humanos de espíritu libre, mente
abierta y respetuosos de la dignidad de las persona.
• Su
capacidad de generar y transferir conocimientos en lo ámbitos e acción
profesional conjugando lo universal y con las mediaciones locales.
• Asumir
actitudes de compromiso, solidaridad, responsabilidad, respeto y de servicio en
el ejercicio de sus funciones profesionales.
• Construir
alternativas innovadoras en su ejercicio atendiendo a los cambios
sociales y tecnológicos.
•
Desarrollar en su entorno socio-profesional procesos dinámicos de gestión, para
generar en las comunidades y en las personas el interés de velar y actuar en
pro del bien común, conforme a los requerimientos de la sociedad venezolana.
• Actuar en
consecuencia con los principios constitucionales, los ordenamientos legales y
las normas morales de responsabilidad y tolerancia, indispensables para la
convivencia democrática.
c. Desde el
punto de vista de las competencias dialógicas y de las competencias
cognoscitivas complejas
Nuestros
egresados se caracterizarán por sus capacidades para:
• El
diálogo, con base en la comprensión de los patrones y sistemas diversos de
lenguaje, que media los procesos comunicativos de los sujetos.
• El manejo
de conceptos complejos.
• Hacer
previsiones ante escenarios cruzados por incertidumbres y generar hipótesis
plausibles.
• Capacidad
de interpretar datos de gran complejidad.
• Analizar y
transferir conocimientos, identificar supuestos, plantear problemas y explorar
alternativas valorando la importancia del contexto.
• La investigación,
el diseño y la gestión de procesos en el contexto actual, sustentados en la
comprensión de ámbitos sociales complejos, heterogéneos y dinámicos.
• Elaborar y
gerenciar proyectos y programas relacionados con su campo de desempeño
profesional en ambientes de trabajo interdisciplinario.
Las
actitudes, valores y capacidades señaladas implican que el egresado de la
Universidad Bolivariana de Venezuela, debe tener siempre presente el bien
común, la justicia social y los valores que dignifican al ser humano.
CAPÍTULO 5 El ámbito de la formación Lineamientos y Pautas para el diseño curricular Consideraciones preliminares
Como se ha
observado en la presentación, la Universidad nace con el reconocimiento
objetivo de muchos de los problemas que afronta el país y con conciencia de que
su superación se halla condicionada, en buena medida, por la forma de pensarlos
y de actuar sobre ellos, tanto como por la formación de profesionales de nuevo
tipo. De allí la importancia que tiene el diseño y desarrollo curricular que
constituyen, en cierta forma, la columna vertebral de los procesos formativos,
pues de estos depende, en buena parte que la orientación de dichos procesos sea
cónsona con las finalidades educativas de la institución y su expresión en los
lineamientos y pautas curriculares expuestos en la primera parte del Documento.
La segunda parte contiene una descripción general de las características
correspondientes a los Programas de Formación que ofrecerá la UBV.
1. Lineamientos para el diseño curricular
En correspondencia
con el Proyecto Educativo de la Universidad Bolivariana de Venezuela, el diseño
curricular se asume como un proceso inacabado, a desarrollarse en torno a dos
líneas de trabajo complementarias: la creación de procesos de participación
para la toma de decisiones y la construcción de un currículo que responda a los
lineamientos que se presentan seguidamente.
2. Desde el punto de vista de la responsabilidad social
• Mantener
una visión crítica sobre las propias finalidades de la formación y de sus
relaciones con la sociedad y, por consiguiente, desarrollar la reflexión
crítica y la autonomía de pensamiento acerca de la propia Universidad.
•
Realización de proyectos que comprometan a la comunidad universitaria y a los
distintos colaboradores potenciales de la Universidad, para que cumpla,
mediante sus programas de formación, su papel de actor social en el proceso de
desarrollo integral y sostenible, desde la escala local hasta la nacional y
regional Latinoamérica y el Caribe.
• Valoración
de la formación de ciudadanía frente a la tendencia predominante de formaciones
meramente profesionales y pensamientos instrumentalizados.
• Apertura
permanente a la reflexión en encuentros e intercambios que generen una fuerza
de propuestas sobre el conjunto de problemas, pertinentes para las relaciones
entre los distintos campos de conocimiento y entre éstos y las cuestiones que
preocupan a la sociedad venezolana.
•
Vinculación con las necesidades sociales para dar las respuestas.
• Presencia
en la sociedad para que la valoración de sus acciones en los diversos programas
de formación permita a la Universidad y a los universitarios confrontarse con
la sociedad, mediante la puesta en debate del valor social, cultural y ético de
los mismos.
• Valoración
del servicio a la comunidad, institucionalizándolo mediante su incorporación a
proyectos de servicios comunitarios multidisciplinarios como requisito de
titulación en los niveles de grado y de postgrado.
3. Desde la perspectiva de los saberes, la estructura y el desarrollo de
los planes de estudio, independientemente de los programas y niveles de
formación:
•
Trascenderán la formación puramente profesional y atenderán a la formación
integral que permita que como seres humanos sean capaces de afrontar la
incertidumbre en sus diversos campos de acción.
• Darán
mayor importancia al trabajo en torno a procesos y problemas, articulados a
tipos de saber y aportes de los diversos campos disciplinarios, para
desarrollar indagaciones interdisciplinarias y un enfoque transdisciplinar.
•
Privilegiarán situaciones pedagógicas que propicien la articulación de saberes
y conocimientos en sentidos Inter. y transdisciplinarios, para contribuir a la
formación de nuevas capacidades y actitudes que reclaman los contextos
crecientemente complejos de acción social y profesional.
• Darán un
lugar central a la investigación formativa como soporte de los procesos de
enseñanza-aprendizaje, lo que equivale a privilegiar el proceso de aprendizaje
sobre la transmisión de conocimientos.
• Se
organizarán atendiendo a los ejes de formación epistemológica, socio-cultural,
ético-política y profesional. En cada uno deben operar los principios de
complejidad, incertidumbre y comprensión, en los sentidos expuestos en el punto
correspondiente a los criterios.
• Se
desarrollarán con base en diversas situaciones de aprendizaje y experiencias
formativas en cuya definición y desarrollo intervengan sus actores
fundamentales, los profesores y los estudiantes.
•
Incorporarán unidades curriculares bajo la forma de proyectos que propicien la
articulación entre la enseñaza-aprendizaje, la investigación formativa y la
proyección hacia la sociedad.
• Vincularán
la formación profesional, socio-cultural y ético-política con el contexto
nacional y mundial, dando lugar a la interrogación crítica y reflexiva de los
sentidos asociados al conocimiento epistemológico, científico, técnico y
humanístico, a la democracia y a la convivencia democrática, a la ciudadanía, a
las relaciones humanas y a la diversidad cultural, entre otros. Reivindicando,
así, la noción y capacidad del concepto de responsabilidad ética y
deontoló-gica en relación con los campos de ejercicio profesional y en la
relación con la sociedad y con los otros.
• La
evaluación, por consiguiente, formará parte del proceso de
enseñanza-aprendizaje y estará centrada en la mejora, más que en el control y
en los procesos más que en los productos; será integral, atenderá las
situaciones individuales y de grupo y será participativa en relación con los
actores implicados.
4. Desde el punto de vista de la formación del estudiante
El diseño y
desarrollo curricular serán flexibles en los siguientes sentidos:
a. Como proceso de interacciones que tiene como
objetivo fundamental contribuir a la formación integral de los estudiantes, mediante
la articulación de diversas formas de conocimiento y de situaciones de
aprendizaje que permitan:
•
(Re)construir sus opiniones, convicciones e imágenes, rehacer sus esquemas
mentales, (re)crear los conocimientos, (re)elaborar ideas y conceptos mediante
lenguajes propios; (ii) comprender los procesos encontrándoles sentido y
propósito para sus vidas, asociar las experiencias educativas al mundo personal
y social; (iii) proyectar conceptos y teorías en la práctica social. Y, por
ende, como un proceso en permanente adecuación a los procesos de formación, que
fomenta la capacidad de decisión del estudiante sobre la selección y
combinación de contenidos y planes de trabajo así como sobre las secuencias y
ritmos de su formación.
• Vincular
las prácticas de formación con el contexto nacional y mundial, dando lugar a la
interrogación crítica y reflexiva de los sentidos asociados a los conocimientos
epistemológico, científico, técnico y humanístico, a la democracia y a la
convivencia democrática, a la ciudadanía, a las relaciones humanas, a la
diversidad cultural, entre otros. Reivindicando, así, la responsabilidad ética
en relación con los campos de ejercicio profesional y en la relación con la
sociedad y con los otros.
b. Como apertura de la oferta académica y de la
diversidad de áreas de conocimiento y práctica, orientadas a favorecer las
demandas e intereses de los estudiantes y el acceso a la formación de diversos
sectores de la sociedad venezolana. Cabe señalar que esta forma de flexibilidad
(en la selección de carreras, áreas de conocimiento y práctica, unidades
curriculares) no se limita a la posibilidad del estudiante para decidir entre
una gama de ofertas, sino al sentido formativo que debe tener esta decisión. La
flexibilidad curricular asociada a la oferta académica se vinculará con el
incremento progresivo de esta oferta haciéndola cada vez más amplia,
diversificada y diferenciada, para dar mayores y mejores posibilidades a los
estudiantes de organizar sus propios programas de estudios de acuerdo con sus
necesidades de formación, sus intereses y tiempos de dedicación. Para ello, la
Universidad:
• Ofrecerá
más oportunidades de acceder a sus programas de formación mediante una gama
amplia de posibilidades como carreras conducentes a título, cursos u otras
modalidades conducentes a certificación.
•
Diversificará opciones de formación y titulación ampliando el acceso a públicos
diversos, con miras a la educarse a lo largo de la vida.
• Dará
respuestas a necesidades formativas de los estudiantes, creando salidas
laterales que permitan facilitar al estudiante la solución de sus necesidades
laborales y su prosecución (o reingreso) sin restricciones burocráticas,
ofreciendo horarios flexibles, y aprendizaje a distancia con asesoría
académica.
• Ampliará
la oferta de contenidos y prácticas formativos que posibiliten a los
estudiantes una selección más adecuada a sus necesidades e intereses
individuales, lo cual implica una un sistema flexible de créditos.
•
Posibilitará, para aquellos estudiantes que así lo deseen, de acuerdo con sus
trayectos de formación, reducir los tiempos para la obtención del grado.
5. Desde el punto de vista de la organización de los contenidos y
prácticas de formación
La
organización y desarrollo curricular supondrán formas de organización del
conocimiento acordes con los nuevos modos de creación del conocimiento,
caracterizados por la interdisciplinariedad, la transdisciplinariedad y la
reflexión, las cuales permiten articular nuevos campos y ámbitos de estudio,
combinando y configurando los contenidos formativos de diferentes maneras, a
partir de diferentes contextos, prácticas y problemas.
Por ello, el
currículum no se organiza teniendo como centro las disciplinas y su enseñanza,
sino los contextos, prácticas y problemas que faciliten la apertura a las
interacciones entre las diversas unidades de contenido y prácticas de formación
(enseñanza-aprendizaje). Estas unidades refieren a proyectos, seminarios,
talleres, cursos integrados, módulos, entre otros). Ello, para hacer posible
que:
(i) cada
unidad curricular se relacione con las finalidades del currículo como un todo;
(ii) los
profesores de diferentes especialidades desarrollen programas comunes;
(iii) los
estudiantes aprendan a ver cómo influyen unos procesos sobre otros (los
procesos industriales en el desarrollo científico-tecnológico y viceversa; los
procesos económicos en los políticos y viceversa; los cambios económicos,
culturales, políticos y éticos en los educativos y viceversa, por ejemplo).
En síntesis,
en lugar de la tradicional división del conocimiento en asignaturas aisladas,
el acento se hará sobre unidades curriculares (contenidos y prácticas de
formación) que permitan, por una parte, la articulación de saberes específicos
en torno a núcleos genéricos de conocimientos y desarrollo de competencias, y,
por otra, los vínculos entre prácticas de formación, prácticas de investigación
formativa y de inserción social. Porque la organización curricular deberá
constituirse en el espacio de prácticas pedagógicas que induzcan a pensar en
términos de:
•
Interdependencia más que de independencia.
•
Cooperación más que de competencia.
• Inclusión
más que de exclusión.
•
Responsabilizarse del otro más que de dominar al otro.
• Redes más
que de jerarquías.
• Procesos e
interrelaciones más que de objetos y estructuras.
• Inter y
transdisciplina más que de disciplina.
•
Multidimensionalidad más que de unidimensionalidad.
•
Incertidumbre más que de certezas absolutas.
•
Conocimiento contextual y creativo más que de conocimiento aislado y
repetitivo.
Para
viabilizar:
• El
desarrollo de actitudes, valores y capacidades vinculados con la participación
en el desarrollo integral del país.
• El
aprendizaje contextual: aprender a crear y explorar contextos de significado.
• La
comunidad de aprendizaje y la participación de la comunidad en el aprendizaje.
• El
desarrollo de habilidades del pensamiento, resolución de problemas complejos,
pensamiento crítico, toma de decisiones, cooperación, capacidad de diálogo.
• La
preparación de estudiantes para la participación pública y la responsabilidad
social, como un ejercicio de ciudadanía asociado a la creación permanente de la
cultura democrática en sus dimensiones sociales, políticas y éticas.
• El
desarrollo de la creatividad intelectual y la conducta responsable.
6. Pautas para el diseño curricular
El diseño
curricular se entiende como la relación entre diversos aspectos que dan
expresión a las finalidades formativas de la institución: fundamentación,
identidad del egresado, objetivos del programa de formación, metas de
formación, estructura curricular, organización de unidades curriculares,
requisitos de ingreso, requisitos de graduación, título y grado que se
otorgarán, entre otros. En él cobran especial relevancia la concepción de los
conocimientos y de su enseñanza-aprendizaje, expresada en la selección de
contenidos y prácticas de formación que dan lugar a las respectivas unidades
curriculares.
El diseño
curricular de la UBV estará constituido por un conjunto articulado de aspectos
que darán expresión al principio de flexibilidad y se sustentarán en la
necesidad de: (i) vincular los programas de formación con nuevas demandas del
desarrollo integral del país (económicas, sociales, políticas, culturales,
éticas, educativas y tecno-científicas); (ii) establecer una mayor y mejor
interacción entre el conocimiento científico, social y humanístico y las
comunidades; (iii) fomentar y desarrollar una cultura académica de la Inter. y
transdisciplinariedad; y (iv) articular la formación, la investigación y la
interacción comunitaria para incidir en el ejercicio profesional de los futuros
egresados y, de manera importante, en la oportunidad que pueda brindarse a los
estudiantes de realizar su formación en coherencia con los sentidos
individuales y colectivos de la misma. En tal sentido, se definen las
siguientes pautas.
7. Selección de contenidos y prácticas de formación
En cualquier
currículo hay selección de diferentes discursos y prácticas. Ella conlleva una
recontextualización de los conocimientos inherentes a diversos campos del
saber, que abstrae, extrae dichos conocimientos de sus lugares disciplinarios y
los reubica en campos pedagógicos. Esa recontextualización puede ser realizada
por criterios rígidos o flexibles y por esto es importante considerar la
selección de contenidos formativos de acuerdo con su relevancia, su
pertinencia, su transferencia hacia procesos de comprensión y solución de
problemas sociales (ambientales, económicos, educativos, culturales, políticos,
de salud, por ejemplo); su valor para la formación intelectual, cultural,
política, ética y estética. En las nuevas condiciones socio-históricas, es
necesario realizar los procesos de selección de los contenidos de los programas
de formación en consonancia con:
• El ritmo
de expansión y cambio del conocimiento que demanda una mayor articulación e
interdependencia entre el conocimiento general y el conocimiento especializado.
• Las
necesidades de posicionamiento creativo ante la incertidumbre propia de
nuestros tiempos, tanto en la realidad del mundo como en los esquemas de
comprensión.
• Los
cambios epistemológicos que tienen lugar en los diversos campos de
conocimiento.
• La
necesidad fundamental de introducir a los futuros profesionales en los aspectos
relevantes (económicos, sociales, culturales, epistemológicos, éticos) de la
ciencia, la tecnología y la educación.
• Las
necesidades que surgen en y desde la diversidad de escenarios laborales y las
competencias que ellas requieren para el ejercicio profesional.
• Las nuevas
formas de creación y recreación del conocimiento y las posibilidades
permanentes de su transferencia a diferentes campos de práctica profesional y
social.
La selección
de los contenidos y prácticas de formación, hecha desde el enfoque de la
formación integral, implica dar a los programas académicos de formación un
sentido más abierto, más universal y pertinente, y permite ubicar a los
estudiantes en papeles más activos o creativos en sus procesos de formación.
Asimismo, favorece la apertura hacia nuevos enfoques y modelos en los
diferentes campos de conocimiento y práctica, tanto como la ampliación de la
gama de especialidades sin orientaciones profesionalizantes; y hacia nuevas
opciones organizativas (proyectos, cursos integrados, seminarios, talleres,
laboratorios, prácticas profesionales, etc.) que faciliten la constitución de
programas de trabajo colectivo y la participación de los estudiantes en ellos.
8. Organización curricular
La
organización curricular define categorías organizativas a partir de las cuales
se establecen los agrupamientos de contenidos formativos y sus articulaciones.
Conforme al enfoque educativo adoptado y a los criterios definidos para el
diseño curricular, la organización de los planes de estudio correspondiente a
los diversos programas de formación se llevará a cabo considerando las
categorías que aparecen seguidamente.
a. Eje de
formación
Constituye
la categoría de organización curricular más amplia e inclusiva de los planes de
estudio en la UBV, y refiere espacios de conocimientos y prácticas que
convergen en los propósitos de la formación integral. Los ejes poseen sus
propios lenguajes pero sus límites no son rígidos, de manera que los
conocimientos y prácticas que ellos integran son susceptibles de aperturas a
interrelaciones y permiten la confluencia de programas académicos en un marco
relativamente común de referencias, para facilitar la formación integral
mediante situaciones de aprendizaje y experiencias de formación que articulen
docencia, investigación e inserción social. En efecto, los ejes pueden implicar
la articulación entre programas de formación, no sólo para el análisis de
relaciones entre los objetos de estudio, sino también para la puesta en escena
de prácticas de formación que enriquezcan continuamente los respectivos métodos
y estrategias de cada programa. Desde esta perspectiva, se definirán unidades
de contenidos y prácticas de formación comunes a todos los programas de
formación.
Los ejes de
formación ofrecen altos grados de posibilidad para que los estudiantes puedan
movilizarse entre los diversos programas de formación, de acuerdo con sus
intereses y necesidades de formación. Por ello, esta categoría organizativa no
refiere a ciclos de formación (ciclo básico o general y ciclo profesional) ni
al carácter obligatorio o electivo (generalmente tenido como complementario) de
contenidos de formación, sino a un criterio de organización curricular que
funcionará a lo largo de los planes de estudio de los programas de formación,
permitiendo generar articulaciones dentro de un programa de formación o entre
ellos. Desde este punto de vista, los ejes de formación tienen un significado
operativo y práctico, y proporcionan un desarrollo del currículum en términos
de innovación curricular.
Los planes
de estudio correspondientes a los programas de formación atenderán a los
siguientes ejes de formación:
•
Epistemológico y Metodológico.
•
Socio-cultural y Ético-político.
•
Profesional.
• Estético y
lúdico.
Más adelante
se presenta la caracterización y objetivos generales de cada uno de estos ejes.
b.
Componentes de formación
Los
componentes se consideran como los conjuntos de conocimientos y prácticas que constituyen
un eje de formación y que pueden definirse en términos de núcleos temáticos o
de temas-problemas. Ellos tienen características propias y contribuyen de
manera interrelacionada a la formación integral.
Cuando se
dice que los componentes contribuyen a la formación integral, ello significa
que confluyen de manera articulada en la formación de los futuros profesionales
dentro de un campo. Así, por ejemplo, un programa de formación como
comunicación social debe integrar componentes de formación pertenecientes a los
ejes de formación social, ético y político, epistemológico y metodológico,
estético y lúdico.
El peso de
los componentes dentro de los ejes de cada programa de formación debe mantener
un cierto equilibrio, para evitar la reproducción de las prácticas
tradicionales en las cuales, por ejemplo, los programas de formación
correspondientes a campos científico-tecnológicos consideran como
complementarios e, incluso, sin importancia los conocimientos socio-culturales
y humanísticos; es así que la tendencia ha sido excluirlos de la formación de
los profesionales de tales campos.
Es
pertinente observar que los componentes per se no garantizan la flexibilidad
curricular, sino la forma en que se seleccionan y organizan sus contenidos para
establecer relaciones dentro de ellos y entre ellos.
c. Unidades
básicas de organización curricular
Cada eje y
componente se expresa en contenidos y prácticas de formación de unidades
básicas innovadoras. Ello significa que no se considerará la tradicional
organización por asignaturas que, en general, permanecen inmodificables y
aisladas entre sí, con jerarquías diferenciadas y promovidas por las lógicas de
poder-saber que funcionan en la organización y desarrollo curricular. Las
unidades básicas innovadoras buscan interrelacionar conocimientos entre sí y
éstos con los contextos y prácticas sociales y profesionales, fomentando así la
investigación formativa y el trabajo colectivo y participativo en equipos. En
tal sentido, rompen con la visión del conocimiento como algo dado, prescrito y
externo al sujeto; con la organización del conocimiento en disciplinas y
subdisciplinas rígidamente clasificadas; y con la jerarquización y demarcación
de los contenidos que recontextualizan las disciplinas, excluyendo
conocimientos y enfoques. Frente a ello, la alternativa que se propone es la de
unidades básicas de organización de contenidos y prácticas de formación que
reduzcan los aislamientos y pongan en juego formas de interrelación. Estas
unidades se indican y comentan, seguidamente.
Proyectos
La
organización por proyectos se encuentra muy ligada a la articulación entre
formación, investigación e interacción sociocumunitaria. Desde este punto de
vista, un proyecto es una investigación de un tema/problema que por su
pertinencia y relevancia merece estudiarse e implica tanto la articulación de
conocimientos como la participación socializante de grupos de estudiantes que
trasciende las tradicionalmente denominadas clases. El espacio organizativo de
los estudiantes alrededor de un proyecto no es la clase, sino el equipo
o el grupo trabajando en torno a un problema. De ahí que la característica
fundamental de un proyecto es la de ser esfuerzo investigativo deliberadamente
orientado a encontrar respuestas a interrogantes o soluciones a un problema
seleccionado de común acuerdo entre el grupo de profesores y el grupo de
estudiantes. La meta de un proyecto no es sólo buscar respuestas o dar
soluciones sino también, y esencialmente, desarrollar competencias cognitivas
amplias y socio-afectivas del estudiante.
En los
proyectos los problemas y contextos actúan como núcleos integradores de los
conocimientos que necesariamente implican prácticas interdisciplinarias o
transdisciplinarias y, de manera importante, un tratamiento transversal a
partir del cual dos o más componentes de formación contribuyen al conocimiento
y solución esperados.
Los
proyectos harán parte importante de la organización curricular pero no
constituyen en sí mismos un elemento agregado a otras unidades organizativas ni
una unidad organizativa aparte y aislada de las demás. Son unidades integrales
e integradoras de trabajo que conforman el Plan de Estudios y su realización
implica las interacciones entre problemas y conocimientos que pueden provenir
de diferentes campos.
Por lo antes
señalado, los proyectos ofrecen a los estudiantes oportunidades para
desarrollar y socializar sus competencias, desarrollar sus intereses,
seleccionar los contenidos de su trabajo y acceder de manera más comprensiva al
conocimiento. Su desarrollo genera una diversidad de acciones de los profesores
y de los estudiantes, que demandan un uso responsable del tiempo de trabajo
autónomo, pero también requiere momentos de encuentro y de socialización del
trabajo realizado. De ahí que a dicho desarrollo se pueden incorporar
diferentes modalidades de encuentro tales como el seminario, la mesa redonda,
el panel, el foro, y la tutoría como la modalidad más importante, porque con
ella los estudiantes resuelven interrogantes, dudas, presentan informes de sus
avances, de los obstáculos, y reciben el apoyo de los profesores para continuar
avanzando en sus aprendizajes cada vez con mayor autonomía. Asimismo promueve
la interacción en diferentes contextos, la iniciativa, la asunción de
responsabilidades, la toma de decisiones, el compromiso y la tolerancia; y
transforma profundamente la relación pedagógica profesores-estudiantes en la
medida en que la hace más personalizada y horizontal.
Por último,
el grado de presencia de los proyectos en la organización del currículo depende
de varias condiciones como, por ejemplo, el número de estudiantes, las
posibilidades que se ofrezcan de tutoría y de seguimiento de los estudiantes,
los apoyos con los cuales se cuente (recursos bibliográficos, tecnológicos,
materiales, entre otros). Por esto, la organización por proyectos puede
alternar con otras unidades organizativas del plan de estudios como las que se
indican seguidamente, pero cada programa de formación deberá incluir, al menos,
un proyecto anual que, por supuesto, irá incorporando crecientes niveles de
complejidad. A los proyectos de los dos últimos años se vincularán los trabajos
de grado de los estudiantes.
Cursos Integrados
Estos pueden
definirse como unidades organizativas de contenidos y prácticas de formación
que articulan conocimientos y problemas, especialmente organizados para el
desarrollo del proceso formativo. El desarrollo del curso implica un conjunto
de acciones que activan una relación pedagógica durante un determinado período
con una intensidad horaria de trabajo presencial específica.
Su
preparación y desarrollo comporta la discusión de los profesores responsables
de él, discusión relativa a los contenidos temáticos como a las estrategias
necesarias para el desarrollo de aprendizajes propuestos.
Su
flexibilidad responde a los principios de interdisciplinariedad e integración,
lo cual significa que en la preparación y desarrollo de un curso se debe contar
con la presencia de diversos campos del saber y de sus relaciones y acciones
recíprocas, así como con la utilización de estrategias pedagógicas que
estimulen la reflexión y la participación.
Consecuentes
con dichos principios, los cursos no deben entenderse como un listado de
contenidos separados y yuxtapuestos, sino como unidades básicas que se
constituyen a partir de articulaciones entre campos de saber y práctica a
través de los cuales se organizan experiencias de formación de los futuros
profesionales; por ejemplo, cursos tales como: Comunicación y valores éticos,
Cultura, educación y comunicación, Organización comunitaria y
ciudadanía, Ciencia, tecnología y sociedad, Derecho y democracia,
Ambiente y Desarrollo sustentable, Procesos culturales y construcción
de identidades, Globalización y economía, Modelos económicos y
políticos, Construcción social de las ciencias, Historia y
política en Venezuela, Ética y Condición Humana, Violencia y paz,
Exclusión y democracia, Estado, sociedad y políticas públicas.
Asimismo,
los cursos integrados en los programas de formación no pueden descuidar los
procesos ni los contextos de aprendizaje ni los sistemas de evaluación
formativa basados en el principio de aprender a aprender y desaprender. En tal
sentido, la diversidad de su oferta constituye uno de los aspectos
fundamentales a tener presente en el diseño de los planes de estudio.
Módulos
Los módulos
constituyen partes de contenidos formativos que pueden tener un desarrollo
secuencial en la estructura curricular de los programa de formación. Como
unidades que promueven la autoformación, incluyen una serie de temas y
problemas que son susceptibles de integrar diferentes componentes de formación.
Se caracterizan por ser secuencias cortas asociadas, en algunos casos, a
aprendizajes específicos relacionados con el desarrollo de una o varias
competencias definidas para la formación profesional. Serán estructurados en
torno a un problema central que dará unidad a sus contenidos y actividades
permitiendo un enfoque interdisciplinario en el desarrollo de los conocimientos
y las competencias que estos permiten alcanzar.
Aunque
tradicionalmente los módulos en formato impreso, de amplio uso en las
modalidades de educación semi presencial o no presencial, se han caracterizado
por secuencias organizativas lineales y rígidas en cuya transformación no
participa el estudiante, en la actualidad pueden responder a otro tipo de
organización gracias al desarrollo de las tecnologías virtuales que no sólo
convierten los módulos impresos en módulos electrónicos diseñados para ser
utilizados en procesos de aprendizaje, mediante la utilización de las
tecnologías informáticas. En efecto, la secuencia de acceso y recorrido o
navegación por la información es flexible y su contenido es múltiple, ya que
puede incorporar elementos de multimedia -textos, imágenes, sonidos, gráficos,
secuencias de vídeo-. Y, lo más importante, incluye la posibilidad de conectar
entre sí, mediante una red telemática, distintos módulos asociados con textos
ubicados en distintos sitios electrónicos, razón por la cual, la potencialidad
formativa del módulo se incrementa de manera considerable dado que permite al
estudiante interactuar sobre un texto que lleva a otros textos, es decir,
caracterizado por la hipertextualidad.
Desde luego
que la incorporación de módulos como unidades curriculares, no exime la
participación y responsabilidad del profesor en los procesos formativos.
Corresponde a ellos la asesoría permanente a los estudiantes para resolver
dudas y hacer seguimiento de los avances de los estudiantes. Los módulos, como
cualquier otra unidad, tienen objetivos y contenidos formativos articulados al
currículo como un todo.
Por otra
parte, un módulo puede constituir una unidad curricular específica articulada
con otras unidades, o formar parte, por ejemplo de los proyectos, pues como se
ha señalado sus secuencias temporales son cortas. De esta manera un plan de
estudios puede incorporar a lo largo del lapso académico estas unidades que
permitan a los estudiantes utilizar adecuadamente su tiempo extra aula y
avanzar en la secuencia general de plan de estudios. Es recomendable que los
módulos se incorporen progresivamente luego del primer año de la carrera, pues
su adecuado aprovechamiento formativo por parte de los estudiantes requiere el
dominio de ciertos criterios para la selección, procesamiento y organización de
la información asociada a la formación.
Seminarios de investigación
Constituyen
una forma de unidad organizativa de conocimiento y práctica centrada en la
investigación. Su metodología y estrategias permiten profundizar abordajes
teóricos, centrándose en problemas acotados. Su desarrollo se inicia con la
construcción de un planteamiento teórico de temas/problemas de investigación,
la cual reclama con mayor insistencia la integración de saberes y el trabajo en
equipo de profesores y estudiantes. La discusión permanente de los avances constituye
otra de sus características.
Seminarios de contexto
Esta
modalidad refiere a unidades especialmente diseñadas para ampliar la formación
integral e impulsar la interdisciplinariedad. Con ellos se persigue que
creadores, intelectuales y científicos de reconocida trayectoria nacional o
internacional, se vinculen con la Universidad para ofrecer experiencias de
formación a estudiantes, profesores, egresados y otros integrantes de la
comunidad universitaria. Su duración es variable en horas y días, y la participación
de los estudiantes podrá tener reconocimiento en créditos, cumpliendo los
requisitos establecidos al respecto.
Por su
importancia se estima que los estudiantes deben cubrir un número determinado de
créditos en los Seminarios de contexto del total establecido para cualesquiera
de los ejes de formación.
Talleres
Constituyen
una forma de organización curricular donde, a partir de la integración de
contenidos, se resuelve la tensión teoría-práctica como búsqueda de unidad
entre ambas, a través de procesos conducentes a la producción de ciertos
resultados tales como: la resolución de un problema, la producción de
materiales, el diseño de un proyecto, la ejecución de un proyecto, la
elaboración de un cuento, de un video, entre otros. Los talleres están centrados
en el trabajo (proceso y creación) y la reflexión del alumno.
Laboratorios
Constituyen
un tipo de unidad curricular centrada en un espacio organizado para la
realización de aprendizajes determinados que requieren instalaciones,
equipamientos apropiados, instrumentos tecnológicos y/o materiales o insumos
necesarios para la práctica de unos aprendizajes. Supone el manejo de
conceptos, métodos y procedimientos y promueve el desarrollo de actitudes de
convivencia y respeto. No se limitan a los campos tecno-científicos, ya que los
laboratorios pueden constituirse en espacios de estudios e innovación de
prácticas sociales, por ejemplo, en laboratorios de medios de comunicación.
Prácticas profesionales
Refieren a
unidades curriculares centradas en trabajo de campo estrechamente asociadas al
ejercicio profesional. Involucran la permanente vinculación entre conocimiento,
acción y reflexión así como la puesta en juego de actitudes y valores éticos y
políticos de solidaridad, justicia, igualdad, libertad, reconocimiento de la
diferencia y de la pluralidad, tanto como de la voluntad de servicio social. Es
importante que se integren con los proyectos que vinculan formación,
investigación formativa e inserción social, pues tienen un alto sentido
formativo.
Requieren,
igualmente, la asesoría permanente de los profesores en conjunción con las
organizaciones y personas responsables en los contextos de realización de las
prácticas.
9. Distribución curricular
¿Cómo
distribuir las unidades curriculares de acuerdo con la perspectiva de la
flexibilidad? Para atender a una distribución flexible de los contenidos y
prácticas de formación es necesario tener en cuenta los siguientes aspectos:
• El tiempo
estimado para los programas de formación de grado es de cuatro (4) años. El año
académico constituye la unidad de tiempo más amplia constituida por tres
trimestres, con catorce (14) semanas de duración cada uno de ellos.
• Su
flexibilidad significa que el estudiante no estará sujeto a lapsos rígidamente
preestablecidos para el desarrollo de las unidades curriculares en tiempos
homogéneos, sino a unos requisitos específicos que demanden la formación en los
respectivos campos, las determinadas secuencias de contenidos y prácticas de
formación y los ritmos de aprendizaje. La promoción del estudiante se realizará
de acuerdo con el cumplimiento de los requisitos por períodos diferenciados y
flexibles, pudiendo éste culminar antes sus estudios, según sus posibilidades.
• El tipo de
distribución flexible de los contenidos y prácticas de formación implica que
los proyectos, módulos, cursos, seminarios u otras modalidades de integración
de conocimientos y prácticas, contengan los elementos relevantes y pertinentes
de la formación integral y tengan diferentes lapsos. Por ejemplo, un trimestre
para módulos y talleres; dos trimestre para cursos integrados, laboratorios y
seminarios; tres trimestres para proyectos. El estudiante o grupos de
estudiantes que puedan culminar cualesquiera de estas modalidades,
especialmente los proyectos, antes del tiempo establecido, podrá ser promovido
anticipadamente y proceder a cursar otras unidades.
• El sistema
de créditos que responda a la integralidad y flexibilidad del diseño
curricular.
Los ciclos de formación
La
distribución curricular se realizará por ciclos de formación, entendidos como
fases interrelacionadas del proceso de formación. Los ciclos, al tiempo que
permiten salidas al campo laboral, tienen un significado para la formación
científica, tecnológica, sociocultural, humanística y ético-política del futuro
profesional, la cual debe estar presente a lo largo de cada programa de
formación.
Los ciclos
constituyen unidades de secuencia que extienden y articulan el proceso de
formación en el tiempo y le permitirá al estudiante avanzar. Por esto la formación
por ciclos establecerá secuencias articuladas de duración en los procesos
formativos, creando un abanico de opciones y rutas de formación que
posibilitarán salidas laterales para el desempeño laboral y la continuidad o
reingresos a la Universidad. Pero hay que subrayar que los ciclos tienen
sentido por la integralidad en la formación que los define, es decir, por la
articulación de contenidos y prácticas de formación que correspondan a
distintos ejes y componentes a los que se ha hecho referencia. Pero, también,
porque los campos ocupacionales no están aislados de los continuos cambios
científicos, técnicos, económicos, sociales y culturales, lo cual pone en
cuestión la visión profesionalizante de largo plazo que obstaculiza la
posibilidad de llevar a cabo procesos de formación integral que den respuestas,
a corto plazo, a las necesidades no sólo de la multiplicidad de contextos
laborales, sino de amplios sectores de la población estudiantil que requieren
insertarse en dichos contextos y, a la vez, una formación continua para su
realización profesional, personal y ciudadana.
Teniendo
presente estos aspectos, la distribución de contenidos y prácticas de formación
puede establecerse por ciclos integrales de formación los cuales permitan
constituir secuencias flexibles, faciliten una formación en competencias de
diferentes niveles, lo mismo que la definición de opciones y rutas ascendentes
de formación. Las secuencias deben estar tan articuladas horizontal y
verticalmente como para permitir que las relaciones entre los conocimientos y
las prácticas de formación, los tipos y niveles de competencias y las
profesiones seleccionadas por los estudiantes, provean posibilidades formativas
en tiempos diferenciados, con reconocimiento institucional en certificación de
niveles de formación y con logro de competencias correspondiente a cada ciclo.
La duración de cada uno de los ciclos puede estimarse en dos años, lo que
significa abrir la posibilidad de salidas laterales al culminarse los dos
primeros años de los programas de formación.
10. Sistema de créditos
El sistema
de créditos constituye una de las condiciones regulativas de la vida
estudiantil en las instituciones que puede obstaculizar o favorecer los logros
formativos de los estudiantes incide en la vida intra e interinstitucional.
Conforme a los criterios establecidos para la organización curricular, la UBV
adoptará un sistema flexible de créditos, atendiendo a la diversidad de
opciones de los programas formación, a la movilidad estudiantil intra e
interinstitucional y a las estrategias institucionales que se pondrán en juego
en las prácticas de formación; considerando que dicho sistema se relaciona con
el trabajo académico de los estudiantes, buscando favorecer procesos formativos
que expresen la equidad, la democratización y una formación permanente en
diferentes escenarios educativos.
Con dicho
sistema se busca que los estudiantes pueden organizar sus trayectos de
formación de manera más autónoma, pudiendo seleccionar y acceder a opciones
formativas de otras instituciones, las cuales pueden tener el mismo valor para
la formación y desarrollo de sus competencias. En tal sentido, se exponen
seguidamente: los propósitos básicos del sistema de créditos; los criterios
para la asignación de los créditos y la instrumentación del sistema de
créditos.
Propósitos de los créditos
• Fomentar
la autonomía del estudiante para elegir unas actividades formativas que
respondan a sus intereses y motivación.
• Propiciar
diferentes tipos de experiencias de aprendizaje.
• Facilitar
una organización de las responsabilidades del estudiante en los períodos
académicos.
• Facilitar
la adecuación al ritmo del proceso de formación a las diferencias individuales
de los estudiantes.
• Estimular
una variada oferta de actividades académicas y la creación de nuevas
modalidades pedagógicas.
• Facilitar
diferentes rutas de formación profesional integral, y con ello la movilidad
estudiantil intra e interinstitucional.
•
Posibilitar la formación en diferentes escenarios institucionales que
signifiquen el mejoramiento de las condiciones personales, institucionales,
sociales y económicas de los futuros profesionales.
•
Flexibilizar administración curricular.
•
Proporcionar un marco de referencia claro para procesos de transferencia y
homologación de estudios.
• Incentivar
convenios interinstitucionales de intercambio, transferencias y homologaciones.
Criterios para la asignación de créditos
• Un crédito
constituye la unidad de medida del trabajo académico del estudiante que permite
calcular el número de horas en promedio por período académico, dedicado a las
actividades vinculadas con el desarrollo de las unidades curriculares básicas
(proyecto, curso integrado, taller, etc.)
• A
diferencia del enfoque tradicional en el que las unidades de tiempo expresan jerarquías
entre contenidos, se asume que las unidades de tiempo asignadas a cada unidad
curricular expresarán el tiempo que un estudiante debe dedicar para lograr
determinados aprendizajes asociados a contenidos y prácticas de formación. Ello
permite considerar intereses, necesidades, expectativas o posibilidades de los
estudiantes y, en consecuencia, la flexibilidad en el número de créditos a ser
asignados.
• Como
unidad de medida del trabajo académico del estudiante, se encuentra ligado a
ciertas formas y grados de flexibilidad y puede asumirse como una posibilidad
para que la Universidad ofrezca alternativas a la formación del estudiante de
acuerdo con sus intereses, tiempos de dedicación, oportunidades de
participación y tipos de metodologías de enseñaza-aprendizaje seleccionados.
Desde tal punto de vista, unas unidades curriculares pueden privilegiar el
tiempo presencial (dentro o fuera del salón de clases, porque, por ejemplo,
también son presenciales las actividades que los estudiantes lleven a cabo en
comunidades); otras pueden privilegiar el tiempo independiente (los módulos,
por ejemplo). Pero en ningún caso pueden dejar de considerares ambos tiempos
(los módulos, por ejemplo, suponen un tiempo presencial de encuentro colectivo
y también de tutoría individual; mientras los cursos integrados, de carácter
más presencial, suponen un tiempo independiente).
• El tiempo
presencial se refiere al tiempo de permanencia del estudiante en una comunidad,
en ambientes de prácticas profesionales, en laboratorio, en tutorías, en aula,
etc., bajo la dirección de los profesores en unos casos y en otros (como las
prácticas profesionales) bajo la co-dirección de profesores y profesionales que
orientarán sus actividades en dichos ambientes. El tiempo independiente es el tiempo
que el estudiante dedica al tipo de actividades que no requieren la presencia
continua del profesor, aunque sí su labor de guía y seguimiento. Tal es el caso
de las lecturas, la preparación de actividades para laboratorios, talleres y
prácticas profesionales, redacción de informes, de ensayos, actividades de
investigación de campo, entre otras. Ambos tiempos involucran formas de
actividades relacionadas con el aprendizaje autónomo, aunque éste posee una
mayor presencia en el tipo de actividades asociadas al tiempo independiente.
• En virtud
de que los contenidos y prácticas de formación de las unidades curriculares que
conforman los programas de formación, deben propiciar progresivamente mayores
niveles de aprendizaje autónomo, el tiempo presencial disminuirá mientras el
tiempo independiente aumentará. De manera tal que hacia los últimos lapsos el
tiempo independiente será mayor que el presencial.
A. Ejes de formación: descripción y objetivos generales
11. Eje de Formación Epistemológico Caracterización
El eje de
formación se halla constituido por un conjunto de contenidos y prácticas de
formación que tienen como núcleos temáticos básicos siguientes:
(i) La
cuestión relativa a qué es y cómo se produce el conocimiento, considerada desde
el análisis de los tipos de racionalidad que sustentan las maneras de plantear
tal cuestión y el carácter histórico de los mismos.
(ii) Los
principios e implicaciones epistemológicas, sociales y éticas de la vinculación
entre pensamiento complejo, interdisciplinariedad y transdisciplinariedad.
(iii) Los
cambios éticos, culturales, educativos, epistemológicos y metodológicos,
consustanciados a los vínculos entre la investigación y la transformación
social en Venezuela.
Dichos
núcleos temáticos configuran lo que antes se ha denominado componentes de
formación
Objetivos
Tiene como
objetivos fundamentales formar actitudes, valores y capacidades relacionados
con:
• El manejo
de herramientas para la reflexión crítica de las perspectivas
teórico-metodológicas que funcionan en las prácticas de investigación.
• El
análisis y la comprensión del paradigma de la complejidad como sustento de los
enfoques inter-transdisciplinarios en el estudio de problemas y su conocimiento
pertinente: dialógico, contextualizador, multidimensional y complejo.
• La
realización de investigaciones que expresen una racionalidad abierta,
intrínsecamente vinculadas con los cambios que vive nuestra sociedad; así como
con los sectores populares, movimientos sociales y proyectos colectivos, con
objetivos asociados a la construcción de una sociedad más justa, libre,
democrática y humana.
B. Eje de formación Socio-cultural, Ético y Político Caracterización
El eje
socio-cultural, Ético y Político constituye un espacio curricular de carácter
multidimensional en el que confluyen contenidos y prácticas de formación
asociados a los campos de conocimiento histórico, socio-cultural, ético y
político, de indudable valor para formación integral. En él convergen los
siguientes núcleos temáticos:
(i)
Herencias del siglo XX: paradojas, antagonismos, barbaries (guerras, campos de
concentración, desplazados, fanatismos, et cetera); nuevo orden económico y
geopolítico mundial basado en la dominación de las grandes potencias y las
transnacionales sobre naciones y pueblos; alcances planetarios de nuevos
poderes-nuevas amenazas y de nuevas resistencias-nuevas esperanzas.
(ii)
Globalización: dimensiones científico- tecnológicas, económicas, ambientales,
geopolíticas, y culturales; procesos y tendencias. Economía mundial y economías
nacionales. Política mundial y políticas nacionales. Los vínculos
transnacionales entre poder económico, poder político y poder mediático.
Reconfiguraciones de lo local y de las identidades culturales; diversidad
cultural y globalización.
(iii) Política,
democracia, espacio público, pueblo y ciudadanía: viejos y nuevos significados
desde la perspectiva de la formación del juicio ético-político y de la acción
ético-política. Democracia radical y creación de cultura democrática.
Democracia participativa y lucha por la defensa y realización permanente de los
derechos humanos. Ética civil y democracia participativa como proyecto de
transformación económica, social, cultural y política orientada a la creación
permanente de una sociedad más justa, más libre, más solidaria y más
democrática.
(iv) Memoria
histórica y comprensión del tránsito de la democracia representativa a la
democracia participativa en Venezuela, sustentada ésta en la justicia social,
la libertad, la solidaridad, la co-responsabilidad y el reconocimiento de las
diferencias.
(v) Pobreza,
exclusión social y políticas públicas en Venezuela y América Latina.
(vi) Estado,
sociedad, conflicto, violencia y paz. Determinaciones y efectos
socio-económicos, políticos, culturales, psico-sociales de la violencia en la
vida cotidiana individual y colectiva, y en la capacidad política de individuos
y grupos para su afirmación en proyectos democráticos de ejercicio de
ciudadanía. La paz como construcción histórica, como proyecto socio-cultural y
ético-político. El derecho a la paz como ejercicio libertario y democrático
para deslegitimar prácticas de dominio y para construir una sociedad pluralista
comprometida con el derecho de todos a vivir una vida digna.
(vii)
Historia, actualidad y porvenir del proyecto integracionista latinoamericano:
Resonancias del ideal bolivariano en el pasado reciente y en las búsquedas
actuales para fundamentar la necesidad de integración en las nuevas condiciones
históricas. El papel decisivo de lo cultural, lo educativo y lo comunicacional
en los procesos de integración latinoamericana y caribeña.
(viii)
El desarrollo humano sustentable y nuestra refundación como nación: el papel de
la educación, la cultura, la educación, la ciencia y la tecnología en la
creación de condiciones para su viabilidad interna y su legitimidad ante la
comunidad internacional. Desarrollo humano e integración.
Objetivos
Este Eje
Socio-cultural, Ético y Político posee los siguientes objetivos fundamentales:
• Lograr la
valoración del conocimiento histórico para el análisis y comprensión global de
situaciones y problemas en las nuevas condiciones histórico-sociales que
reclaman la creación de conciencia acerca de la condición común y diversa de
los individuos, los pueblos, las culturas así como de nuestro arraigo como
ciudadanos de la tierra.
•
Desarrollar la capacidad de análisis y reflexión crítica ante las condiciones
históricas del presente, cuya complejidad e incertidumbre se asocia al
entrecruzamiento de procesos y tendencias mundiales, regionales y nacionales,
con efectos de cambios profundos en todos los órdenes de la vida social:
económico, científico, tecnológico, político y cultural.
• Contribuir
con el forjamiento del ejercicio ciudadano arraigado en el juicio político, en
la ética de la responsabilidad, de la solidaridad y del reconocimiento y
respeto de las diferencias, indispensables para la construcción de una cultura
democrática.
• Fomentar
la valoración crítica del sentido que tiene el conocimiento histórico de la
democracia venezolana, para La comprensión de las nuevas condiciones
histórico-culturales en las que arraiga la necesidad de crear nuevas formas de
espacio público y de participación ciudadana.
• Ofrecer
herramientas de análisis para la contextualización de conocimientos, propuestas
y prácticas de transformación, en función del desarrollo integral del país que
reclaman la co-participación del Estado y la sociedad en la superación de la
pobreza y la exclusión social.
•
Desarrollar la capacidad de análisis y comprensión de situaciones y problemas
cotidianos cruzados por diversas formas de violencia, así como la capacidad de
participar en la generación y realización de propuestas vinculadas con la
creación de una cultura de paz en espacios concretos de acción individual y
colectiva.
• Ofrecer
herramientas para la comprensión, en perspectiva histórica del proyecto
integracionista latinoamericano y caribeño, la valoración crítica de sus
condicionantes y la toma de conciencia sobre la importancia de coadyuvar en el
impulso del proceso de integración en América Latina y el Caribe.
• Propiciar
la comprensión de nuevos enfoques del desarrollo que impugnan el enfoque
economicista, privilegiando el rescate de las potencialidades humanas mediante
procesos autogestionarios basados en la participación democrática y en la
generación permanente del aprendizaje social para afrontar colectivamente los
problemas locales, regionales y nacionales, y para impulsar iniciativas de
integración latinoamericana y caribeña en ámbitos vitales para el desarrollo
humano.
C. Eje de Formación Profesional Caracterización
El Eje de
Formación Profesional está constituido por un conjunto de contenidos y
prácticas de formación que tienen como núcleos temáticos básicos, aquellos que
se definan como fundamentales para el correspondiente ejercicio profesional,
considerando el perfil profesional y el perfil de competencias que se defina en
el respectivo programa.
Dichos
núcleos temáticos configuran lo que se ha denominado componentes de formación.
Objetivos
Este
componente tiene como objetivos fundamentales formar actitudes, valores y
capacidades inherentes al ejercicio profesional, que consideren:
• El
ejercicio de la profesión como compromiso con los intereses nacionales, la
responsabilidad con lo público y la solidaridad social.
• El uso
crítico de metodologías cuantitativas y cualitativas como recursos de la
investigación, la identificación de supuestos, el planteamiento de problemas y
exploración de alternativas de solución, valorando la importancia del contexto,
el trabajo interdisciplinario y la participación de las comunidades.
• El manejo
de conceptos y la interpretación de datos de alto nivel de complejidad, la
formulación de proyecciones en escenarios cruzados por incertidumbres y la
generación de hipótesis plausibles.
• La
generación y transferencia de conocimientos para la resolución de problemas
sociales, innovando procesos que atiendan la complejidad de los contextos, los
cambios sociales y tecnológicos, las necesidades sociales y las demandas
del desarrollo integral del país.
• El
desarrollo de procesos dinámicos de gestión que genere, para generar en las
comunidades y en las personas, el interés de velar y actuar en pro del bien
común, conforme a los requerimientos de la sociedad venezolana.
• La
formulación y ejecución de proyectos y programas relacionados con campos de
desempeño profesional, desde la perspectiva del desarrollo integral del país
con la visión del desarrollo humano sustentable y las posibilidades de
integración a nivel latinoamericano y caribeño.
D. Eje de Formación Estético y Lúdico Caracterización
Este eje de
formación está constituido por un conjunto de experiencias formativas en las
que encuentran espacio la educación artística y la educación deportiva desde la
perspectiva de la experiencia estética; es decir, desde la posibilidad que
abren el arte y el deporte como vivencias de libertad para forjar en los
sujetos la capacidad de mirarse y hacerse a sí mismos de modo diferente a los
patrones dominantes de valoración de sí mismos y de los otros.
Así
contribuye este eje de formación ético-estética al sentido de la creación de
nosotros mismos como los sujetos que debemos ser, en cuanto una elección libre
implica una relación de responsabilidad consigo mismo y con los demás, es
decir, el compromiso con la libertad de uno mismo y la de otros.
Se reconoce,
así, que la relación con el arte y con el deporte como vivencia estética y
ética es de enorme valor para la formación integral de nuestros estudiantes
como sujetos capaces de elegir libremente lo que deben ser sin anclajes
confortables en la obligación. Por esto, la educación estética no es entendida
como un complemento de la formación de los estudiantes universitarios,
sino un eje fundamental para su desarrollo multifacético e integral, porque las
mujeres y los hombres dotados de un espíritu reflexivo y sensible no pueden ser
espectadores indiferentes al sufrimiento humano experimentado en la sociedad
contemporánea ni a las luchas que se llevan adelante por una sociedad más
humana y por una vida más digna.
Objetivos
Tiene como
objetivos fundamentales:
• Ofrecer
herramientas de análisis para el cuestionamiento de ciertos valores y
comportamientos que la sociedad actual impone a sujetos sometidos al consumo, a
la competencia como único fin y al individualismo egoísta.
• Contribuir
con la formación de los estudiantes en la relación consigo mismos como sujetos
que se resisten a las imposiciones homogeneizantes de lo que se debe ser,
asumiendo la constitución de sí mismos como una tarea inacabada con márgenes de
libertad para elegir en las situaciones que tenga que afronten y
participen de manera creadora en su propia transformación.
• Atender de
manera sistemática el desarrollo de la creatividad, la imaginación, la
sensibilidad y la capacidad de goce estético, a través del conocimiento y
práctica de las artes y el deporte en sus plurales y diversas expresiones,
donde se construyan sentidos individuales y colectivos de forma creativa,
solidaria e inclusiva.
• Prestar
especial atención y orientar a los estudiantes cuyas aptitudes e intereses se
dirijan hacia el arte y el deporte para asegurarles su profundización en estos
campos mediante programas destinados a tal fin.
Los Ejes
aquí descritos constituyen un marco referencial para el diseño de los programas
de formación en los niveles de grado y de educación avanzada. Asimismo, un
importante sustento para la determinación de unidades curriculares comunes a
todos los programas de formación de grado.
CAPÍTULO 6 Los Programas de Formación Caracterización general
En
correspondencia con sus finalidades y su visión, los programas de formación que
ofrecerá la Universidad Bolivariana se acogerán al principio de educación para
el resto de la vida, brindando acceso a oportunidades educativas múltiples y
flexibles tanto desde el punto de vista de los ámbitos, contenidos,
experiencias, trayectos y niveles, como desde el ángulo de los diversos
sectores de la población a las cuales van dirigidos. En esta perspectiva, la
Universidad incorpora los siguientes programas de formación: Programa de
Iniciación Universitaria, Programas de Grado, Programas de Formación Avanzada y
Programa de Educación Para Todos.
La
justificación de los programas de formación descansa en la relación que se
establece entre los avances del saber científico, humanístico y tecnológico,
así como en la detección de necesidades a las cuales debe responderse para
contribuir con el desarrollo integral de Venezuela. De allí su experimentalidad
y su sujeción a evaluación permanente, a los efectos de reformas, eliminación o
sustitución.
1. Programa
de Iniciación Universitaria (PIUNI) Caracterización
El Programa
de Iniciación representa el nivel con el cual se inician los trayectos de la
formación que impartirá la Universidad. Busca ofrecer soluciones a determinados
problemas de nuestra educación superior, considerando el agotamiento de
respuestas a los estudiantes que aspiran a ingresar a las instituciones y que
ingresan o no a ellas, tales como los cursos propedéuticos de impronta remedial
o de nivelación de conocimientos. Por ello constituirá un programa permanente
aunque sujeto a revisión y cambios sistemáticos.
El Programa
formará parte del conjunto de la Universidad, manteniendo relaciones esenciales
con los distintos sectores de la misma para recibir sentido y apoyo en la
realización de sus objetivos.
Justificación
Está
demostrado que la organización universitaria tradicional no ha garantizado la
retención adecuada de quienes han accedido y acceden a este nivel de la
educación por ausencia de incentivos y mecanismos que aseguren su permanencia.
Ante tal situación, el PIUNI se constituirá como un nivel iniciador de saberes
superiores, a través de una acción formativa e integradora que se apoya en una
organización académica de acompañamiento y orientación tutorial, para
contribuir a superar las dificultades que se originan en las debilidades del
sistema educativo general e incidir en los logros de formación asociados al
perfil que se ha definido, pues ofrecerá a los estudiantes herramientas
fundamentales para afrontar las exigencias de los Programas de Grado
Profesional.
Objetivos generales
• Asegurar
en este nivel la orientación personalizada pertinente para que el estudiante
encuentre la respuesta más aproximada y congruente con sus expectativas
existenciales y con la posibilidad de reorientarse hacia otras carreras.
•
Proporcionar una educación de carácter formativo-orientadora, con especial
hincapié en el desarrollo de procesos de pensamiento, de metodologías de
indagación y en el desarrollo del estudiante como sujeto de su propio
aprendizaje y constructor activo de su saber.
• Favorecer
en el estudiante la aceptación de sí mismo y la posibilidad de lograrla
mediante esfuerzos comprensivos y compartidos a fin de enfrentar los desafíos
futuros.
• Propiciar
el ejercicio de libertad responsable, sobre la base de experiencias pedagógicas
que tengan su soporte medular en el sistema tutorial.
• Responder
a la formación inicial de los estudiantes, manteniendo congruencia con los
requerimientos de los Programas de Grado, con cuyos objetivos se vinculará.
Objetivos específicos
•
Incorporar, por medio de una acción integral, los objetivos del nivel de
Iniciación al ideario institucional de la Universidad.
• Incentivar
en los estudiantes conductas que canalicen actitudes personales y grupales
identificadas con la institución a la que pertenecen.
• Procurar
que el estudiante acceda al nivel de Grado poseyendo habilidades y hábitos
implícitos en el proceso intelectual y en el procesamiento de información.
• Lograr la
superación de inadecuados hábitos metodológicos adquiridos en niveles
anteriores, referidos a habilidades que el estudio y el aprendizaje requieren,
fomentando el trabajo compartido y propiciando el esfuerzo individual.
• Iniciar y
ejercitar a los estudiantes en prácticas básicas de investigación, análisis y
síntesis, orientadas al desarrollo de procesos intelectuales y de la capacidad
de expresión escrita y oral. Así como en el uso de herramientas básicas de
computación y manejo de la Internet.
• Impulsar
el estudio independiente.
•
Desarrollar actividades que favorezcan el privilegio ético de lo colectivo como
marco de realización individual.
• Favorecer
una acción pedagógica que tienda a facilitar y a animar la participación del
estudiante, tutelando su accionar formativo.
Estrategias Pedagógicas
Las
estrategias pedagógicas tendrán en cuenta que la población estudiantil proviene
de diferentes realidades socio-culturales y, por ende, con sus propios saberes
culturales y con distintos niveles de formación de acuerdo a las dinámicas de
las instituciones de educación media diversificada y profesional en las que
estudió.
Acordes con
la concepción pedagógica que anima el Proyecto Educativo de la Universidad, las
estrategias pedagógicas se basarán en:
• Una
interacción entre profesores y estudiantes que permita, en ambiente de respeto
mutuo que le da valor y vigor, la recreación de saberes en forma libre y
compartida.
• La
prioridad que se dará a la exploración sobre la adquisición de conocimiento, a
efectos de fomentar en el estudiante su capacidad para la indagación. Ello
supone que los profesores reconozcan estas capacidades y que su labor más que
de docentes que se suponen poseedores de verdades que se transfieren a los
estudiantes, también es de indagación.
Conforme al
principio de participación, los contenidos (situaciones específicas de
aprendizaje donde convergen actividades articuladas y modalidades de evaluación
formativa), serán el resultado del trabajo compartido entre los profesores que
tendrán a su cargo el desarrollo de este programa.
2. Programas de Formación de Grado: Lineamientos generales Caracterización General
Los
Programas de Grado constituyen las unidades académico-administrativas en las
que los estudiantes desarrollarán su trayectoria de formación profesional
integral relacionada con el campo profesional vocacionalmente elegido.
Su
estructura organizativa y sus dinámicas deberán responder a las bases
conceptuales y estratégicas consideradas. Sus proyectos particulares
responderán a las políticas institucionales definidas en los ejes estratégicos
del plan de desarrollo institucional, descritos en el capítulo 7.
Los
objetivos, perfiles y logros que identificarán y otorgarán identidad a los
Programas de Grado, se sustentarán en la articulación, a través de proyectos,
del trabajo docente interdisciplinario, la investigación formativa y los
vínculos con la sociedad, conforme al Proyecto Educativo de la Universidad y su
expresión en el perfil del egresado de la Universidad.
El diseño y
desarrollo de los Programas de Grado estará a cargo de equipos
interdisciplinarios.
La
organización de los correspondientes planes de estudio deberá estar en
consonancia con criterios orientadores de la función académico-formativa, los
lineamientos y pautas curriculares, la identidad del egresado, formulados en
éste y el precedente capítulo.
Finalidades
Los
Programas de Grado, desde la perspectiva de ciudadanos que trabajan como
ciudadanos, estarán orientados a la formación integral de profesionales capaces
de:
• Afrontar
positivamente situaciones de alta complejidad, valorando la incertidumbre
epistemológica como fuente de vitalidad del conocimiento.
• Ejercer
nuevos modos de pensar en la generación de conocimientos que contextualizan lo
específico en contextos multidimensionales y complejos, y valoran la
comprensión del mundo, de nosotros mismos y de los otros para aprender a
convivir con las diferencias constitutivas de la condición humana.
• Manejar
diversos marcos de pensamiento y de acción en la investigación, en el diseño y gestión
de procesos, sustentados en la comprensión de ámbitos sociales complejos,
heterogéneos y dinámicos.
• Participar
en el desarrollo integral de Venezuela como profesionales altamente
calificados, éticamente responsable y ciudadano comprometido con la
consolidación de nuestra democracia: (i) realizando aportes vinculados con las
diversas dimensiones de dicho desarrollo en sus niveles local, regional y
nacional; (ii) ejecutando sus acciones en horizontes éticos asociados a su
ejercicio como profesionales, como ciudadanos y como seres humano de espíritu
libre, mente abierta y respetuosos de la dignidad de las personas; (iii)
planteando problemas y explorando alternativas valorando la importancia de
contextos cruzados por la incertidumbre; (iv) actuando como agentes innovadores
de procesos, atendiendo a los cambios sociales y tecnológicos; (v)
desarrollando procesos dinámicos de gestión para generar en las comunidades y
en los individuos el interés de velar y actuar en pro del bien común conforme a
los requerimientos de la sociedad venezolana; (vi) asumiendo actitudes de
compromiso, solidaridad, responsabilidad, respeto y servicio en el ejercicio de
sus funciones; (vii) contribuyendo a crear cultura democrática en sus espacios
cotidianos de acción; (viii) generando y difundiendo conocimientos aplicados al
diseño y ejecución de proyectos y programas, con miras a la mejora de los
ámbitos de acción; (ix) contribuyendo a difundir nuevos marcos de comprensión
del mundo y de nosotros mismos; (x) diseñando y desarrollando proyectos y
programas de carácter interdisciplinario relacionados con su medio profesional;
(xi) actuando en consecuencia con los principios constitucionales, los
ordenamientos legales y las normas morales de responsabilidad y tolerancia,
indispensables a la convivencia democrática.
• Contribuir
a enriquecer su campo profesional, mediante el ejercicio de su profesión con un
profundo sentido ético y ciudadano, la puesta en juego su capacidad de
valoración social, política y ética en el análisis y contextualización de
problemas; los aportes a la generación y socialización de nuevos marcos de
comprensión asociados a su campo de ejercicio profesional y el ejercicio de la
crítica a las ideas incluyendo las propias.
Experimentalidad
El carácter
de experimentalidad de los programas estará vinculado con dichas finalidades. Y
se deriva de la relación que establecerá la Universidad entre los avances
científicos, humanísticos y tecnológicos, y la detección de las problemáticas y
aspectos desasistidos, claves para el desarrollo integral y sustentable de
Venezuela. Ello requiere la evaluación permanente de sus ofertas académicas y
la incorporación de los cambios necesarios para el mejoramiento de su calidad,
lo cual puede conducir, incluso, a la eliminación de Programas de Grado
existentes y a la creación de otros, conforme a la legitimación de los mismos
en la vinculación explícita de la Universidad con los requerimientos de la
sociedad venezolana, sustentada en el diagnóstico de su realidad social,
económica, política y cultural, y en la proyección de escenarios posibles.
Lapsos Académicos
La
Universidad propenderá a la creación y desarrollo de Programas de Grado con
lapsos académicos de cuatro (4) años.
Programas de formación de grado de la UBV
Para el año
2004 se prevé el inicio de los Programas de Grado en dos fases:
Primera
Fase: Comunicación Social; Gestión Social del Desarrollo
Local y Gestión Ambiental.
Segunda Fase: Estudios Políticos y Gobierno; Derecho y Gestión
en Salud Pública.
Ampliación
de la oferta: La oferta
de programas de formación de grado irá ampliándose de manera progresiva, para
lo cual se tendrán en cuenta las necesidades regionales en las cuales se
abrirán las distintas sedes de la UBV.
3. Programas de Formación Avanzada. Lineamientos generales
Justificación
En los
tiempos actuales, la Universidad no sólo se ve enfrentada al reto de una
formación profesional de nuevo tipo, pues su función social también se
justiprecia en la medida en que califica su finalidad medular de formación a
través de programas de educación avanzada que permitan dar respuesta a los
siguientes requerimientos: (i) la generación de nuevos conocimientos que
enriquezcan los campos de saber; (ii) las necesidades de formación continua de
profesionales; (iii) la calificación de sus profesores, con vista a su más alta
formación académica como aspecto fundamental de su desarrollo institucional;
(iv) la sostenibilidad de sus vínculos con diferentes áreas del desarrollo
social; y (v) las formas de cooperación nacional e internacional que, en la
actualidad, están dejando de ser electivas. Se alude aquí a los tipos de
pertinencia que justifican la creación y desarrollo del nivel avanzado en los
estudios universitarios: pertinencia teórica, pertinencia social y pertinencia
institucional.
En aras de
la inacabada realización del vínculo entre su calidad académica y su compromiso
social, la Universidad Bolivariana de Venezuela, organizará y ejecutará sus
Programas de Formación Avanzada atendiendo a dichos requerimientos,
contextualizándolos en nuestra realidad, dentro de la Constitución, del Plan
Nacional de Desarrollo Económico y Social, de las Políticas y Estrategias para
el Desarrollo de la Educación Superior en Venezuela, y en el del Proyecto
Educativo de la Universidad. En resumen significa que dichos Programas deberán
tener pertinencia por sus aportes: (i) al desarrollo integral del país,
mediante la comprensión de sus situaciones y problemas económicos, sociales,
culturales, educativos y políticos, dirigidos a ofrecer diversas alternativas
de solución, (ii) al desarrollo del conocimiento científico, tecnológico,
social y humanístico, (iii) la calificación académica de los profesores en su
papel ineludible de investigación orientada a la creación de conocimientos
relativos a sus respectivos campos de acción académica, y (iv) a la creación de
nuevas formas de comprensión del mundo y de nosotros mismos, como a la
reestructuración de las formas de comprensión en la conciencia pública.
Estas
expresiones de pertinencia son inseparables de las necesidades asociadas a la
integración en perspectiva latinoamericana y caribeña, pues contribuirán a
favorecer la vinculación sistemática entre educación, conocimiento y
desarrollo, acorde con los acontecimientos mundiales contemporáneos, como a la
asunción de un modo propio de insertarse en las mutaciones que el mundo está
experimentando. Esta perspectiva resulta ineludible para que la consolidación
de los Programas de Formación Avanzada se constituya en palanca fundamental del
desarrollo institucional y nacional; razón por la cual la Universidad dará
prioridad a esta actividad sustantiva en estrecho vínculo con la investigación.
Por otra
parte, tales expresiones exigen mayor rigor en los Programas de Formación
Avanzada en términos de calidad, para ocupar un lugar relevante en el país y en
el exterior, mediante proyectos que los vinculen a las respuestas que se
esperan de ellos. En efecto, en la perspectiva actual, crear y mantener la
excelencia de estos programas, debe constituir una tarea determinante como fuente
para la creación de nuevos conocimientos y desarrollo tecnológico, y para que
Venezuela compita en menor desventaja con los países altamente desarrollados.
Para tal fin se requerirá de programas sólidos y un prestigioso núcleo de
investigadores que marque la diferencia y, a la vez, facilite que la
Universidad se vincule de manera dinámica con los diversos sectores de la
sociedad.
Orientación de esfuerzos institucionales
Para
fortalecer la naturaleza esencialmente académica de la Universidad, conforme a
sus estrategias de desarrollo institucional, los esfuerzos institucionales se
orientarán, a corto y mediano plazo, hacia las áreas de las ciencias sociales y
las humanidades, destacando su calidad académica y su impacto cultural y
social. Vertiente que emana de aquellos problemas que aquejan a la sociedad
venezolana en el campo de la economía, la política, la gestión pública, la
cultura democrática, la educación, la comunicación social, el medioambiente, el
derecho, entre otros, cuya importancia se concibe en la perspectiva de
incorporar resultados de investigación en la vida pública.
El objetivo
de establecer estas prioridades tiene como sentido el fortalecimiento de la
identidad institucional de la Universidad, mediante Programas de Estudios
Avanzados encaminados tanto al estudio de dichos problemas para ofrecer
alternativas de solución, como a la formación de profesionales altamente
cualificados, capaces de contribuir con el desarrollo integral de la sociedad
venezolana y con la transformación del Estado. Por lo tanto, es necesario
conjugar esfuerzos de las distintas expresiones académicas para contar con una
concepción muy clara de los beneficios de la imbricación entre los estudios
avanzados y la investigación, y de éstos con otras funciones sustantivas de la
Universidad como la formación de Grado y la proyección hacia la sociedad. En el
primer caso, mediante la creación de Programas de Formación Avanzada con claro
sustento en programas y líneas de investigación; en el segundo,
fundamentalmente, a través de la formación avanzada de sus propios profesores
quienes, como ya se indicó en los lineamientos de los Programas de Grado,
realizarán su actividad docente con soporte básico en la investigación
formativa.
En cuanto a
los niveles, se dará prioridad al nivel de Maestría y al Doctorado, pues éstos
constituyen espacios privilegiados para el trabajo investigativo considerado
desde sus articulaciones con las nuevas perspectivas epistemológicas y teóricas
y de su realización como producto del análisis y comprensión de los procesos
desde la complejidad que los constituye. No obstante, tal prioridad no será
impedimento para ofrecer los niveles de ampliación y especialización,
vinculados a los programas de maestría y doctorado.
Orientación epistemológica y pedagógica
• De acuerdo
con los principios de complejidad e incertidumbre y con los criterios de la
función académico-formativa de la Universidad, los Programas de Formación
Avanzada que ésta diseñe y desarrolle, deberán sustentarse en la existencia de
programas y líneas de investigación articuladas a formas de inserción social,
como soporte de la acción formativa orientada a la generación de conocimientos
en cuanto proceso interdisciplinario y en perspectiva transdisciplinaria.
• La
pertinencia teórica de los Programas en sus niveles de Maestría y Doctorado,
estará dada por la investigación como producción de conocimientos orientada al
enriquecimiento de los respectivos campos teóricos, lo que supone la formación
de competencias epistemológicas para la realización de esta tarea. La
diferencia entre ambos niveles radicará en el mayor énfasis de dicha formación
a nivel de Doctorado, tanto como en los aportes inéditos a los que debe
conducir la investigación doctoral, entendidos éstos como aportes a la
generación de nuevos referentes de comprensión para los problemas abordados.
• La
formación que brindarán dichos programas también será de carácter integral en
el sentido que se ha expuesto, es decir, fortaleciendo en sus estudiantes las
capacidades intelectuales, las competencias cognoscitivas complejas, la
capacidad de relacionarse con la incertidumbre y la complejidad, y de
participar en el desarrollo integral del país como profesional altamente
cualificado, éticamente responsable y ciudadano comprometido con la consolidación
de nuestra democracia. Lo cual implica concebir la investigación que le servirá
de soporte como un proceso de acción organizada e institucionalizada, la cual
requiere del trabajo en equipo y de una visión, valores, objetivos e intereses
compartidos, a fin de dar respuesta a los problemas que demandan comprensión
compleja y acciones integradas para afrontarlos.
• En
consecuencia, la orientación de los Programas de Formación Avanzada, no serán
disciplinaria ni profesionalizante. Así, los mismos podrán tener resonancia
tanto nacional como internacional, por la forma de afrontar sus respectivos
ámbitos de conocimiento y acción.
Propósitos
En
consonancia con la justificación y las orientaciones formuladas, los Programas
de Formación Avanzada tendrán como propósitos:
• Arraigar
en la Universidad una cultura académica basada en la investigación y la
formación avanzada como factores indisolubles en el logro de una mejor calidad
y pertinencia institucional.
• Orientar
investigaciones que fortalezcan el desarrollo regional y nacional, en aspectos
asociados a los programas.
• Impulsar
la vinculación con los sectores sociales, productivos y públicos, destacando
los puntos de encuentro entre éstos, a través de proyectos de investigación con
riesgo y resultados compartidos.
• Fomentar
la formación de investigadores en campos de conocimiento que sean de
competencia de los Programas de Formación Avanzada.
• Propiciar
el desarrollo de proyectos de investigación y la consolidación de los estudios
avanzados, mediante acuerdos de integración con otras instituciones,
aprovechando las oportunidades y beneficios que ofrece el trabajo
interdisciplinario.
4. Programa de Educación para Todos
Este
Programa estará conformado por una diversidad de opciones que, de acuerdo con
las posibilidades institucionales, estarán abiertas a la comunidad en general,
y en particular a quienes aspiran acceder a ellos sin que provengan del sistema
educativo escolar, o que procediendo de él, tengan o no titulaciones, desean
actualizarse, capacitarse, o encontrar espacios de discusión en torno a temas
de su interés. Entre sus modalidades estarán comprendidas:
• Cursos de
capacitación.
•
Actividades de actualización.
• Grupos de
estudio.
• Ciclos de
conferencias.
• Seminarios
abiertos al público interesado.
Todas ellas
inspiradas en experiencias desarrolladas en Venezuela y en otros países en los
que se ofrecen cursos periódicos de formación continua para el público
interesado en cubrir necesidades educativas y expandir sus deseos de
conocimiento.
CAPÍTULO 7 El ámbito de la investigación Consideraciones preliminares
La Ley de
Universidades y las nuevas políticas para el desarrollo de la educación
superior en Venezuela, establecen que la investigación es una actividad
fundamental de la Universidad no reducida al trabajo de especialistas, sino
como una tarea de búsqueda y creación de saberes y conocimientos que atañe a
profesores y estudiantes. En las condiciones actuales, esto implica un continuo
análisis de la realidad local, nacional y mundial, con enfoques complejos y
trabajo interdisciplinario que permitan dilucidar las interrelaciones entre los
diversos factores de la vida social, económica, política, cultural y moral, así
como generar nuevos marcos de comprensión en lugar de reforzar los que hemos
aprendido. También implica el despliegue de esta actividad en un espacio de
libertad para dar respuesta a los desafíos sociales que le plantea el contexto
en el que se inserta. Las tareas de investigación han de facilitar que el
conocimiento se enriquezca con la reflexión, la práctica con la discusión
teórica y el análisis de la realidad con el compromiso de contribuir a una
sociedad mejor.
Presentamos
seguidamente aspectos relacionados con la razón de ser de la investigación en
la Universidad y algunas políticas y estrategias para el desarrollo de la
misma.
1. Elementos diagnósticos de la investigación en la universidad venezolana
Es
pertinente comenzar reconociendo que en nuestras universidades no sólo existe
investigación sino investigación de excelente calidad. Sin embargo, este hecho
no está exento de problemas que refieren a asuntos de cantidad y de calidad,
pero también a los enfoques y alcances asociados a las condiciones que
favorecen o desfavorecen la articulación de la investigación con las otras
funciones académicas de las universidades, con la demanda social de
conocimientos, y de los investigadores entre sí. Al respecto, una rápida mirada
acerca la realidad de la investigación en las universidades, revela ciertas
tendencias dominantes, las cuales pueden resumirse de la siguiente manera:
• El
carácter de la investigación universitaria como un hecho individual y aislado.
En efecto, la desarticulación es obvia en distintas expresiones: entre
investigadores e investigaciones, incluso inscritos en un mismo campo de
conocimientos; entre la investigación y la propia universidad, pues aquella se
realiza al margen de la función docente y de la conocida como función de
extensión; y entre la investigación y la demanda social de conocimientos. Dicho
carácter es reforzado por mecanismos de estímulos y premios académicos que se
otorgan en instituciones nacionales.
• Como
consecuencia de dicho carácter, cada investigación individual se convierte en
una actividad sin vínculos con esfuerzos asociados a algún programa de
naturaleza colectiva e institucional y, en el mejor de los casos, con vínculos
hacia grupos de la comunidad académica internacional, ajenos a la vida misma de
la universidad a la cual se pertenece.
• Algunos
intentos de articulación se expresan en la definición de ciertas líneas de
investigación. No obstante, sus modos de funcionamiento responden más a
agrupaciones temáticas que a definiciones programáticas que posibiliten la
complementariedad de esfuerzos individuales para la consecución de logros en
diversos niveles y secuencias temporales de la investigación, vista como un
proceso en el cual convergen distintos enfoques y estilos.
• Predomina
también la falta de articulación entre la investigación universitaria y los
currículos universitarios. Pese a las declaraciones no se incorpora la
actividad investigativa como parte integral y esencial del proceso formativo y,
de hecho, parece funcionar la idea de que el desarrollo de actividades
investigativas en este plano constituye un obstáculo para la titulación o
profesionalización. La consecuencia más negativa de ello es la severa
dificultad de crear una masa crítica de la que puedan emerger, más adelante,
investigadores de alto nivel. Por otra parte, la actividad investigativa en los
niveles de pregrado gira, predominantemente, en torno a los trabajos de grado
de los estudiantes, desarrollados de manera aislada por la ausencia de
mecanismos institucionales de articulación que permitan insertar los
incipientes esfuerzos de investigación en líneas y proyectos de investigación
institucional.
• Asociado
al punto anterior, puede advertirse un vacío de investigadores que conjuguen su
hacer de producción de conocimiento con las labores de docencia universitaria,
tanto como de docentes universitarios idóneos en campos específicos de
conocimiento que realicen de manera permanente actividades de investigación.
Tras este vacío subyace la dicotomía entre docencia e investigación.
•
Finalmente, se debe reconocer que los aspectos señalados expresan condiciones
institucionales que propenden a crearlos y a mantenerlos, no tanto por ausencia
de políticas, sino por razones de índole organizacional que marquen giros hacia
una cultura que permita el accionar investigativo con claros sentidos de
impacto hacia la sociedad y hacia la Universidad misma.
2. Razón de ser de la investigación en la UBV
La
investigación, parte esencial de la Universidad, responderá a cuatro
finalidades que definen su razón de ser: la formativa, la auto-reflexiva, la de
vinculación social y la prospectiva.
3. Finalidad formativa
En
consonancia con la tarea esencial de la Universidad contemporánea, la cual
consiste en la reestructuración de las maneras de pensar, el accionar
investigativo de la UBV vinculado a la función formativa, buscará forjar en los
profesores y los estudiantes un tipo de pensamiento, unas actitudes y unas
competencias que los hagan capaces de: (i) descubrir las dimensiones
epistemológicas, éticas y estéticas del conocimiento; (ii) superar las
dicotomías entre teoría y práctica, entre reflexión y conocimiento, entre
crítica y proposición; (iii) aportar nuevas opciones y formas de comprensión
para afrontar la incertidumbre propia de estos tiempos; (iv) crear más y
mejores soluciones a los problemas que plantea una realidad en permanente y
acelerados cambios. El desarrollo de prácticas investigativas sistemáticas y
permanentes, organizadas como proceso fundamental en la cultura de la
Universidad, es una condición necesaria para enfrentar la globalización del
mundo cuyo principal factor cultural y económico es el conocimiento, y cuyo
rasgo distintivo es la diversidad.
En virtud de
la investigación, la Universidad no formará profesionales capacitados para
manejar conocimientos y técnicas dadas, sino profesionales capaces de evaluar,
discernir y decidir entre diferentes opciones y ofrecer otras que resulten
apropiadas para responder a los retos ante los cuales se sitúa Venezuela, con
conciencia de las dificultades que tales retos comportan.
4. Finalidad auto-reflexiva
La
Universidad constituye por excelencia el espacio donde debe tener lugar la
permanente auto-reflexión con miras a los cambios permanentes de sus prácticas
institucionales y discursivas, porque sólo es una organización que forma y crea
saber, sino que hace suyo un proceso continuo de renovación que evita el
encierro en sí misma. En tal sentido, el quehacer investigativo de la
Universidad Bolivariana de Venezuela incorporará como una de sus líneas
directrices el estudio y debate de los cambios materiales, técnicos,
culturales, sociales, políticos y éticos, entre otros, lo mismo que las formas
como la Universidad se relaciona con y responde a ellos mediante el ejercicio
de sus funciones de formación, investigación, inserción social y cooperación
nacional e internacional. Se trata de mantener a la Universidad abierta
permanentemente a los cambios, no para ajustarse acríticamente a ellos, sino
para mantener los vínculos dialécticos entre transmisión y transformación de
valores; entre respuesta y actitud crítica ante las demandas de los sectores
productivos, de la sociedad en general y del Estado; entre autonomía en sus
criterios de gestión y eficacia, entre sus funciones culturales, intelectuales
y críticas y su presencia en la sociedad; entre lo local y lo global…
5. Finalidad de vinculación social
El quehacer
investigativo de la Universidad se desarrollará atendiendo a dos líneas de
acción. La primera, orientada al proceso de generación de conocimiento para
contribuir al enriquecimiento de campos de saber y, en consecuencia, al
desarrollo científico, tecnológico y humanístico del país. La otra, orientada a
la creación de conocimientos que respondan a necesidades específicas de su
entorno, en cumplimiento de su compromiso con la búsqueda de soluciones para
mejorar las condiciones de vida de las comunidades y con el desarrollo integral
del país, para la creación de condiciones de existencia más dignas. En ambas
líneas, se incorporará el papel fundamental de contribuir al logro de cambios
en la comprensión de la vida pública, a través la difusión continua de los
avances y logros de dicho quehacer.
Asimismo,
atenderá, con sentido proyectivo a la formulación y el análisis de escenarios
deseables y viables sobre los cuales deberán operar sus actividades de
investigación, para hacerlas proactivas ante los contextos inciertos en los que
se inscribe.
6. Algunas políticas y estrategias para el desarrollo cualitativo,
eficiente y sostenido de la investigación
La
Universidad propenderá a realizar esfuerzos integrales, cooperativos y
planificados que atiendan a los siguientes aspectos:
• Políticas
de fomento y divulgación que formen parte integral de la política académica
general y atiendan a los principios básicos de la investigación inter y
transdisciplinaria, a la generación de conocimientos que contribuyan al
desarrollo científico, tecnológico y humanístico y a necesidades específicas de
su entorno y del desarrollo integral del país.
• Política
de cooperación interinstitucional, también como parte integral de la política
académica de la Universidad.
•
Establecimiento y ejecución de un conjunto de estrategias tendentes a
garantizar la viabilidad y sostenibilidad de las acciones investigativas
institucionales.
7. Acerca de las políticas de fomento
La adopción
de estas políticas se orientan bajo las siguientes estrategias:
• Adopción
de la investigación interdisciplinaria como práctica institucional, mediante la
conformación y apoyo a grupos de trabajo interdisciplinarios que realicen sus
investigaciones con base en programas y líneas de investigación.
• Difusión
continua de los avances y logros de la actividad investigativa de profesores y
estudiantes.
• Prioridad
de profesores a dedicación exclusiva, establecimiento de vínculos con
profesores de otras universidades y centros de investigación que se articulen
de manera regular a las actividades institucionales de investigación.
• Prioridad
de inversiones orientadas a crear condiciones favorables para el quehacer
investigativo: laboratorios, bibliotecas y hemerotecas; equipos de computación
conectados a bases de datos nacionales e internacionales y a grandes centros de
investigación; espacios de trabajo para investigadores, entre otros.
•
Participación en eventos de alcance nacional e internacional, así como la
publicación de la producción generada de líneas de investigación institucional,
en revistas especializadas de gran prestigio y de circulación nacional e
internacional.
• Creación
de un espacio en el sitio Internet de la Universidad, para la difusión de
avances y resultados de los procesos investigativos.
• Estímulo a
la participación de los profesores y estudiantes en grupos de discusión
presenciales o virtuales, en el país o en el exterior.
8. Acerca de la sostenibilidad académica
Se destacan
las siguientes estrategias:
• Definición
de campos de problematización hacia los cuales se orientará el quehacer
investigativo de la Universidad, considerando los programas de formación en sus
niveles de grado y avanzado.
•
Formulación de programas y líneas de investigación por unidades académicas que
den cabida a estudiantes de grado y de formación avanzada.
• Formación
continua de talento humano para formular, diseñar, gestionar y evaluar procesos
de investigación, bajo estándares de excelencia.
• Inserción
en los currículos de formación, de componentes de progresiva complejidad
asociados no sólo a la formación de capacidades para la investigación, sino de
conocimiento de punta en los respectivos campos de formación.
• Desarrollo
de una estructura académico-administrativa horizontal, habilitada para la toma
de decisiones oportuna y con capacidad de convocatoria.
• Creación
de un fondo editorial específico para las publicaciones derivadas de los
avances de investigación institucional.
• Apoyo
económico a proyectos no financiados.
• Creación
de un equipo de personal de apoyo para la recolección, análisis y circulación
de información especializada procedente de la Internet y de las publicaciones
periódicas, que se relacionen con las líneas de investigación adoptadas
institucionalmente.
• Creación
de un Centro de Investigaciones que posibilite los vínculos directos del
quehacer investigativo con la comunidad universitaria y el entorno social y que
impulse diversas formas de inserción en el escenario académico nacional e
internacional. Así como de los programas de formación avanzada en los niveles
de maestría y doctorado.
• Definición
de una estructura y organización académica de la investigación, capaz de
articular el quehacer investigativo con la formación y la presencia social de
la Universidad.
9. Acerca de la cooperación interinstitucional
Bajo el
entendido de que los vínculos de cooperación interins-titucional permiten
potenciar procesos, recursos y resultados de la investigación, la Universidad
define las siguientes estrategias:
•
Diversificación de los objetivos de investigación en los programas y líneas de
investigación institucionalmente adoptados: (i) investigaciones orientadas a la
generación de conocimientos científicos, tecnológicos y humanísticos en
aquéllas áreas en las cuales labore la Universidad; (ii) investigaciones
orientadas al estudio y solución de problemas sociales respecto de los cuales
no se han tenido respuestas integrales e integradas; (iii) investigaciones
encaminadas a desarrollar medios tecnológicos para la solución de problemas
locales, regionales o nacionales; (iv) investigaciones orientadas a la
definición, adopción y ejecución de políticas institucionales en el ámbito del
sector público y privado.
•
Establecimiento de alianzas interinstitucionales con universidades nacionales e
internacionales alrededor de líneas y proyectos de investigación
institucionalmente adoptados.
• Diseño y
ejecución de programas que hagan factible formas concretas de integración
académica con alcance nacional, regional latinoamericano y caribeño.
CAPÍTULO 8 Plan estratégico de desarrollo institucional EJE: DESARROLLO ACADÉMICO PROPÓSITOS
La fortaleza
interna y externa de la identidad institucional, la credibilidad y el liderazgo
social de la Universidad, estarán asociados estrechamente a la calidad y pertinencia
de sus procesos académicos para responder a los intereses y necesidades del
desarrollo integral del país en sus alcances nacional, regional y local. Por
esto se plantea el desarrollo académico con calidad y pertinencia como uno de
los principales ejes estratégicos de la Universidad, cuyos propósitos son:
• Impulsar
el desarrollo de la investigación vinculándola a los procesos de formación y de
la proyección social.
• Lograr que
el desarrollo académico de la Universidad responda con calidad a los retos que
plantean las dinámicas de cambio propias de Venezuela.
Política 1 Fomento a la investigación como eje del quehacer académico
Objetivo 1: Impulsar y sistematizar la carrera académica de
los profesores, sustentada en el desarrollo de la investigación institucional,
con base en programas y líneas de investigación
Estrategias
• Formación
continua de los profesores mediante cursos de formación avanzada, asistencia a
congresos y otros eventos de carácter académico, pasantías o cualquier otra
forma de movilidad académica.
• Fomento de
la articulación de los profesores con redes, programas y actividades de
investigación regional, nacional e internacional.
• Creación
del Centro de Investigación y Formación Avanzada, adecuado al perfil de la
Universidad
• Creación
de revistas y del centro de documentación.
•
Conformación de grupos interdisciplinarios de investigación.
•
Establecimiento de criterios para los programas de investigación de los grupos
con participación de los profesores.
Objetivo 2: Establecer la investigación articulada a la
docencia y a la inserción social como eje organizador de los programas
académicos
Estrategias
• Exigir a
los profesores la presentación y discusión de proyectos en de acuerdo con los
programas y líneas de investigación, que puedan articularse con el currículo
del programa de formación en el que ejercen sus actividades docentes.
•
Articulación de los trabajos de grado y de formación avanzada con las líneas de
investigación.
•
Participación de los estudiantes de los programas de formación avanzada en
actividades académicas afines a su proyecto de investigación.
• Estudio de
problemas sociales regionales y nacionales desde la práctica investigativa.
• Promoción
de la investigación vinculada con la solución de problemas estratégicos del
país.
•
Establecimiento de formas de cooperación que posibiliten la integración
nacional e internacional en torno a programas de investigación.
Objetivo 3: Impulsar el nivel de formación avanzada
Estrategias
•
Elaboración de propuestas para el ofrecimiento de diversos programas de
formación avanzada.
• Ejecución
de convenios nacionales e internacionales para oferta interinstitucional de
programas de formación avanzada
Política 2 Impulso y consolidación de la cooperación académica nacional e internacional
Objetivo 1: Impulsar y consolidar proyectos académicos de
alcance nacional e internacional, bajo formas de cooperación que involucren el
desarrollo tanto de alianzas interinstitucionales como de políticas de
integración académica.
Estrategias
• Inserción
institucional en redes de cooperación nacional e internacional.
•
Participación de los profesores en redes académicas de carácter nacional e
internacional, para la ejecución de proyectos de investigación que contribuyan
al desarrollo institucional y nacional.
• Promoción
del conocimiento y análisis de la realidad nacional e internacional, mediante
la realización constante de eventos que involucren acuerdos
interinstitucionales.
• Concreción
de programas de intercambio académico para estudiantes y profesores.
• Diseño y
ejecución de programas interinstitucionales de formación e investigación, con
alcance nacional, regional latinoamericano y caribeño.
• Creación
de programas de cooperación que permitan el dominio del bilingüismo de
profesores y estudiantes, con especial énfasis en portugués e inglés.
• Creación
de una unidad de cooperación nacional e internacional que sirva de soporte a la
promoción y ejecución de convenios de cooperación académica nacional e
internacional.
•
Capacitación de personal docente y administrativo en gestión de la cooperación
académica nacional e internacional.
Política 3 Concordancia entre el modelo curricular y el proyecto educativo de la
Universidad: Creación y consolidación de opciones curriculares que den
respuestas acordes a los desarrollos epistemológicos, sociales, científicos,
tecnológicos y humanísticos del momento
Objetivo 1: Organizar y desarrollar los currículos de acuerdo
con el proyecto educativo institucional y los enfoques abiertos e integra-dores
del conocimiento.
Estrategias
•
Organización de comisiones integradas por expertos y profesores para el diseño
de los currículos de acuerdo con los principios adoptados por la Universidad,
los desarrollos propios de las áreas de conocimiento que se articulan en los
programas de grado y su relación con el contexto.
• Hincapié
en la formación integral que incluye en la enseñanza ciudadana y en una
adecuada capacitación profesional.
•
Flexibilización real del currículo.
• Adopción
de nuevas prácticas pedagógica y diversificación de las experiencias de
formación.
• Estudio y
adopción de un plan de créditos académicos que responda al principio de
flexibilidad curricular.
•
Optimización de redes de servicios de biblioteca, informática y centro de
documentación.
• Implantación
progresiva de los programas de formación de grado y avanzada.
• Diseño e
implantación de un sistema de evaluación constante del currículo, con
participación de profesores y estudiantes.
Política 4 Calidad de los procesos pedagógicos institucionales
Objetivo 1: Promover procesos de enseñanza y aprendizaje en
pro de la formación integral de los estudiantes.
Estrategias
•
Calificación pedagógica del profesorado, mediante actividades de formación,
tales como seminarios, conformación de grupos interdisciplinarios para la
discusión y reflexión pedagógica.
•
Establecimiento de convenios interinstitucionales de carácter nacional e
internacional, con énfasis en la formación pedagógica de los profesores.
•
Seguimiento y evaluación del desempeño pedagógico de los profesores.
• Adopción
de nuevas tecnologías y metodologías de enseñanza-aprendizaje
Objetivo 2: Fortalecer el componente investigativo de los
programas de formación y ubicarlo como eje del quehacer formativo de la
Universidad.
Estrategias
•
Conformación de grupos interdisciplinarios para el desarrollo de experiencias
de formación sustentadas en la investigación.
• Diseño de
estrategias curriculares que favorezcan la investigación formativa en los
programas de formación, así como sus vínculos con las demandas sociales.
• Promoción
y consolidación de la investigación orientada al enriquecimiento de los campos
de conocimiento, como eje organizador de los programas de formación avanzada.
• Creación
de programas de intercambio académico de profesores y estudiantes nacional e
internacionalmente.
Objetivo 3: Promover la formación avanzada de los profesores
como requerimiento para la calidad de los procesos académicos.
Estrategias
•
Identificación de las necesidades institucionales relacionadas con la formación
en grado de magíster y de doctorado.
• Diseño del
proyecto institucional para la formación de profesores a nivel avanzado.
•
Orientación de los recursos económicos de acuerdo con el proyecto definido.
Objetivo 4: Estimular la calidad reconocida en el desempeño
pedagógico de los profesores y en el desempeño de los estudiantes.
Estrategias
• Revisión
de las experiencias existentes sobre estímulos a la calidad del desempeño
pedagógico de los profesores
•
Elaboración de propuestas para el reconocimiento y estímulo a la calidad del
desempeño pedagógico de los profesores y del desempeño estudiantil.
Política 5 Evaluación de la calidad institucional
Objetivo: Establecer un programa de evaluación continua que
incluya todos los procesos de la institución.
Estrategias
• Creación
de una instancia académico- administrativa que dé soporte a la evaluación
institucional.
• Diseño del
programa de evaluación institucional constante.
• Validación
y aplicación del programa de evaluación constante.
• Toma de
decisiones sustentadas en resultados de la evaluación.
Eje: Pertinencia Social de la Universidad
La
Universidad Bolivariana de Venezuela generará espacios de articulación con sus
entornos sociales, culturales, económicos y políticos, mediante diversas formas
de participación. La participación universitaria en los contextos sociales se
fundamentará en su capacidad para comprenderlos y convertirse en interlocutora
válida en diversos escenarios y para dar respuestas a los problemas a través de
sus actividades de investigación y de formación.
Propósitos
El propósito
de este eje es contribuir al desarrollo integral del país, a través de la
investigación, la formación y la inserción social.
Política 1 Presencia y reconocimiento social de la Universidad
Objetivo 1: Consolidar la identidad e imagen institucional
mediante la presencia en diversos espacios y la calidad de sus realizaciones.
Estrategias
• Apertura y
presencia institucional en los espacios de interlocución de los sectores
económico, político, social, cultural y educativo.
• Apertura y
presencia institucional en las comunidades del entorno.
•
Divulgación adecuada y oportuna de las realizaciones institucionales.
• Diseño y
desarrollo de estrategias de comunicación masiva.
• Creación
de una unidad de comunicación que responda a las necesidades internas y de
proyección social de la Universidad.
•
Fortalecimiento de su producción editorial.
Objetivo 2: Propiciar y fortalecer el compromiso social de la
Universidad con instituciones y diversas organizaciones de carácter regional,
nacional e internacional.
Estrategias
•
Establecimiento de alianzas estratégicas a través de convenios de cooperación
interinstitucional.
•
Realización de proyectos de investigación, de formación y de proyección social
en asociación con entidades de los diferentes sectores.
•
Realización de programas de formación continua abiertos a las demandas de
instituciones, organismos y de organizaciones comunitarias
•
Participación en redes interinstitucionales con objetivos sociales.
• Estudio de
necesidades de los sectores sociales.
Objetivo 3: Contribuir con el mejoramiento de la educación,
mediante la articulación con otros niveles y modalidades del sistema educativo
venezolano.
Estrategias
•
Participación en proyectos de investigación asociados con la realidad educativa
nacional.
•
Participación en redes con el sector público y privado para contribuir al logro
de una educación de calidad.
• Apoyos a
procesos para mejorar la calidad de la educación en los ámbitos regional y
nacional.
• Contribución
al mejoramiento de la educación básica y media, mediante acciones como el
ofrecimiento de opciones de calificación docente.
Política 2 Promover experiencias educativas que fortalezcan la convivencia
democrática
Objetivo 1: Contribuir con la construcción y fortalecimiento
de espacios cotidianos, internos y externos, de convivencia democrática.
Estrategias
• Apertura
de espacios de reflexión sobre los enfoques de convivencia social y
democrática.
•
Conformación de grupos de estudio sobre cultura democrática.
•
Ofrecimiento de actividades de formación abiertas a las comunidades que
permitan reconocer situaciones de conflicto y soluciones democráticas.
•
Institucionalización de la Cátedra Libre e Itinerante: Conflicto, violencia y
paz.
•
Vinculación institucional con organismos gubernamentales y no gubernamentales
cuyos objetivos se vinculen con la creación de espacios de convivencia
democrática; así como con organizaciones comunitarias para definir acciones
conjuntas asociadas a dicho objetivo.
• Institucionalización
del eje de formación para el ejercicio de ciudadanía en perspectiva
ético-política.
Política 3 Incidencia en las dinámicas de cambio social
Objetivo 1: Fortalecer las formas de inserción social como
función clave del quehacer académico pertinente al desarrollo integral del
país.
Estrategias
•
Conocimiento y análisis de los planes de desarrollo nacional y regional.
•
Identificación de sectores estratégicos para definir vías de la participación
institucional.
• Evaluación
de las necesidades del contexto en materia de desarrollo social.
•
Elaboración y ejecución de vías de inserción social mediante el desarrollo de
los programas de formación e investigación.
•
Vinculación con desarrollo regional y local través de proyectos académicos que
se consideren prioritarios.
• Creación
de una instancia administrativa funcional que coordine y consolide la
articulación de acciones para el desarrollo institucional de la función de
inserción social, así como para realizar el seguimiento y evaluación de los
respectivos proyectos.
Objetivo 2: Crear y consolidar un programa de vinculación con
los egresados.
Estrategias
•
Establecimiento de programas académicos para la formación continua de los
egresados.
• Estímulo a
la conformación de la asociación de egresados.
• Apertura
de espacios de participación institucional de los egresados
•
Fortalecimiento de canales de comunicación con los egresados.
• Creación
de sistemas de información y de seguimiento a egresados, para conocer sus
aportes a los diferentes sectores de la sociedad venezolana.
Política 4 Equidad en el acceso y en la obtención de logros de formación
Objetivo 1: Ampliar la oferta educativa para lograr una mayor
cobertura, mediante mecanismos que promuevan la equidad social.
Estrategias
•
Institucionalización de programas de formación, conforme al principio de
educación para la vida.
• Creación
de sedes regionales, estimulando la pertinencia de programas académicos de
formación e investigación.
• Creación
de centros de excelencia virtual y multimedia
• Desarrollo
de nuevas estrategias pedagógicas.
• Ampliación
de la oferta en diferentes modalidades de enseñanza.
Objetivo 2: Crear y fortalecer un sistema de admisión que
responda al principio de equidad social.
Estrategias
• Difusión
del proceso nacional de admisión y de los mecanismos utilizados para la
determinación de los puntajes.
• Diseño y
ejecución de pautas que diversifiquen las formas de acceso a la Universidad.
• Diseño y
ejecución de programas de orientación profesional, desarrollo de capacidades de
razonamiento matemático, de comprensión lectora y de nivelación de
conocimientos básicos, dirigidos a estudiantes de media en instituciones
públicas, para contribuir a la generación de igualdad de condiciones y
facilitar su tránsito a la Universidad.
•
Identificación de las necesidades académicas, sociales y culturales de los
estudiantes de educación media y superior.
Objetivo 3: Generar igualdad de condiciones institucionales
para favorecer el mejoramiento continuo del desempeño estudiantil.
Estrategias
• Asunción
del desempeño estudiantil como una responsabilidad institucional.
• Adopción
del enfoque integral del desempeño estudiantil
•
Integración de acciones institucionales en pro de favorecer un adecuado
desempeño académico de los estudiantes.
•
Sensibilización de los profesores y del personal administrativo en relación con
su responsabilidad en la creación de situaciones favorables o desfavorables al
desempeño estudiantil.
•
Institucionalización de un programa que promueva sentidos de pertenencia a la
Universidad y el desarrollo de competencias básicas de los estudiantes
admitidos, acorde con los campos de formación profesional e integral.
• Atención a
situaciones que convergen en fenómenos críticos de desempeño estudiantil
-repitencia, cambios de carrera, abandono de los estudios, culminación de
créditos sin trabajo de grado-, para disminuir las posibilidades de su
ocurrencia.
• Creación
del sistema de evaluación del desempeño estudiantil que considere aspectos
individuales e institucionales.
• Creación
de una unidad coordinadora de instancias, programas y acciones que confluyan en
la creación de situaciones favorables al desempeño estudiantil.
Eje: Cultura organizacional generadora decultura democrática
La
Universidad Bolivariana de Venezuela se constituirá como una organización
educativa cuya cultura organizacional se sustentará en los principios de
solidaridad, respeto a la dignidad humana, igualdad, responsabilidad y respeto
a las diferencias. Por consiguiente, promoverá en su vida institucional
cotidiana, la creación de espacios de reflexión que posibiliten la construcción
de significados, en torno a las formas de vinculación individual y colectiva y
la creación permanente de una cultura de convivencia democrática.
Propósito
Favorecer la
realización individual y colectiva de la comunidad universitaria a través de
políticas orientadas al mantenimiento de un clima de ejercicio de solidaridad,
de respeto a la dignidad humana, de igualdad, de responsabilidad y respeto a
las diferencias
Política 1 Construcción de una comunidad universitaria democrática
Objetivo 1: Fomentar la construcción de la comunidad
universitaria como institución democrática que da privilegio a la ética de lo
colectivo para la realización personal y de la libertad.
Estrategias
• Desarrollo
de experiencias formativas para todos los integrantes de la comunidad
universitaria, orientadas a la creación de sentidos éticos de su acción
individual y colectiva.
• Apertura
de espacios de participación individual y colectiva que propicien el ejercicio
libre y público de la opinión.
•
Realización de proyectos con la participación de los distintos integrantes de
la vida universitaria.
•
Realización de encuentros universitarios centrados en la revitalización de
valores éticos para el ejercicio ciudadano y la convivencia democrática.
Objetivo 2: Promover el ejercicio de la democracia como elemento
fundamental de la gestión universitaria sustentada en la ética de lo público.
Estrategias
• Estímulo a
la creación de diversos espacios de participación ciudadana.
•
Preservación de los derechos colectivos.
•
Elaboración y desarrollo de proyectos educativos que se orienten al cultivo y a
la práctica de los valores democráticos de reconocimiento del otro y del
pluralismo.
• Análisis
constante de la gestión universitaria desde la perspectiva del ejercicio
democrático y con sentidos de formación democrática.
Política 2 Proyección cultural de la Universidad
Objetivo 1: Hacer de la Universidad un espacio abierto a lo
cultural como dimensión constitutiva de nuestras maneras de pensar, decir,
hacer, valorar y sentir.
Estrategias
• Fomento y
apoyo de experiencias que permitan a la comunidad universitaria apreciar la
pluralidad cultural como valor y condición, asociada a la construcción de
formas de vida democráticas.
• Hacer de
la Universidad un espacio abierto a la recepción de plurales expresiones de las
prácticas culturales.
• Búsqueda
de diálogo entre el privilegiado espacio del saber universitario y las culturas
populares.
•
Forjamiento de orgullo ante nuestra condición de sociedad cruzada por el
mestizaje cultural y de nuestra configuración como sociedad multicultural.
•
Incorporación a la vida universitaria de indígenas, campesinos, obreros, entre
otros, reconociendo y respetando sus maneras de pensar, decir, hacer, valorar,
creer y sentir.
Objetivo
2: Propiciar experiencias de integración cultural
dentro del contexto nacional e internacional, con especial acento en
Latinoamérica y el Caribe
Estrategias
• Recepción
de los saberes populares y sus múltiples manifestaciones culturales en los
espacios universitarios.
• Eventos y
presentaciones constantes que propicien un diálogo con los saberes populares.
•
Establecimiento de programas de cooperación nacional e internacional para
estadías de profesores y estudiantes, con explícitos objetivos de
reconocimiento cultural.
Objetivo 3: Consolidar a la Universidad como espacio de
reflexión y creación de conocimientos relativos a las prácticas culturales.
Estrategias
•
Elaboración y ejecución de proyectos de investigación asociados a teorías,
procesos y prácticas e imaginarios culturales.
•
Incorporación de la dimensión cultural como componente de la formación
integral.
• Debates
permanentes relacionados con la articulación entre política, cultura,
comunicación y educación.
Objetivo 4: Consolidar la proyección cultural universitaria.
Estrategias
• Apoyo y
difusión a creadores en diversos campos del arte.
•
Investigaciones, recopilaciones y rescate de la memoria popular.
•
Publicaciones de resultados de la investigación universitaria referida a
aspectos culturales.
• Apoyo a la
conformación de sistemas regionales y nacionales que impulsen la integración de
la cultura, la comunicación y la educación, en pro de la profundización de las
formas de vida democrática.
•
Expresiones de cooperación nacional e internacional basadas en proyectos de
investigación, formación y proyección cultural.
Eje: Revitalización del pensamiento integracionista latinoamericano
La
Universidad Bolivariana de Venezuela se constituirá en un espacio desde el cual
generará y difundirá conocimientos en torno al pensamiento integracionista
latinoamericano, considerado en perspectiva histórica y en su significación y
valor cultural y político actual.
Propósito
Lograr que
el pensamiento integracionista latinoamericano se constituya en un campo
significativo de indagación y formación, en torno al cual generar formas
concretas de cooperación nacional e internacional.
Política 1 Desarrollo y difusión de investigaciones sobre el pensamiento
integracionista latinoamericano
Objetivo 1: Fomentar la investigación del pensamiento
integracionista latinoamericano como línea institucional y objetivo de
cooperación interinstitucional, tanto nacional como internacional.
Estrategias
•
Conformación de grupos de investigación en torno al pensamiento integracionista
latinoamericano.
• Apoyo a la
investigación vinculada a procesos y aspectos referidos a el pensamiento
integracionista latinoamericano.
•
Realización de investigaciones sobre el pensamiento integracionista
latinoamericano, con participación de estudiantes.
•
Realización de eventos nacionales e internacionales centrados en las enseñanzas
del pensamiento integracionista latinoamericano para afrontar las condiciones
históricas del presente.
•
Realización de actividades de formación abiertas a la comunidad universitaria y
en general, vinculadas a temas relacionados con el pensamiento integracionista
latinoamericano.
• Publicar y
difundir resultados de las investigaciones sobre el pensamiento integracionista
latinoamericano.
Vivimos en
un momento en el que cada vez más entendemos
que el
estudio de cualquier aspecto de la experiencia humana
ha de ser,
por necesidad, multifacético. En que vemos que
la mente
humana, si bien no existe sin cerebro, tampoco existe
sin
tradiciones familiares, sociales, genéticas, étnicas,
raciales;
que sólo hay mentes encarnadas en cuerpos y
culturas, y
que el mundo físico es siempre el mundo entendido
por seres
biológicos y culturales. [...] El mundo se moverá
en una
dirección ética, sólo si queremos ir en esa dirección.
Es nuestra
responsabilidad y nuestro destino el que está en juego .El pensamiento complejo
es una aventura, pero también un desafío.
Edgar Morin
La
Universidad Bolivariana de Venezuela será una universidad abierta, no sólo al
pensamiento universal y a la sociedad, sino también al cambio de nuestros
esquemas mentales tradicionales, para dar paso a la imaginación creadora, para
comprender el país comprendiendo su historia y su interacción en el mundo, para
ejercer a cabalidad y con libertad la democracia participativa y para la
construcción permanente de una comunidad universitaria comprometida con sus
finalidades académicas y sociales.
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